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Dos meses y tres semanas más tarde, me encontraba parada con un traje de SnowBoard, debido a que la locura de los profesores había ido muy lejos.

¡¿A quien demonios se les ocurre traernos aquí?!

Claramente está, que a ellos, Jhoana y Jason habían aceptado sin rechistar al ver que nuestros guías iban a ser Los Señores Benedict.

— ¡Necesito a un grupo de estudiantes al frente! — pide el Sr. Benedict.

Me negaba rotundamente a pasar allí.

— ¡Vamos! — Tina toma mi brazo fuertemente queriendo llevarme a mi punto de muerte.

— No. — dije asustada y cohibida.

— Necesito a alguien pequeño para que vaya en el centro. — dice otra vez el señor Benedict.

— Mira, bebé Grace, perfecto para ti. — Luke, compañero que se nos había unido no hace más de un mes, me golpeó suavemente el hombro.

Tina rió.

— No quiero morir, me niego a hacerlo. — me crucé de brazos.

Nunca había sentido tanto miedo, ni siquiera cuando intentaron secuestrarme por el trabajo de mi padre.

Unos gritos captaron nuestra atención, al ver cinco chicos bajar la empinada montalla con agilidez, dando saltos, piruetas y hacer mortales como si fuera lo más fácil de la vida.

Mi respiración se para por un momento.

Pero lo más increíble fue al ver como, había cruzado la meta uno de ellos, lo gritos, risas y empujones se habían hecho presentes.

Nathan había cruzado la meta, y al parecer sus hermanos no estaban de acuerdo con ello debido a la palabra que se repetía – injusto – y las quejas.

Uno de ellos el más alto, que suponía era el mayor empujó a uno de ellos, riéndose, y Nathan riendo de sus hermanos fue atacado por unas bolas de nieve, formándose una guerra amistosa entre ellos.

Era lindo ver su sonrisa, sentir ese hilo atrayente hacia a él, de una manera rara. Cinco hermanos que se llevaban bien.

— Disculpen a mis hijos. — pide el Sr. Benedict.

— ¡Es injusto! — grita uno de los más Altos.

— ¡He ganado, vivan con ello toda su vida! — él susodicho se burla de sus hermanos.

— ¡Mark tú irás adelante! — su padre capta la atención de uno de los menores, que al parecer ese era su nombre.

— ¡Yo iré con los de la mitad! — dice Nathaniel.

— ¿Ese no es trabajo de Kyle?

— Todos sabemos que él no hará bien eso. — dice otro de los hermanos.

— ¡Oye! — se queja el chico — ¡Soy mayor que tú, ten un poco de respeto!

La risa varonil de los cinco capta la atención de la mayoría de las chicas con sus hormonas a mil y vaya que estaban buenos, Tina tenía razón.

— ¿Les pasó un balde?

Giramos a ver a Luke confundidas.

— ¿Ah?

— Se les cae la baba por ellos. — Tina se ríe.

— Es que están más buenos de lo que creí. — muerde su labio inferior.

Yo no digo nada, simplemente guardo mis palabras.
Pero ella estaba en toda la razón.

— ¿Cómo se llaman todos? — pregunte, ya que al parecer todos sabían quien era quien.

Hija De NarcotraficantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora