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Todo fue de mal en peor después de la pelea con Rosh, si es que eso siquiera era posible. Y vaya que lo era.
Rosh era muchas cosas: bueno en deportes, divertido, sobreprotector , etc, etc. Pero por sobre todo, era un hombre de palabra. Y esa vez no fue la excepción.
Cumpliendo con lo que dijo, dejó de hablarme... totalmente. Como si yo no existiera y mi presencia fuera un asco total. Me sentía horrible, fatal y todos sus demás sinónimos.
Obviamente, lo más lógico en ese momento hubiera sído hablar con él y disculparme, esperando que él sintiera compasión por mi pobre alma y piedad de mi estúpida existencia. Así me perdonaría, y si fuera una comedia musical al puro estilo gringo, problamente también cantaríamos. Pero la vida no es así de “mágica”, además no podía disculparme con Rosh así como así, primero debía arreglar mi confusión para poder definir que sentía por él y luego arreglar las cosas. Todo en su orden necesario. Él problema era cómo.
Sí, no tenía idea de cómo arreglar las cosas. Y la situación en casa no ayuda en nada. Todo era un caos en mi familia.
—Se murió alguien, de seguro —especuló Winy, confiada.
Yo la miré raro.
—¡No! Dios nos salve —he hice la señal de la cruz —. ¿De dónde vienen tantas estupideces?
—Es natural, supongo —dijo como si se tratase de algo normal.
—Carajo, sólo cállate.
Desde hace ya un rato que el problema que tenía mi hermano con mis padres formaba discusiones en casa, gritos, peleas verbales (a veces físicas), y últimamente se habían intensificado.
Se estaba comenzando a volver rutina y eso no era bueno. Pero siempre recordaré ese fatídico día. Cuando se supo toda la verdad y estalló como la bomba nuclear en Hiroshima. El día que de alguna manera todo ser viviente en mi casa (sí, incluyendo a la cucaracha), sabía que pasaría.
La verdad, no sé cómo lo descubrieron. Pero sabía que era importante para mí hermano si intentó esconderlo hasta de su sombra. Aunque, supongo que también fue su culpa que lo descubrieran.
Él había faltado a clases muchas veces a clases en los últimos dos años. A veces, también desaparecía por las noches. Tenía mala actitud con mis padres y les respondía siempre de mala gana. En ese entonces no lo entendía, pero de seguro yo hubiera reaccionado igual o peor en su situación; porque ahora lo comprendo.
Mis padres no se hicieron los desentendidos condescendientes y comenzaron a investigar por su propia cuenta, costará lo que costará, pero iban a llegar al fondo de eso sí o sí. Ellos me lo dijeron, sospechaban que mi hermano se estuviera juntando con “gente mala” que le pudiera hacer daño (ellos se referían a las pandillas, a las drogas y a los delitos). Pero creo que después de descubrir la verdad, hubieran preferido eso mil veces antes que lo que de verdad era.
—Janer, vete a tu cuarto —ordenó mi padre —. Necesitamos hablar a solas con tu hermano.
Sí, cuando dijo aquello después de la cena, no sabía que podría significar. Claro que, como mi cuarto quedaba relativamente cerca de la sala y todo se podía ver desde ahí, abrí un poco la puerta para espiar. Sí papá usaba ese tono de molestia disfrazado que era obvia a 40 metros de distancia, sólo podía significar una gran discusión.
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Esta Vida Mía [Borrador] [BL/COMEDIA]
Teen Fiction¿Qué tan tragicómica y rara puede ser la vida de un adolescente estadounidense de clase media? Pues mucho. ...