Santuario
Estaba estresada, cansada, preocupada y aterrada. Tenía sentimientos encontrados rodeando por todo mi cuerpo. Por momentos quería matar a Demiam y por otros quería tirarme a llorar al lado del cuerpo de Seb por el dolor que sentía al ver a mi hermano en su cuerpo animal sin vida.
Isabella estaba en el llamado "santuario" llorando en la cama de piedra donde Demiam lo había dejado. Mientras que por mi parte yo estaba siendo ignorada por las personas que estaban en la oficina de Demiam haciendo miles de planes para combatir las próximas horas y proteger la casa real y el pueblo de Queenstown. Aquello me parecía maravilloso y a la vez un tanto egoísta, porque si bien es cierto, si tenían interés en proteger al pueblo pero primero estaban ellos como familia real.
Por otra parte estaba impresionada por lo indolentes que estaban siendo al mi hermano estar muerto en el santuario sin recibir al menos un poco de atención por parte de ellos. O sencillamente haciendo las cosas "que ellos sabían para resolver estos casos".
De un momento a otro Demiam entra a la oficina siendo atacado por todo lo que estas tres personas tenían para decirle. Iba vestido con unos zapatos deportivos, un mono y un sweater holgado. Sería ridículo de mi parte no admitir lo sexy y varonil que siempre se veía este hombre. Pero también sería muy absurdo de mi parte no hacer hincapié en lo que realmente tiene importancia para mí en estos momentos.
-Todo muy hermoso-aplaudí sarcásticamente-Ahora quisiera escuchar en que parte de la historia mi hermano vuelve a la vida-intervine seria.
-Tu hermano puede esperar-dijo la madre de Demiam, sin darle importancia al cuerpo sin vida que tenían en su tan prestigiosa mansión.
-No mi señora-dijo a punto de perder los estribos-mi hermano no puede esperar, el dueño y señor de Queenstown me entrega a mi hermano con vida o yo misma lo mato a el-amenace sin pudor-¿Si nos estamos entendiendo cierto?-pregunte- porque si no es así te lo puedo explicar igual a como se lo explique a Demiam-finalice con una sonrisa sínica en el rostro.
El cinismo de la señora me daba asco. Ellos hablaban de sus malditos asuntos reales, mientras que mi hermano seguía abajo agonizando y yo seguía sintiendo como si me faltara una parte de mi alma.
-Hey tranquila-intervino Demiam, acercándose-lo vamos a resolver en unos minutos-aseguro-solo por favor puedes dejarme terminar con esto.
-¡No!-grite-¡Mi hermano esta en esa cama de piedra muerto! ¡Tu hermana tiene rato al lado de él llorando! ¡El pecho me duele!-señale- ¡Y mientras tanto tú estás pensando en todas las responsabilidades que tienes antes de hacer algo por mi hermano! ¡Que no es por sacártelo en la cara pero fue quien le salvo el trasero a Isabella en plena guerra! ¡Te recuerdo!-solté sin filtro alguno.
-¡Retira tus palabras!-grito la madre de Demiam-mi hija no necesitaba que nadie la salvara.
-¡Ah no!-reí cínica-por supuesto que no. Entonces como explica que el cuerpo de mi hermano esta sin vida en su idiota "santuario"
-¡A mi tú me respetas!-grito señalándome-Fui tu reina en el pasado y debes respetar mi puesto y además te recuerdo que estas en mi casa.
-¡Ya basta!-intervino Demiam-Aunque no queramos admitirlo, esto es algo que es mi responsabilidad directamente. El hermano de Megan fue la persona que dio su vida por Isabella nos guste o no. Ustedes, más que nadie saben cuánto sufro cada vez que la veo en peligro. Él fue quien estuvo para ella-dijo serio-No estuvimos ninguno de nosotros para cuidar de ella y sé que es doloroso que nos caiga la realidad, pero lamentablemente así fue. Así que si me permiten por favor, dejan mi oficina, se ocupan de sus responsabilidades Julián y Gregorio ya saben que hacer y mama tú y yo tenemos que hablar más tarde. No tengo nada más que agregar. Por favor-finalizo serio, señalando la salida.
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El Trono de Queenstown © ✔ - Editando**
WerewolfHace algunos años mi familia comenzó a educarme sobre la existencia de creaturas sobrenaturales que también habitaban en el pueblo de Queenstown donde nuestros antepasados por seguridad a nuestra especie comenzaron hacer sus vidas, sobre todo porque...