Capitulo 10

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Nuestro cuerpo Animal

Narra Demiam

Entre nuevamente a la mansión en busca de Gregorio para saber qué era lo que estaba pasando con Isabella que no aparecía desde ayer en la noche. Me estaba preocupando demasiado por el paradero de esa niña terca, si llegaba a enterarme que se encontraba con el idiota que había venido ayer por ella, juro por la diosa luna que lo matare a puño limpio. Ya había dejado claro una vez que Isabella Thomson era mía y que de mi dependía su seguridad, no me costaría nada demostrar nuevamente que es así.

-Explícame donde esta Isabella-solté molesto, entrando a la oficina de Gregorio.

-Señor no saben nada de ella desde ayer.

-¡Me importa una mierda!-grite molesto-Informa que quiero que la busquen hasta debajo de los Arboles, la quiero aquí pronto-finalice saliendo apurado de la oficina-Ah se me olvidaba y te quiero rápido en el jardín-dije devolviéndome-ya es momento de la transformación-Salí dando un portazo.

Molesto me puse en camino al jardín para esperar a Gregorio para dar inicio a tal ceremonia. Mientras tanto pensaba en tener al menos una conversación para nada formal con las cuatro chicas que estaban esperando por mí en el valle.

Al llegar las veo reír muy cariñosamente, lo que hizo que a mi cuerpo llegara al menos un poco de tranquilidad. Aunque solo una de ellas tenía mi atención desde que piso la mansión esta tarde.

Megan reía mientras arreglaba su larga cabellera en la típica cola que utilizaba cuando estaba entrenando. Me permití detallarla desde las escaleras. Ella era realmente hermosa una chica preciosa, con ese olor tan especial, con ese largo cabello zanahoria que me estaba volviendo loco y que decir de su verde mirada, en todo el entrenamiento estuve perdido en ellos intentando entender aún más de ella. Quería conocer cada centímetro de su ser y hacerle por fin entender que solo ella es la indicada para ser mi luna.

-Es hermosa señor-dijo Gregorio a mi lado, reposando su mano en mi hombro, haciéndome quitar mis pensamientos de la pelirroja que tanto miraba desde hacía ya rato.

-Si muy hermosa.

-Le recomiendo que no la deje ir señor-me aconsejo.

-La quiero mía Gregorio, como me llamo Demiam Thomson la tendré a ella-le conteste decidido.

-Señor un paneo rápido sobre la señorita Isabella-dijo cambiando el tema-los de seguridad salieron a buscarla estaremos esperando respuestas señor.

-Bien para la transformación tenemos una hora, ni un minuto más ni un minuto menos. Juro por mi madre Gregorio que si ella no está en una hora, la iré a buscar yo mismo-le solté bastante molesto.

-Sí señor.

Finalmente bajamos hasta donde se encontraban las chicas para informarles que ya daríamos comienzo a la ceremonia de transformación. En esta oportunidad por no contar con la presencia de Isabella, Gregorio decidió que era bastante oportuno contar con la presencia de mamá en estos casos.

Junto a mi madre y a Gregorio me posicione al frente de las cuatro chicas, quienes estaban una al lado de la otra, muy concentradas y con la mirada fija en mí. Lograba sentirlas nerviosas y poco seguras de lo que estábamos por hacer.

-Bienvenidas-Fue lo último que dije para hacer una reverencia ante ellas.

Luego de aquello comencé a sentir como mi cuerpo pasaba de estar en una temperatura tibia a una temperatura completamente caliente, pasando también de estar en dos patas a cuatro patas y comenzando a visualizar todo a mí alrededor borroso como de costumbre, para luego acostumbrarme a mi típica vista multicolor.

Como lo indicaba la regla después del Alpha pasar a su cuerpo animal las personas que esperaban pertenecer a su círculo más leal debían convertirse automáticamente después de él hacerlo.

En efecto así había sido tenia a tres grandes y peludos Lobos frente a mí mirándome fijamente, el primero de ellos era negro, el segundo marrón, el tercero beige y el cuarto blanco nieve.

Impactado por el último de ellos decido acercarme percatándome de que se trata de Megan por sus brillantes ojos verdes. Aun perplejo decido rodearla mientras me permitía olerla a profundidad, ese olor a Arboles volvía loco a mis sentidos cada vez que la tenía cerca. Sabía que era ella la indicada para estar a mi lado el resto de mi vida y lastimosamente si la quería para mí no podía tenerla cuidándome las espaldas como miembro de los Guerreros del Alpha.

Por otra parte me costaba entender como nuevamente volvía a mi vida un Lobo blanco, el tipo de lobo que había perdido desde que mi padre había muerto. Eran lobos que representaban la fuerza y temple para enfrentarse ante cualquier situación de peligro, lobos que confiaban en su manada y que se caracterizaban por ser quienes guiaran a su gente ante cualquier situación de adversidad.

Después de haberla visto así estaba más que seguro que la necesitaba a mi lado con una corona en la cabeza tal cual como lo hizo mi padre con mi madre en el momento que la convirtió en su luna. La sentía tan perfecta, era hermosa y en su cuerpo de lobo me hacía sentir aún más seguro de lo que ya lo era cuando la tenía a mi lado.

Tratando de disimular lo que Megan provocaba en mis sentidos, decido rodearlas a todas para memorizar sus olores y ponerme frente a ellas nuevamente haciendo una reverencia con mi cuerpo animal en señal de respeto y formalizando su entrada al círculo de personas que estarán al lado del Alpha.

Ellas respetuosamente siguieron mi acto dándole fin al momento. Luego de aquello me permití aullar fuerte para que otros de los Alphas a cargo de otros pueblos lograran entender que por fin mi gente está completa y que estoy listo para proteger a mi familia y a mi pueblo.

Las cuatro chicas aullaron tan fuerte como yo en señal de su lealtad para con su Alpha y demostrándome que desde hoy ellas como sea estarán a mi lado.

Este momento se había vuelto uno de los momentos más importantes antes de entrar formalmente a las filas de los Guerreros del Alpha garantizando que tu cuerpo animal se compromete con mi cuerpo animal para afrontar cualquier situación en nuestra forma más fuerte y feroz.

Finalmente para volver a mi cuerpo natural sentí como esa sensación tibia recorría mi sangre, quedando completamente encogido y desnudo frente a las cuatro chicas que tenía al frente. En el momento que subí la mirada me doy cuenta que las tengo a ellas al frente de mi tan desnudas como yo.

-Ya nos van a traer algo para taparnos-dije para romper el momento tan incómodo que ellas estaban teniendo.

Veo a Megan quien está tapando sus senos muy apenada y con las mejillas rosadas. Me provoca una gran ternura que hasta sonrió al mirarla.

-Te ves hermosa sonrojada-solté sin importarme el resto de las chicas.

-Gracias-dijo seca.

Ella era complicada pero para mí no podía ser tan difícil lograr hacer que ella compartiera su vida conmigo. 

El Trono de Queenstown © ✔ - Editando**Donde viven las historias. Descúbrelo ahora