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Pov's Grace Larusso Monsetti

Cerré y abrí mis ojos varias veces. La misma pesadilla, los mismos recuerdos, los mismos escenarios se repetían continuamente.

Bajé del auto y me dirigí a mi destino, tal y como lo había practicado.
¿Acaso no habrá día en que ya no sueñe con esto?

Caminé entre la leve nieve que había en Inglés. Estaba cubierta por casi tres chaquetas, era demasiado mala para los climas fríos.

Mire la casa hecha ruinas frente a mi. Suspiré e hice como mis padres habían indicado.

"Silenciosamente, camina y ejecuta"

Aunque no estaban de acuerdo en que yo les ayudara con esto, aún así ellos respetaban mi decisión.

La canastas que llevaba cubierta por una leve manta color blanco y rayas verdes traía en si una de las pocas posibilidades de acabar con esto.

"Sea como sea, sé que saldremos de esto"

Jason – mi padre – ha una sido muy claro conmigo, no estábamos para desperdicios, estábamos para acabar con esto.

Hace poco hubo una emboscada en nuestra casa – ahora destruida – las llamas habían acabado con cada una de las cosas, que en los once años que llevaba con ellos estaban ahí creando un perfecto cuadro de recuerdos.

El color amarillo, naranja y rojo del fuego incendio mi interior en un pánico, había estado en situaciones peores que esa, pero nunca tan al borde de la muerte como eso.

Deje la caja en la parte trasera de esa casa, quite la manta, conecte los cables necesarios y caminé rápidamente alejándome de ese lugar unos cuantos metros.

Un grupo de personas llegaron con las típicas camionetas blindadas, las cuales Ya eran familiares para mí, pero no de mi costumbre.

Deje que entraran todos y los demás hombres robustos se quedarán vigilando.

" Suspira, cierra los ojos, pulza el botón"

Entrenamiento básico, mamá en ese momento negó, no estaba de acuerdo en los más mínimo que yo empezara esto.

Suspire, cerré mis ojos y pulse el botón rojo.

Un solo estallido, y un ensordecedor ruido en mis tímpanos a pesar de mi distancia y restos del lugar alrededor.

— Estás bien? — Scott, mayordomo y hombre de confianza de mi padre, llega repentinamente minutos más tarde a mi escondite.

— Si.

Él ayuda a que me ponga de pie, me encaminé junto a él a la parte de la carretera, las llamas se hicieron presentes en el bosque quemando cientos de árboles al rededor del estallidos.

— Salió mejor de lo que esperaba. — comenta Francisco, chico el cual me entrenaba cuando estaba disponible.

— Creí que no iban a morir. — musite.

— Para alguien como tú, me sorprende cada vez. — se ríe.

Negué mientras guardaba para mí miles de insultos hacia el.

— Creí que ese hombre no iba caer en tus encantos. — dice después de varios minutos en silencio.

Reí. — Créeme nadie se resistiría a mi. — no sabía de donde salió tanta confianza, así que un leve sonrojo se hizo presente — Pero por un momento creí que iba a besarme.

Un recuerdo de la noche a anterior llegó a mi, tuve que actuar como una zorra frente al señor que nos vendió la información del paradero de los que habian atentado contra nosotros.

Hija De NarcotraficantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora