Capitulo 8

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Una real locura

Asustada me acerque a mi hermano que estaba sentado en el piso pasando el golpe que había recibido de Demiam hace un rato.

No podía creer como en solo segundos él podía cambiar de humor drásticamente. Primero estuvo conmigo siendo la persona más amable y formal del mundo, mientras que después en cuestión de segundos se convirtió en el animal que es, intentando proteger a la persona que ahora se es la más importante para su vida.

-Es un bruto-dije preocupada-¿Estas bien?

-Aunque no lo creas, estoy perfecto-me miro sonriendo-antes de entrar aquí tuve un momento bastante intimo con Isabella, fuera de esas malditas puertas.

-Tú eres único-reí- Demiam intenta matarte y tú te comportas como si nada hubiese pasado.

-Cuando encuentres a tu mate entenderás Megan.

Irónicamente solo le mostré a mi hermano una sonrisa que en minutos se convirtió en mueca. Si el supiera que la persona que lo ataco hace un momento era mi Mate y yo sería la Luna de toda una manada, un pueblo entero. Cuestión que me tenía aterrada de solo pensar en las responsabilidades que giran en torno a ese estatus.

-Si verdad-solté riendo nerviosamente.

De un momento a otro Gregorio entro apurado a la oficina de Demiam con un rostro bastante sorprendido por el desastre que había en el lugar, tomando en cuenta que ninguna de las dos figuras de poder en esta casa estaba junto a nosotros.

-¿Qué demonios paso aquí?-pregunto alterado.

-Si quieres le preguntas al demente de tu jefe y llévate a todos de aquí por favor-soltó Isabella muy molesta, quien se acercaba a Seb ofreciéndole la mano para ayudarlo a pararse-¿Estas bien?-pregunto dejando una leve caricia en su rostro.

Sonreí ante ese acto por lo hermoso que es ver como dos personas que solo se ven por primera vez pueden amarse y sentir tan de cerca lo que es estar enamorado en cuestión de una mirada, olor o tan simple como una caricia.

Era irónico pensar en lo que significa conocer a la persona que pasara el resto de tu vida haciéndote compañía y amándote. Cuando el mismísimo Alpha me había pedido a mí ser su Luna y yo como una estúpida me había negado a tal propuesta por la responsabilidad que implicaba estar metida en estos dramas de la familia real.

Seb y yo, éramos dos personas realmente diferentes pero en lo que respecta a todo lo que está detrás de nuestras leyes como pueblo y manada siempre estuvimos muy de acuerdo en no nos gustaba todo el poder, codicia, ambición y conflictos que siempre hay detrás de eso.

En el caso de Seb el decidió hacer una vida y en mi caso yo simplemente quise terminar la escuela y dedicarme a intentar entrar como parte delos guerreros del Alpha para demostrarme a mí misma de todo lo que era capaz.

-Nos vamos-dijo mi hermano sacándome de mis pensamientos.

-Eh si-dije apenada por haberme alejado tan drásticamente de lo que estaba pasando.

Junto a la señorita Isabella salimos de la oficina para ir camino a la salida de la mansión real, seguidos de las típicas personas que iban detrás de ella para protegerla. En todo el camino ella y mi hermano iban muy sonrientes y disfrutando de la compañía de uno del otro. Mientras que yo solo me dedicaba a pensar en cómo les comentaría a mis padres la propuesta del mismísimo Alpha para conmigo.

Al llegar a las grandes puertas la señorita Isabella le pidió a los encargados de estar con ella que la dejaran a solas unos segundos con Seb y conmigo.

El Trono de Queenstown © ✔ - Editando**Donde viven las historias. Descúbrelo ahora