Capitulo 15

22.7K 1.5K 45
                                    


Mi alma

Muchas veces había escuchado que los buenos momentos no eran tan duraderos como muchos podíamos creer y realmente era algo que justo me toco experimentar. En segundos estaba aceptando volverme la luna de un pueblo entero y asumiendo por fin que me tocaba formar una vida con mi mate, la persona que la diosa luna había escogido para el resto de mi vida.

De un momento a otro el tan especial encuentro que estaba teniendo con Demiam había pasado a ser totalmente sincero y romántico a un total caos. Gregorio había interrumpido diciendo que habían atacado la mansión real.

En cuanto esas palabras salieron de los labios del señor, Demiam se transformó rápidamente para dejarnos solos y sin palabras en aquel alejado lugar. Por mi parte me sentía ansiosa y con ganas de seguirlo para ver qué era lo que estaba pasando. Estaba muy segura de que algo así tenía que pasar en cualquier momento pero nunca pensé que atacarían la casa real a tan altas horas de la noche y en el momento que Demiam por fin se permitió darse un respiro para él.

-Señorita es momento de retirarnos-dijo Gregorio, acercándose para tomarme del brazo y dirigirnos a la camioneta.

-Quiero ir Gregorio-dije seria-es algo de vida o muerte para la mansión.

-Demiam se encargara-dijo tranquilo como si nada estuviera pasando.

-¡No me importa!-exasperada-¡Quiero ir!-grite.

Desesperada sentía como me transformaba en cuestión de segundos. Cada vez que tenía la oportunidad de hacer uso de mi cuerpo animal las cosas para mi tomaban un rumbo totalmente diferente y radical. Sentía como podía correr rápidamente entre los arboles del bosque, sentía preocupación, desesperación y sobre todo la angustia de saber que Demiam por fin se había topado con lo que tanto temía.

Corría por los bosques de los alrededores de Queenstown como si no hubiese un mañana. Mi lobo era totalmente diferente a mi personalidad en cuerpo humano, estaba totalmente sediento de riesgo y adrenalina. Era lo que él quería sentir en este momento acompañado de la angustia que recorría mi mente humana. Era una mezcla bastante peligrosa tratándose de que nunca había experimentado tanta sobre carga en mi cuerpo animal.

Después de quince minutos logre llegar en cuatro patas al pueblo, específicamente a la plaza que estaba justo al frente de la mansión real. No me importo para nada dejar a Gregorio solo en el bosque, más me importaba saber qué era lo que estaba pasando y más si se trataba de Demiam en una situación en riesgo. Lo primero que veía era como la plaza estaba llena de lobos rodeando el lugar y otros más rodeando toda la mansión.

En cuatro patas me adentre al gran tumulto de lobos que estaban en aquella plaza. Al llegar al frente de la mansión, veo como todo parece estar en perfecto control hasta como de un momento a otro siento como comienzo a sentir fuertes palpitaciones en el corazón. Sabía que algo malo estaba pasando y no con Demiam, sino con Seb.

Aullando fuertemente comenzaba a sentir como si alguien estuviese desprendiendo una parte de mi alma. Rápidamente sin importarme la cantidad de lobos que estaban rodeando la mansión. Decido ferozmente adentrarme a la mansión, ignorando los lobos que me estuvieron siguiendo después de aquel arrebato. Logre impactar fuertemente las grandes puertas que protegían la entrada. Encontrándome con el peor panorama que alguna vez podía imaginar. Seb estaba tendido en el medio del recibidor rodeado por un gran charco de sangre. Alrededor de él estaban cuatro lobos más rodeándolos, aullando más fuerte de lo habitual como si estuvieran avisando de esta baja en la manada. Habían un lobo blanco, un lobo gris enorme, el cual desde el momento que cruce la entrada supe que se trata de Demiam por su tan invasivo olor a árboles y dos lobos negros.

Desesperada ignorando a los lobos que estaban junto a él, llegue a su lado rápidamente solo dedicándome a lamer la parte afectada. Tenía una prominente herida en un costado de su torso. Sabía que se trataba de mi hermano, el lunar blanco en una de sus patas lo delataba y el dolor que estaba sintiendo en el momento, iba más allá de un simple dolor físico y emocional.

Con el pasar de los años había desarrollado una conexión muy distinta con mi hermano lograba sentir lo que el sentía, su dolor, sus miedos, sus angustias, sus alegrías, sus emociones. Este hecho ocurrió desde mi primera transformación, aquel día aparte de sentir emociones y cambios en mi cuerpo totalmente nuevos, supe que parte de mi estaba unida a la de mi hermano. Fue inexplicable a los ojos de mi padre y aun para nosotros no tenía mucho sentido pero así era.

De la rabia decido acercarme a Demiam gruñendo amenazante por unos minutos, mostrándole mis colmillos y botando espuma por la boca, del dolor y la desesperación que estaba sintiendo al ver a mi otra mitad tendida ante mí, muerto.

El momento se había vuelto bastante tenso, viendo como a mí alrededor también comenzaban a gruñir los otros tres lobos que estaban acompañando a Demiam. Si me tocaba enfrentarme a ellos en estos momentos no me importaba dejarlos igual o peor a como estaba mi hermano ante mis ojos.

¡Todo esto es tu maldita culpa! ¡Que tienes para decir ahora!-ladre-¡Tu maldito alrededor pone en peligro a mi familia! ¡Entiende que si pierdo a la persona más importante para mí te voy a matar Demiam! ¡Te lo juro por la diosa Luna! ¡Te va a doler Demiam Thomson, tanto como él lo está sufriendo!-gruñí, mirándolo fijamente.

¡Todo tiene una explicación!-ladro el excusándose.

Después de la absurda justificación de Demiam la rabia comenzaba a tomar mayor tamaño dentro de la impotencia que estaba sintiendo ante aquella circunstancia. El parecía tomárselo muy relajadamente sin ser capaz de entender el dolor que estaba sintiendo. De un impulso retrocedo gruñendo agresivamente, arrugando completamente la frente, mirándolo desafiante y enseñándole la mandíbula. La actitud me había cambiado completamente, comencé a rodearlo gruñendo, sintiendo como el pelaje se me comenzaba a erizar y como mi cola indicaba erguida indicaba lo preparada que estaba para enfrentarlo, retándolo demostrándole que aunque él sea el Alpha acababa de perder una parte de mi alma que le haría pagar. 

El por su parte me demostraba la actitud más pasiva que había visto de un Alpha en mi vida. Solo miraba a los lobos a su alrededor como controlando sus acciones y moviendo sus colas en forma de rendición, como si no quisieran que ocasionara un desastre más en este lugar.

Que desde hoy debería llamar la mansión maldita de los Thomson, maldición que hoy a mí me toco apreciar. 

El Trono de Queenstown © ✔ - Editando**Donde viven las historias. Descúbrelo ahora