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Quería huir. Estas personas me estaban haciendo ver cosas otra vez. No podía. Apretujé esos sentimientos – los colores – y los encerré y metí bien lejos profundamente dentro mío en una caja, incapaz de abrirlos.

¿Qué estaba haciendo aquí y con Nathan Benedict de entre toda la gente? ¿A quién estaba engañando? No podía afrontar las relaciones,  no debería siquiera haberlo intentado.

— Perdona por eso. —  Nathan se acomodó el cuello algo incómodo —  ¿Vamos a tomar un poco de aire?

— Ella es como tú. — podía sentir los temblores comenzando —Me estaba leyendo, recibiendo demasiado como tú haces.

— Shh, ahora calla. — se acercó para escudarme del resto de los invitados. — No pienses en ello.

— ¿Qué soy? ¿Un libro abierto o algo así?

— No es eso. No es sólo contigo.

— Creo que me gustaría ir a casa ahora.

—Te llevaré de regreso.

— No, está bien. Conseguiré a Tina para que me lleve. —  en este momento no quería estar cerca de ninguno de los Benedict.

— No, no está bien. Si quieres irte, yo seré quien te lleve. Ahora eres mi responsabilidad, me preocupas.

Negué.

Tina debe de haber estado echándome un ojo toda la noche porque estuvo a mi lado al instante. — ¿Qué sucede Grace?

— Yo...no me siento bien.

Nathan se interpuso entre nosotras.

— Estaba a punto de llevarla a su casa.

— Yo puedo llevarla. —  dijo rápidamente Tina.

— No hay necesidad. Ella está conmigo. Yo la cuidaré.—  estaba enojado de que quisiera huir de él, se notaba.

— ¿Grace? —  preguntó Tina.

Me abracé con mis brazos alrededor de la cintura era más sencillo no discutir.

Sólo quería llegar a casa tan pronto como sea posible, incluso si eso significaba unos minutos en el auto con Nathan, solo quería ir a mi  casa y cerrarme  en mi mundo.

— Nathan me llevará. Iré a decirle a mis padres.

Me estaba sintiendo verdaderamente convulsionada y algún signo de ello debe de haber convencido a mis padres de que estaría mejor en casa. Jason evaluó fríamente a Nathan antes de acceder, no sin antes decir que  algunos guardaespaldas nos seguirían.

— Tú papá es bueno haciendo eso. —  dijo Nathan, encendiendo el jeep de su familia.

— ¿Qué cosa? — repentinamente me sentí cansada, agotada, sin fuerza alguna dejé que mi cabeza se recostara contra el vidrio de la ventanilla.

— En hacer esa cosa de "te romperé los huevos". Me estaba haciendo saber que si ponía un solo dedo sobre su pequeñita, ya estoy muerto.

Solté una pequeña risa. — Si, se pone algo sobreprotector. — bastante como...

Dejamos eso pendiente mientras Nathan conducía colina arriba. Un colgante de cristal se balanceaba en el espejo, capturando la luz mientras se desplazaba hipnóticamente de un lado a otro.

Era algo que utilizan los psicólogos, creo que era de la Sra. Benedict – Karla – Ya que ella es la psicóloga.

— Mi mamá, ella hace eso con la gente ¿Qué mas puedo decir? ¿Lo siento?

Hija De NarcotraficantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora