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Tina no podía entender por qué no le estaba pidiendo a Nathan que me enseñara a esquiar.

—  Tú tienes uno de los mejores esquiadores del distrito como novio por cierto, todavía estoy enojada contigo por no decirme la verdad acerca de eso, ¿y me pides a mí que te enseñe?

Ruedo los ojos. No somos pareja, solo una relación... ¿Liberal? Yo que se.

— Así es. — recogí la espátula y la ayudé a limpiar la nieve del limpiaparabrisas de su auto en el estacionamiento de la escuela.

— ¿Por qué?

— Porque según Nathan, tú también la rompes en las pistas. Tú eres mi Obi Wan y yo soy tu fiel aprendiz.

Se pavoneó con placer ante el halago.

— Gracias. No creí que él notara a chicas como yo. — lleva su cabello hacia atrás divamente.

— Él no es lo que piensas. No es tan inaccesible como parece. Simplemente tiene este…problema con relajarse con gente alrededor. — trate de explicar.

Y la mitad del tiempo está estresado por andar presenciando grandes escenas de crímenes para el FBI, pero ella no necesitaba saber esa parte.

Continúe. — Y nuestros padres no están tan deseosos de que pasemos tanto tiempo juntos, no desde que terminamos en la estación de policía.

— ¡Dios mío, es como un episodio de West Side Story!

No creía que eso fuera muy preciso. Si mi memoria del musical era buena, no creía que ninguno de ellos fuera perseguido por asesinos con percepción extrasensorial.

— Bien, te enseñaré. — continuó Tina — Además, existe un número limitado de veces en el que una chica quiera caerse de culo frente al chico que está tratando de impresionar.

A decir verdad, ella tenía razón. Tal vez sería mejor si aprendía con ella.

Sonreí.

— Sabiduría es lo que hablas, Obi Tina.

Se rió. — Nada de eso,  a mí es a la que le toca hablar al revés, no ambas estamos equivocadas el él muñequito pequeñito verde, Yoda.

Me golpeé la frente. — Tienes razón. Así que a mí sólo me toca hacer pucheros y portarme mal cuando intentas enseñarme algo.

— Intenta canalizar a Luke en lugar de a Annakin, el resultado será mejor. Te llevaré el domingo en la mañana si quieres, luego de la iglesia. — suspira — Terminamos cerca de las once así que te recogeré y cuarto.

— Genial.

— ¿Tienes equipo?

Niego. — No. ¿Qué necesito?

— No te preocupes. Llevaré mi viejo traje, me quedó chico hace años. Puedes alquilar los esquís en la tienda de deportes.

— ¡Ya estoy ansiosa!

— ¿Piensas que vas a ser una esquiadora nata?

— Emm...

— Seguro lo eres. Siente la fuerza, Grace, sientela.

***

No era una esquiadora nata – ni soñando – Pero era innata en caer.

Necesitaba trabajar bastante en mi equilibrio, aunque era bueno, en estos momentos parecía olvidar todo.

Había sido comparada con Bambi antes, pero hoy me sentí como si fuera él, el primer día que consigue ponerse sobre sus pezuñas, con sus patas deslizándosele en todas direcciones.

Hija De NarcotraficantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora