Capitulo 27

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Un día en la ciudad II

Nos encontrábamos en uno de los restaurantes más prestigiosos de la ciudad donde por lo general siempre estaba lleno de políticos, empresarios y las personas de mucho poder ligadas a nuestra especie. Había venido a este lugar solo dos veces con Sebastián, una primera vez para traer a mama a un sitio caro, lo cual era un sueño que siempre Seb quiso hacer realidad y la segunda vez los dos solos a simplemente pasar el rato. Y hoy me encontraba aquí con el Alpha de mi pueblo simplemente comiendo pizza.

Era irónico como la persona responsable de un pueblo entero con tan alto estatus social solo le gustaba venir a este lugar tan caro nada más para comer pizza y tomar vino. No para cerrar sus negocios y miles de convenios.

-Este lugar lo descubrió Isabella-dijo, dando un sorbo a su vino- Vino a comer con mama después de sus tantas reuniones aquí en la ciudad.

-Solo vienen a este lugar para reunirse a comer.

-Si-dijo obvio-¿No es para eso?-sonrió- Créeme las reuniones importantes son en la mansión y estos espacios solo para despejarme la mente-volviendo a tomar del vino-Entre tantas cosas que te he contado ya, quiero que sepas que estoy muy consciente de los lugares a los que voy. La mansión es solo para todo lo que tenga que ver con el reino y el pueblo Megan, la ciudad para Isabella y para mi es nuestro lugar especial. Tal vez tú lo dudes pero mi padre nos crio humildes. Sí, es cierto que disfrutamos de la ciudad con lujos pero es algo que no podemos evitar y solo nosotros podemos hacerlo cálido.

Odiaba a veces las estupideces que me salían de la boca. En muchas ocasiones había sido muy tajante con Demiam y aunque últimamente nos llevemos muy bien seguía haciéndolo y no sé por qué no podía controlarme. Por momentos era irrespetuosa y hasta me sentía incomoda por volver la situación tan pesada.

-Disculpa en serio-dije apenada-A veces no mido lo que digo.

-Créeme eso me lo sé de sobra-levantando la copa para mí, mirándome fijamente-Te ves hermosa-dijo cambiando de tema drásticamente.

-¿Gracias?-dije extrañada.

Me había vestido bastante cómoda y bonita a la vez. Estaba utilizando unos leggins negros, una blusa de encaje negra también y una chaqueta de cuero abierta, mientras que por parte de los zapatos también usaba unas vans blancas. Con un maquillaje muy sencillo, solo base, polvo y levanta pestañas, con mi largo cabello suelto húmedo. Amaba esta combinación y vi especial la ocasión para por fin vestirme de una manera decente y no con la ropa deportiva que siempre estaba en la mansión.

-Por lo general siempre estas sin maquillaje y con el cabello en una cola. Debo admitir que de cualquier manera me pareces preciosa Megan pero verte así me gusta y mucho-sonrió.

-No esperabas que me vistiera con tacones y esas cosas cierto-dije riendo-Porque te comento que no soy de ese tipo de mujeres.

-También lo sé de sobra preciosa-me pico el ojo.

Continuamos hablando de todo un poco hasta que Demiam tomo la iniciativa felicitándome por el avance que he tenido estos últimos tres meses. Si bien es cierto con la pelea cuerpo a cuerpo, los reflejos y el manejo de armas no tenía problemas haciéndolo cada vez mejor gracias a los constantes entrenamientos en la mansión, pero si se me complicaba todo cuando comenzaba a sentir como mi cuerpo era afectado por los cambios que recibía mi lobo a diario, era una situación que aún no sabía cómo controlar, ni siquiera en mi estado animal. Lo habíamos intentado un par de veces y solo quedaba tendida en el jardín sin poder siquiera mantenerme en pie unos minutos.

El Trono de Queenstown © ✔ - Editando**Donde viven las historias. Descúbrelo ahora