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Savant.

No hables ni digas nada, eres mala. Mala.

— ¿Una qué? — lo mire confundida.

Me detuvo bajo una farola. Ráfagas de aguanieve se deslizaban a través del pozo de luz, luego titiló en la oscuridad.

Subió el cuello de mi chaqueta, para abrigarme más.

—Debes de darte cuenta de cuán increíble es.—  sus ojos fijos en los míos, su color intrigante, inusual a los de alguien de apariencia increíble. Los etiquetaría como en el límite entre cafes y negros, ahora que los veía fijamente.

Aún así, no podía comprender la expresión que tenían en este momento.

— ¿Cuán increíble que es qué?

Se rió, el sonido retumbando en lo profundo de su pecho, esas pocas risas varoniles que volvían a una adolescente loca. — Ya veo... Me estás castigando por ser un imbécil. Pero tienes que entender que no sabía que eras tú.

Le aparté sus manos de mi cuello. — ¿De qué estás hablando?

—Tuve esta premonición, un par de noches antes de que nos encontráramos en este lugar.— explica —  ¿Tú también las tienes?

Esta conversación iba más allá de lo extraño. Negué con la cabeza.

— Tú estabas corriendo por la calle, en la oscuridad, un cuchillo, gritos y sangre. Tenía que advertirte, sólo en caso de que te sirviera de algo.— me aleje un paso hacia atrás.

—Bii-en. — tartamudeo.

Creí que yo tenía problemas pero él estaba realmente perturbado. Tenía que alejarme de él.

— Em... Nathan, gracias por preocuparte por mí pero será mejor que regrese ya. — eleve mis cejas.

— Seeh, como si eso fuera a suceder. Grace, eres mi soulfinder, mi compañera tú no puedes simplemente alejarte de mí.

Ahora sí tenía miedo.

¿Qué putas estaba pasando?

— ¿Que no puedo?

Vale y yo estaba mal, por saber que era eso y no alejarme.

— Debes de haberlo sentido también. Lo supe tan pronto me contestaste ese día en la montaña luego de la avalancha fue como, no sé como decir esto, como si toda la niebla se despejara. Podía verte de verdad. — deslizó su dedo por mi mejilla. Me estremecí — Sabes cuáles son las probabilidades de que nos encontráramos?

Si, definitivamente .

— Whoa... — estaba sin palabras —  Retrocede un poco ¿Soulfinder? ¿Qué carajos es eso?

— Si. —  sonrió y tiró más cerca de mí — No habrá una existencia a medias para nosotros. Me ha tomado un par de días superar la conmoción y he estado queriendo hablarte para que podamos darle la noticia a mis padres.

Él tenía que estar tratando de engañarme. Puse mis manos sobre su pecho y lo empujé hacia atrás.

Aclare  mi garganta. — Nathan, no tengo idea de lo que me estás hablando. Pero si esperas que...a que...no sé qué es lo que esperas, pero no va a suceder. Tú no me gustas, yo no te gusto. Supéralo. — le dije

Se mostró incrédulo y me miró raro.

— ¿Que lo supere? Los Savants esperan toda su vida para encontrar al indicado ¿Y tú piensas que puedo superarlo?

— ¿Y por qué no? ¡Ni siquiera sé lo que un Savant! — exclamé entrando en pánico.

Se golpeó con una mano en el pecho. — Yo soy uno. —Me apunto con el dedo. — Tú eres una. Tus dones, Grace. —  ellos te hacen una Savant. Debes de comprender eso al menos.

Hija De NarcotraficantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora