5. Shit

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Abrí los ojos gracias a los hermosos rayos del sol que entraban por la ventana —noten mi sarcasmo— y sentí como si me estuvieran martillando la cabeza.

—Mierda —susurré mirando a mi alrededor. Estaba en una gran cama en un cuarto gigante con un gran ventanal, un gran armario y dos veladores, había una puerta que seguro que llevaba a un baño y lo último que recordaba era a Thomas cargándome y llevándome a su apartamento—. Mierda, mierda y más mierda —me odiaba por haber tomado tanto y no pensar en las consecuencias, como hacía la mayoría del tiempo.

Después de unos minutos mirando al techo y pensado en las mil maneras distintas de como pude haber pedido mi dignidad gracias al alcohol, decidí levantarme de la cama y tratar de escabullirme fuera del lugar, luego le hablaría a Thomas para agradecerle. Rebusqué en mis bolsillos, y sonreí al darme cuenta que aún tenía el abrigo y la bufanda de Tommy, pero mi felicidad se fue tan rápido como llego cuando no encontré mi hermoso celular.

«¿Es en serio? Lo compré hace a penas un mes» pensé.

Solté un gruñido y me resigné a salir del cuarto. Tal vez lo deje en la casa de Ki y él me lo estaba guardando para entregármelo más tarde. Traté de hacer el menor ruido posible mientras caminaba hacia la salida, pero al ver a mi alrededor, me volví a quedar embonado. Era como el apartamento de Ki, pero menos llamativo y lujoso. Las paredes eran de un tono de perla y los muebles eran de color gris claro que hacía que todo combinara perfectamente. "¡Concéntrate Dylan! Cuando salgas, podrás ponerte a pensar en lo que quieras" "¿Acaso has visto lo precioso que es el lugar?" "Si, estoy en tu cabeza idiota" "No hay necesidad de insultar" "¿En serio acabas de responderme?" rodé los ojos. Sabía que tenía problemas de la cabeza, pero no sabía que eran tan serios, era realmente patético ponerte a discutir contigo mismo. Finalmente decidí hacerle caso a la primera voz y salir. Seguí caminado hasta que vi que la puerta estaba cruzando la sala. Me dirigí en esa dirección rápidamente y, cuando estaba a punto de abrir la puerta, una voz interrumpió mi acción.

—¡Buenos días Dyl!

«No, Dios, no».

—Hola Tommy —dije con la mejor voz que pude fingir, ignorando el horrible dolor de cabeza que tenía.

—¿Dyl? —yo seguía mirando hacia la puerta, que por cierto tenía unos detalles muy bonitos. Después de unos segundos, me rendí y me resigne a voltearme. Al verlo, sentí como el corazón se me aceleraba.

«¡Ese no es tu corazón imbécil!».

Corrí de vuelta hacia el cuarto donde había despertado y, con las justas, llegué al baño. Vomité y me juré a mi mismo que no volvería a tomar una gota de alcohol en el resto de mi patética vida "Ni tú te la crees" "¿Podrías callarte?".

—Dylan, yo no dije nada —dijo mirándome con una ceja levantada.

—Lo siento, estaba pensando en voz alta —dije con un notorio sonrojo en las mejillas.

—Dentro del mueble hay un cepillo de dientes y  crema dental—dijo señalando al pequeño armario con la cabeza—. Hice el desayuno, te espero en la cocina —sonrió amablemente para luego irse.

—¡Gracias, Tommy! —grité cuando vi a su figura desaparecer por la puerta.

"Eres un idiota" me dijo la estúpida voz en mi cabeza, pero eso ya lo sabía.

[...]

Después de vomitar una vez más, cepillé mis dientes y, tratando de no cortarme la cabeza por el dolor, caminé hacia la cocina. Ahí estaba Tommy sentado en la isla viendo algo en su celular. Minutos antes, no había notado lo bien que se veía, estaba usando unos pantalones de color negro y un polo de un tono más claro. ¿Cómo alguien se puede ver tan perfecto usando algo tan normal? Apuesto a que si yo me lo ponía, no iba a verme ni la mitad de bien.

In my blood [Dylmas AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora