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Creo que nunca había durado más de una semana sin dormir, por qué era la verdad, las ojeras se formaban en mis ojos de color negro con pequeñas bolsitas que se hacían visibles, mi madre había gritado locamente cuando me vio en este aspecto el día después de que había venido Kyle a mi casa.

— Estoy bien. — gruñi molesta sentada en mi cama con poca paciencia.

Sinceramente mi madre estaba exagerando.

— No estás bien, mira esas ojeras tan feas que tienes en el rostro y con ese ojo aún morado peor. — niega preocupada — ¿Acaso te has mirado en un espejo?

La mire mal. — Vaya manera de subirme el ánimo. — suspire — No sé porque estoy así, no es podido dormir toda la semana e tenido pesadillas. — flexione mis piernas contra mi pecho, deje mi rostro oculto en ellas — Creo que estoy demasiado preocupada por lo que está pasando.

— No debes estarte preocupando por eso, para eso me tienes a mi y a tú padre, no debes tener en mente ninguno de los problemas, solo preocúpate por tus notas y nada más. — dice ella, Scott entra a mi habitación no sin antes pedir permiso de mi parte y la de mi madre.

— Señora Larusso, la necesitan en el despacho los señores Coleman.

— ¿Para que? — cuestiona ella.

— Vienen a cerrar el tratado de Italia.

Ruedo los ojos. — Vaya forma de ir saliendo de esto. — comenté sarcástica.

— Grace... Hacemos lo que podemos, no es tan fácil, no podemos pasar por encima de una que otra cosa, o si no, más adelante a quien buscarán será a ti. — ella se levanta de mi cama y camina hacia donde estaba Scott — Se me olvidaba decirte, en una semana vuelve Francisco.

— ¿De verdad? — sonreí ampliamente.

Asiente. — Si, así que, por lo menos arreglate un poco, no quiero que esté burlándose de ti todo el tiempo. — negué.

Mi madre no tenía remedio. — Ve y cierra esos negocios Jhoana. — me cruce de brazos.

Abre su boca indignada. — ¿Me dijiste por mi nombre de pila? — lleva una mano a su pecho — Estoy ofendida.

Me rió de su actitud inmadura, y me deje terminar de caer en la cama.

— Mamá, adiós. — apunte mi puerta

Escuché como se cerraba mientras ella se desahogaba con el pobre Scott.

¡Dios tengo sueño!

Cierro mis ojos trabajando de conciliar un poco el sueño, mañana tendría que ir a estudiar, no lo había hecho esta semana por los delirios de persecución que tenía mi padre.

***

Incapaz de ver a Nathan en mi tiempo libre, no veía la hora de poder ponerme al día con él en la escuela para averiguar qué es lo que iba a suceder con su familia.

Me sentí muy confundida cuando él no apareció en los días siguientes.

Me dejó preocupadísima y teniendo que enfrentar a todos con un inexplicable ojo morado solo un poco, pero lo suficiente para causar un alboroto.

Era totalmente vergonzoso, del tipo que te hace querer acurrucarte silenciosamente en un rincón.

¡Ok  tal vez exagere un poco!

— Wow. — abre la boca asombrado — ¿Empezaste boxeo? — exclamó Luke en voz alta al verme en el corredor de la escuela.

Hija De NarcotraficantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora