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Soundtrack: Shop suey

Ingresé a la Secundaria Wrickenridge a las ocho treinta, flanqueada por Mark y Nathan. Se sentía extraño: sólo había estado lejos por unas semanas pero podrían haber sido meses. Como lo anticipé, atraje miradas culpables de intriga. No necesitaba leer sus mentes para saber qué es lo que estaban pensando: Allí está – la chica que fue secuestrada. Pirada, escuchamos. Se volvió loc–.

— Eso no es cierto, Grace —  murmuró Nathan — Nadie piensa que estés demente. Ellos entienden.

Entramos a la oficina para regristrar mi reincorporación. El sr. Joe prácticamente saltó de su escritorio para darme un abrazo.

— ¡Pequeña Grace, estás de regreso! Todos hemos estado tan preocupados. —  se limpió una lágrima del ojo y moqueó, en parte sincero, y en parte disfrutando del drama. — ¿Estás segura de que estás lista?

— Sí Sr. Joe.

Miró inquisitivamente a los Benedict.

— ¿Ustedes se asegurarán de que ella esté bien?

— Sí, señor. —  le prometí.

— Háganlo. — El sr. Joe me entregó una tarjeta para llevar a mi antiguo salón — Ahora continúen. No querrás llegar tarde en tu primer día de regreso.

Y así resultó ser el día: todo el mundo haciendo lo imposible para ayudarme a reestablecerme. Incluso Sheena y su séquito fueron amables conmigo como si fuera una esfera de cristal, la cual pudiera romperse si llegaran a decir algo cruel. Extrañamente me hizo exhar de menos sus estúpidos comentarios. Me había retrasado en todas las materias pero en lugar de presentarse esto como un problema, los prefesores organizaron un combo para “ponerme al día” y los
estudiantes me ofrecieron usar sus apuntes. Tina ya había fotocopiado los suyos.

Caí en la cuenta de que en algún momento del trayecto había sido aceptada ya como parte de la escuela y ellos estaban cuidando de mí como a uno de los suyos.

En el almuerzo, fui junto con Nathan a salón de música. No esperaba hacer nada más que observar pero el sr. Keneally no estaba dispuesto a ello. Me puso de regreso en el piano.

— ¡Pero el concierto es la próxima semana! — protesté.

— Tiene razón, tiempo de sobra para aprenderse la pieza que seleccioné para usted.

— ¿Espera que realice una puesta en escena sola?

Miré alrededor del salón con la esperanza de encontrar algo de apoyo de mis queridos compañeros pero incluso Nelson estaba sonriendo ante la táctica del sr. Keneally.

— ¿Estaba esperando no hacerlo? ¿Por qué aprender a tocar un instrumento si no desea ser oída? —  preguntó el profesor.

No creía que fuera a comprender el placer que me provocaba el tocar para mí misma, de modo que me callé al respecto. — No estoy segura de sentirme lista para esto.

— Tonterías. La mejor respuesta a un fuerte golpe como el que tuvo es luchar.

Supongo que compartía esa filosofía.

— Bien. Echaré un vistazo a la música.

El sr. Keneally se movió hacia los violines, diciendo por sobre su
hombro. — Será mejor que haga algo más que mirar. Su nombre ya está en el programa. Le dije a Luke que lo pusiera esta mañana, tan pronto escuché que usted, regresaría a la escuela.

Kyler estaba recostado contra su auto para el fin de la jornada, esperando a que saliéramos. Tenía algunas malas noticias aunque no del todo inesperadas para mí.

Hija De NarcotraficantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora