Disculpen la demora pero debía editar el capítulo lleno de fallas ortográficas.
***
Soundtrack: Let me down slowlyLo siguiente que recuerdo es estar saliendo del elevador del salón del hotel. Un pianista estaba sentado frente a su instrumento entonando una canción sobre gente necesitando gente. Pero yo no necesitaba a nadie.
Quería dispararles, ¿no?
Caminé a paso firme hacia el casino, con el arma metida a mi espalda, bajo mi remera.
— ¡Hey, es la dama de la Suerte!
George Mitchell Tercero se abalanzó sobre mí.
— ¿Qué haces todavía aquí, George? — le pregunté.
¿Se suponía que también debía matarlo? Sentí una gota de sudor correr por mi cara.
La limpié.
— Sólo me estaba despidiendo de las mesas. Te juré que no regresaría y soy un hombre de palabra.
— Eso es bueno, George. Será mejor que te vayas.
— Sí, ya me estoy ensillando y preparando para salir.— me hizo un saludo con su sombrero, entonces notó mi cara —No luces muy bien, cariño.
— Me siento algo extraña.
— Ve a recostarte. Quítate el peso de encima. ¿Quieres que busque a alguien por ti?
Me froté la frente. Quería a alguien. A Nathan. Él estaba cerca.
— ¿A tus padres?
Artistas. Arte. No sabía que comprendías el arte. Viejos Maestros. Capas. Eran importantes pero no podía recordar por qué. Las imágenes se movían en mi cabeza como si el viento desplazara las hojas en una de mis novelas gráficas, abriendo páginas al azar.
— Estoy bien. Iré a mi habitación en un momento.
— Haz eso cariño. Fue un placer conocerte.
— Y a ti, George.
Se dio la vuelta, alejándose a paso relajado.
Dispárale.
¡No!
Saca el arma y dispárale.
Mi mano se deslizó alrededor del arma en mi cintura, los dedos rodeando la culata, llevándola más cerca. Entonces alguien gritó – María Kelly corrió hacia el guardia de seguridad y me apuntó.
— ¡Ella tiene un arma! — gritó.
Miré hacia mi mano. Tenía una. Se suponía que corriera y la disparara al azar.
Hazlo.
Viejos Maestros. Falsos recuerdos. Rasgar más profundo. El guardia de seguridad tocó la alarma. Me quedé indecisa en medio del casino mientras los jugadores de zambullían en busca de cubierta. Una máquina tragamoneda emitía el pago por un juego ganado a un asiento vacío.
— ¡Cielos, cariño, no querrás disparar esa cosa! — gritó George desde un seguro lugar al otro lado de una mesa de pinball.
Mi cerebro me gritaba que actuara. No pude contenerme – elevé la punta hacia el techo y apreté el gatillo. El retroceso fue impresionante, sacudiendo mi muñeca. Una araña se rompió.
¿Cómo pude haber hecho eso? Estaba atrapada en
una pesadilla en la que mi cuerpo y mi cerebro ya no estaban bajo mi control.Así – ahora apunta a la gente.
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Hija De Narcotraficantes
Teen Fiction"Tú tienes la mitad de nuestros poderes, yo tengo la otra. Juntos, somos un todo, juntos, somos mucho más poderosos" - Nathan. Portada: @Kim_Soft HISTORIA ORIGINALMENTE MÍA. NO SE PERMITE NINGUNA COPIA O ADAPTACIÓN. DUDAS EN INQUIETUDES Escribir PO...