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— ¡Padre! — entre a casa rápidamente, necesitaba verle, él en estos momentos sería el único que me aclararía la duda de lo que estaba pasando.

Deje mis libros tirados – un poco – en la sala, no tenía cabeza para dejarlos en orden.

Llegué a la oficina donde el mantenía gran parte de su tiempo, abrí sin tocar y me arrepiento por haber hecho esta falta de respeto.

Los señores Benedict se giran y mis padres igual.

Reí nerviosa. — Lo siento, es que necesitaba hablar con mi padre. — antes no estaba tartamudeando.

— Hola Grace. — saluda la Sra. Benedict y le sonreí.

— Hola...

— ¿Es muy urgente hija? — pregunta mi padre — Si quieres le digo a tu madre que me cuente lo que era.

Negué, no. Mi madre no le diría por qué a ella no le gusta que yo le pregunté sobre estos temas. Es más, por esa razón quieren salir de todo este rollo.

— No. Déjalo así, hablaremos cuando te desocupes. — dije — Hasta luego. — cerré la puerta tras de mí.

Me recargue en ella por un momento.

— Señorita la merienda está servida. — me avisa Scott sacándome de mis pensamientos.

— Gracias. — susurré para dirigirme al comedor.












***













Pasé los días siguientes agonizando sobre mi decisión. Parte de mí estabamuy emocionada de haber sido invitada a una cita por Nathan. Había sidomanipulada para acceder, eso era cierto, pero no sería humana si no mesintiera halagada.

Como me había dicho Tina una vez, a cualquier mujer que tuviera pulso le gustaría ser invitada a salir por un Benedict.

Aún así, no quería contárselo ni a mis mejores amigas, principalmente porque no me atrevía a pensar que fuera cierto. Tenía la loca idea de que si lo decía en voz alta pudiera desaparecer como el carruaje de cenicienta al dar la medianoche.

Irónico ¿Cierto?

También estaba preocupada de lo que Luke diría.

Algo del estilo de "¿Acaso ya has perdido la cabeza?"

Temía que si hablaba con ellos, me diría de que él me estaba manipulando, que me enamoraría y dejaría en el clásico patrón de chico malo.

Quería creer en el nuevo Nathan: Que me había equivocado con él, que podía ser gentil, que teníamos cosas en común y podíamos hallar más si le daba tiempo.

Tiempo al tiempo.

Pero había tanto para tener en cuenta, lo de los Savants – sería eso cierto – la cosa esa del Soulfinder con la que estaba obsesionado.

Mi más profundo temor era que él simplemente estuviera fingiendo que le gusto porque me necesitara en alguna forma que todavía no podía descifrar.

Mamá notó mi distracción pero no acertó en la causa, del porqué.

— Grace — la mire — ¿Me estás escuchando?

Hija De NarcotraficantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora