Entrenamiento
Cuando eran las tres de la tarde me encontraba en camino a la mansión real junto a mi hermano y la señorita Isabella quienes se habían quedado ayer en la ciudad y habían venido por mí esta tarde para llevarme a cumplir con la última fase de los Guerreros del Alpha que consistía en mi transformación frente a las personas más importantes de la mansión real.
Según la orden que Demiam había dado ayer al despedirse de todo el grupo, dejo dicho que los 20 chicos seleccionados serían los primeros esta mañana, mientras que para las chicas el horario correspondía al de la tarde.
Al llegar a la plaza donde entrenábamos. Seb aparco el Audi haciéndome una seña para que bajara del lujoso carro.
-Cuídate mucho-dijo con una bonita sonrisa en su rostro-¿Quieres que venga por ti?-pregunto.
-No, no te preocupes puedo ir sola-dije bajándome del vinotinto- cuídense ustedes y disfruten mucho-sonreí picara.
-Créeme que así será-soltó mi hermano sin ningún tipo de pena.
-Suerte Megan-agrego finalmente la señorita Isabella.
Sorprendida por el arrebato de la señorita Isabella camine hasta la entrada de la mansión real, donde después de dar un largo respiro me permití tocar dos veces las grandes puertas que protegían el lugar. Estaba aterrada, primeramente por ver a Demiam de nuevo y segundo porque estaba totalmente segura que me iba a interrogar cuando se diera cuenta que la señorita Isabella no estaría con nosotros esta tarde.
Segundos después se encontraba Gregorio abriéndome la puerta muy cortésmente para hacerme pasar a la gran mansión real.
-Buenas tardes señorita Megan-dijo el indicándome para que pasara al recibidor.
-Buenas tardes, disculpe la demora-conteste apenada, mientras entraba a la mansión finalmente.
-No se preocupe, el señor Demiam los está esperando en el gran jardín-informo-por ahora me corresponde hacerme cargo de algunas cosas-dijo serio-¿Ves aquellas puertas entre las escaleras?-pregunto.
-Si, por supuesto.
-Bien, continúa hasta allá y uno de los muchachos estará esperando por ti, ya están en el lugar de la reunión dos de las chicas-me explico rápidamente-suerte señorita Megan.
-Gracias Gregorio-sonreí.
Confundida por el rápido recibimiento de Gregorio me puse en camino hasta las grandes puertas que él me había indicado, sin antes permitirme dar una leve mirada a la mansión de la que tanto se hablaba en el pueblo.
Al llegar a las grandes puertas di dos leves toques, esperando que alguien abriera esas puertas para mí. Segundos después ya estaban dejándome entrar a lo que Gregorio llamaba el gran jardín. Acompañada de los encargados de seguridad entro al lugar y al frente logro ver una larga y ancha escalera que daba camino a lo que sería el gran valle verde que hacia lucir aún más bella y elegante a esta gran mansión, habían muchos árboles, espacios floreados y dos grandes fuentes hechas de piedra que decoraban el medio del valle.
Al bajar por las escaleras veo como tres de las chicas electas estaban sentadas en un espacio bastante acogedor que consistía en unas pequeñas sillas rodeando lo que parecía ser un cenicero. Las tres chicas tenían la mirada perdida hacia una persona en particular y hasta yo misma lograba entender la situación. Se trataba de Demiam sin camisa peleando con la persona que parecía ser su entrenador en estos casos. Tan perdida en el cómo las chicas me quedo embelesada viendo como seguía tan cómodamente respondiendo los golpes que aquel muchacho le daba.
-Sabía que eras tú-soltó.
Confundida volteo a ver a las chicas para confirmar si estaba hablando con ellas o conmigo pero la respuesta de ellas fue de gestos tan perdidos como los míos desde que lo escuche.
-¿Es con ustedes?-decidí preguntar, aun parada al lado de ellas.
-No ni idea-dijo una de ellas.
-Te estoy hablando a ti Megan-dijo Demiam, caminando hasta donde nos encontrábamos todas.
Demiam se acercó a nosotras muy relajadamente mientras con una toalla limpiaba el sudor que caía por su rostro y su torno desnudo. Haciendo que todas nosotras quedáramos babeando por el bendecido cuerpo que poseía este hombre. Sentía como algo dentro de mi temblaba por lo atractivo que se veía sin nada que cubriera la parte de arriba de su cuerpo, sin poder evitarlo le di una larga mirada a su cuerpo percatándome que era aún más atractivo de lo que pensé desde la primera vez que lo vi.
-Comenzamos ya-dijo riendo-¿Están listas?-pregunto descarado, como si no supiera lo que realmente estaba pasando con nosotras.
-Yo estoy más que lista-le conteste dándole una mirada desafiante permitiéndome poner mi bolso en una de las pequeñas sillas que tenía a mi lado y recogiendo mi largo cabello zanahoria-no se ustedes chicas-les dije mientras daba pequeños trotes hasta el punto en el que anteriormente Demiam estaba entrenando.
Ellas atónitas por la reacción tan rápida que tuve siguieron mis actos y caminaron hasta donde yo me encontraba esperando por ellos.
-¿No falta nadie?-pregunto Demiam riendo, mientras se ponía una camisa y se acercaba a nosotras.
-Señor entiendo que éramos cinco, imagino que falta una-contesto una de las chicas.
-Bien serán ustedes cuatro entonces-dijo serio-la última chica que lo olvide. ¡Comencemos!
Siguiendo las órdenes de Demiam comenzamos el entrenamiento previo. Tres chicos y el muchacho que anteriormente estaba con Demiam llegaron para servirnos de pareja en las peleas mano a mano. Demiam indico un muchacho para cada una de las chicas, mientras que en mi caso como era de esperarse me tocaba hacer el entrenamiento con él.
El moreno alto que estuvo haciendo el entrenamiento con Demiam comenzó a darnos indicaciones sobre los golpes y las acciones que debíamos hacer ante cualquier ataque. Prestando mucha atención seguimos la coreografía que el moreno preparaba para nosotros.
Un golpe, cubrir el rostro y soltar el puño derecho nuevamente era lo que estaba haciendo hasta que Demiam con su muñeca bloqueo mi acto haciéndome una llave, situación que el aprovecho para olerme tal cual un perro lo haría.
-Hueles a arboles-dijo en mi oído-te olí desde que entraste a la mansión.
-Tú también hueles a arboles-conteste, mientras metía mi pie derecho detrás de su pierna derecha haciéndolo caer rápidamente.
-Eres rápida-me dijo cansado secando el sudor de su frente-eres única Megan-agrego riendo, mientras se ponía en posición nuevamente.
Estuvimos todo el entrenamiento viéndonos fijamente y retándonos ante cada fase que nos indicaba el entrenador.
-Bien chicas estuvieron excelentes-indico Demiam junto a su entrenador-muchachos gracias ya pueden retirarse-informo para los muchachos de apoyo-Las pondré al día respecto a cómo fue la dinámica con los chicos esta mañana-tomando de la botella de agua que su entrenador le ofrecía-Ellos vinieron temprano he hicimos este mismo proceso, al terminar el entrenamiento nos presentamos unos a otros en nuestro cuerpo animal, fue bastante íntimo y religioso-dijo serio-quiero que entiendan que este proceso se hace principalmente para indicar su compromiso con lo que los Guerreros del Alpha significa ok-nos informó-no quiere decir nada sexual ni nada, además que no se ustedes pero para mí vernos en nuestra forma animal es el sentimiento más puro para entender quiénes somos realmente.
Cada palabra que Demiam nos había dicho anteriormente dejaba muy en claro porque él era la persona elegida para desarrollar esta responsabilidad. En estos momentos siempre se mostraba como una persona dedicada y responsable con lo que proteger a su gente y su pueblo se refiere.
Me sentía bastante segura y decidida sobre lo que tocaba de aquí en adelante como miembro de este grupo.
-Bien, si quieren se dan un minuto para descansar mientras Isabella y Gregorio llegan para que hagamos esto lo más rápido posible. Isabella no pudo estar esta mañana, así que imagino que ustedes tendrán más suerte que los chicos y si podrán contar con su presencia-finalizo mientras se alejaba de nosotras junto a su entrenador.
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El Trono de Queenstown © ✔ - Editando**
WerewolfHace algunos años mi familia comenzó a educarme sobre la existencia de creaturas sobrenaturales que también habitaban en el pueblo de Queenstown donde nuestros antepasados por seguridad a nuestra especie comenzaron hacer sus vidas, sobre todo porque...