Eres Hermosa
Narra Demiam
Habían pasado dos días desde que llegue a la mansión real agotado y pensando aun en todo lo que me faltaba por hacer para mantener a salvo a toda mi gente.
Tuve el mejor recibimiento de todos, mamá con Isabella en el jardín de la mansión con un gran desayuno, igual a los tiempos en los que mi abuelo y papá hacían sus grandes encuentros familiares. Me había remontado a esos días tan especiales, eran los días que Isabella y yo más amábamos, comíamos de todo y el abuelo al final siempre tenía para nosotros millones de dulces que hasta literalmente nos podían matar.
Reí recordando ese hecho, eran buenos días y espero tener el valor para hacer que eso vuelva a ocurrir en mi familia.
-Demiam-dijo Isabella, entrando a la oficina bastante agitada.
-¡Que paso!-me pare asustado.
-Nada nada-riendo-solo que venía corriendo.
-¡Isabella!-le dije molesto por su arrebato-no vuelvas hacer eso-dije serio.
-Las chicas ya están afuera hermanito-acercándose al escritorio-ya están listas para la próxima fase.
-Las veré al final de entrenamiento-le dije sin darle importancia-quedas a cargo.
-¡Queeee!-alargo con su voz chillona-No Demiam, tú me prometiste estar hoy y eso vas hacer-dijo comenzando hacer un berrinche.
-Estoy ocupado Isabella-acote serio-no me importa si te lo prometí, estoy ocupado-deletree molesto.
-Ojala papá donde quiera que este, te escuche decir eso-soltó tajante saliendo de la oficina, mientras tiraba fuertemente la puerta del lugar.
Agotado me pase las manos por el cabello recostándome del espaldar de la silla dando un largo suspiro por las palabras que Isabella había dicho hace unos segundos. He tenido días sin dormir y parece que eso es algo que ella no puede entender, pero aún más me duele que en muchas ocasiones ella no tenga filtro y más si sabe todo lo que hago, todos los días por nuestra gente.
Resignado me pare de la silla para salir a cumplir con mi hermana y mis labores de Alpha. Quería irme un segundo al bosque y maldecir mil veces por todo el trabajo que tengo a diario. Desde hace tres años no se lo que es descansar un maldito día entero.
Al llegar a las grandes puertas que protegían la mansión real, tome un gran respiro y las abrí viendo a las personas que estaban recibiendo indicaciones de Isabella y Gregorio.
Isabella les estaba comentando a todos que no contarían con mi presencia en vista de que estaba muy ocupado. Habíamos tenido una gran discusión y sin embargo mi hermana aún tiene las ganas de cubrirme las espaldas. Es única, pensé.
-Buenas-dije serio. Recibiendo la mirada de todos los postulantes. Podía escuchar el latir de los corazones de todas las personas presentes y hasta sentía la ansiedad que vivía en sus cuerpos en estos momentos.
-¡Gracias a la reina Luna!-grito Isabella-por fin te dignas a venir-soltó recibiéndome a su lado.
-Si-reí, dejando un leve beso en su cabello.
-Bien-comenzó Gregorio adueñándose de la situación-para no perder más tiempo seguiremos las instrucciones del entrenamiento pasado. Las chicas a mi izquierda y los chicos a mi derecha-señalo, haciendo que siguieran a detalle sus indicaciones-Sr. Demiam, ellos son los seleccionados-me informo.
-Me gustaría conocerlos a todos-dije serio-uno por uno, si es posible.
-Si quieres empieza por los hombres-dijo Isabella odiosamente.
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El Trono de Queenstown © ✔ - Editando**
WerewolfHace algunos años mi familia comenzó a educarme sobre la existencia de creaturas sobrenaturales que también habitaban en el pueblo de Queenstown donde nuestros antepasados por seguridad a nuestra especie comenzaron hacer sus vidas, sobre todo porque...