Capitulo 39

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Ni siquiera un día mi promesa.

¿En qué momento esto se había vuelto un conflicto familiar? ¿En qué momento me había visto envuelta en los problemas de una familia que tiene un pasado tan oscuro? ¿Cuántas mentiras viven a mí alrededor? ¿En qué momento se pensó que era buena idea que fuese mi responsabilidad solucionar algo así? ¿En qué momento, ni siquiera yo supe en que me estaba metiendo? ¿En qué momento me he vuelto un supuesto milagro?-me preguntaba repetidas veces tratando de entender lo que Samay estaba compartiendo conmigo.

-¡Por favor hazte cargo de la situación adentro!-le dije a Demiam desesperada, mirándolo con una pisca de decepción intentando comprender por qué no tuvo la confianza para decirme que ella era parte de su familia.

Ignorando aquel hecho continuaba agarrando las flechas que venían en mi dirección, con la idea de acabar conmigo de la forma más cobarde que un ser sobrenatural podría.

-¡Tú no puedes con esto sola!

-¡Si puedo!-grite-¡Vete!

-¡Megan!-insistió el.

-¡Te dije que te vayas Demiam!-grite-¡Déjame hacerme cargo de esto maldita sea!

Rápidamente sin más los acontecimientos cambiaron completamente hasta el punto de dejar de recibir flechas viniendo en mi dirección.

Aprovechando el momento sola en el balcón, cambio rápidamente a mi cuerpo animal, sintiéndome tibia y poderosa, invadida de la típica adrenalina y con un alto grado de poder en mis patas, inclinándome ante mi especie que estaba justo frente a mí esperando mis acciones.

-Tienen órdenes de matar a cualquier vampiro, ordenes de descuartizarlos sin permitirles un segundo de vida, no deben permitirles la transformación es imperativo que no quede ninguna gota de vida en su ser. El pueblo de Queenstown necesita de nosotros, el sacrificio de hoy será la victoria del mañana, sus hijos y los míos en el futuro necesitan vivir en un pueblo digno, en donde al menos toda la especie sobrenatural pueda convivir en paz pero hoy este acto debe ocurrir para que esta meta pueda dar frutos-finalice aullando fuertemente, mirando al cielo decepcionada de mis palabras, dando por terminado mi vacío discurso.

Odiaba la idea de tener que poner a otras personas en riesgo cuando se supone que mi labor es simplemente velar por ellos hasta con mi vida. Personas inocentes perderían la vida y es algo que no estaría dispuesta nunca a perdonarme para mi tristeza.

Como si Samay estuviese esperando mi discurso veo como la plaza comienza a ser invadida por una cantidad masiva de vampiros armados de flechas y otros instrumentos hechos simplemente para matar. Era indignante ver como la sociedad sobrenatural estaba tan fracturada mataban y asesinaban solo por poder. El deseo de los vampiros por años de querer dominar el trono real de los lobos se ha vuelto tan enfermo con el transcurrir, hasta llegar al punto de este completo desastre. Provocar una guerra solo por conflictos familiares es una situación asquerosa, debido a que nadie debería perecer los oscuros acontecimientos que rodean a la ex familia real. Sangre y traición era lo único que parecía existir alrededor del trono.

Ante mis ojos la escena era aterradora lobos dejando sin cabeza a vampiros y vampiros matando a sangre fría a quienes eran parte de un pueblo tan inocente como Queenstown, los atacaban matándolos con disparos en la cabeza, chupando su sangre y hasta clavándole flechas en los ojos. Para mí era decepcionarme verme en esta situación cuando esto era justo lo que deseaba evitar.

En estos momentos no sabía cómo sentirme estaba teniendo prácticamente un colapso mental y más aún después de que hace unos días me había comprometido completamente a pasar el resto de mi vida con Demiam siendo por fin la mate del Alpha de Queenstown y cumpliendo con mi pueblo como su reina.

El Trono de Queenstown © ✔ - Editando**Donde viven las historias. Descúbrelo ahora