6. Scared

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—Gracias —dije agarrando los dos cafés que un lindo chico me estaba entregando. Me guiño un ojo y le sonreí de vuelta.

Mi comportamiento en lugares públicos había mejorado notablemente desde que conocí al "Grupo de Tommy" hace un mes. Nos reuníamos casi todos los días y sentía como si los conociera de toda la vida, aunque congeniaba con todos, me había hecho más amigo de "los extranjeros" Kaya, Thomas y Ki. Con ellos me llevaba especialmente bien y no había un día en el que no habláramos, ya sea por teléfono o cualquier otro medio.

Ahora estaba con Kaya "The Glade", la cafetería donde Tommy trabajaba, después de terminar la última clase del día. Planeaba ver al rubio pero no estaba por ningún lado. Le entregue el café a "K" y rodé los ojos al recordar el apodo con el que me había obligado a llamarla, usando como excusa que Thomas si tenía un apodo para mi.

Deje los cafés en la mesa y me senté, al instante mis pensamientos volvieron al rubio que no veía hace más de veinticuatro horas, me estaba desesperando ¡Ni siquiera me había enviado un mensaje!

—¡D! —dijo mi amiga para luego mover su mano en frente mío repentinas veces—. ¿En que tanto piensas?

—En nada.

—Dylan.

—Kaya.

—¡Dylan O'Brien! —gritó llamando la atención de todos—. ¡Me vas a decir en que carajos estás pensando ahora mismo!

—¡Cállate K! —susurré exaltado. Odiaba ser el centro de atención y, ahora todos nos estaban mirando como si no tuvieran nada mejor que hacer.

—¡Me haz ignorado por dos malditos años, merezco que me digas tus pensamientos!

—¡No podrás usar esa excusa para siempre! —ella me sacó la lengua y sonrió.

—Sabes que puedes confiar en mi, D —dijo agarrando mi mano.

—No habló con Tommy desde ayer —susurré.

—¿Qué? No te escucho.

—No habló con Thomas desde ayer —dije ahora más fuerte.

—¿¡Que!?

—¡No habló con Thomas desde ayer! —grité—. Diablos, Kaya.

—Ah.

—¿Eso es todo?

—Dylan, probablemente Thomas está haciendo algo importante.

—Pero siempre hablamos, aunque sea un simple "¿que tal?" Por mensaje de texto —dije haciendo un puchero. Durante el pasado mes, había hablado diariamente con el rubio y ese "record" se había roto hoy—. Tal vez ya se cansó de mi.

—¡Dylan! Thomas te adora, literalmente —hizo una pausa—. Lo más probable es que no te haya hablado porque quiere verte en vivo y en directo. Además, a mi tampoco me ha hablado.

Como si fuera por arte de magia, el teléfono de Kaya —que estaba encima de la mesa— vibró y mostró un mensaje.

—T
"Hola K, ¿Qué haces?"

Kaya me miró alarmada y trato de ocultar el teléfono rápidamente, pero yo ya había leído el mensaje. Suspiré, sabía que solo Thomas, Ki y yo la llamábamos así.

—No pongas esos ojos de cachorrito —dijo mirándome con tristeza—. Seguro que tiene una buena explicación.

—Supongo que si —dije con una media sonrisa.

—Hay una fiesta en la noche en la casa de una amiga —dijo mirándome sonriente—. Y tú vas a venir conmigo.

Solté un gruñido, todavía no estaba totalmente acostumbrado a los lugares públicos llenos de personas y me daba ansiedad cuando me encontraba en uno, pero sabía que hiciera lo que hiciera, terminaría yendo a esa fiesta: todos sabían que cuando Kaya se proponía algo, lo conseguía.

[...]

Tal como mencioné, Kaya consiguió llevarme a la fiesta. Era una casa grande y parecía ser una fraternidad, habían personas por todos lados haciendo cosas imaginables, uno estaba siendo pintado de azul por un lado y rosado por el otro y dos chicos se besaban apasionadamente mientras una chica los grababa sonriente. Miré la escena horrorizado, si esto era el jardín ¿como estaría adentro? Empecé a retroceder lentamente, planeaba correr una vez que Kaya se distrajera.

—No iras a ningún lado —dijo la pelinegra agarrando mi mano—. Ki, Will y Thomas están adentro.

—No quiero ver a Thomas.

—¡No seas infantil, D!

—Él fue quien comenzó ignorándome.

Ella rodó los ojos y me jaló hacia adentro.

«Mierda» habían demasiadas personas y muy poco espacio.

—Kaya, no puedo estar aquí.

—¡Vamos Dylan!

—En serio Kaya. No puedo estar aquí.

Sentí como la ansiedad empezaba a crecer dentro de mi, odiaba estar rodeado de tantas personas, sentía que me aprisionaban y lo único en lo que pensaba era en la comodidad que tendría al estar en mi hogar. Quería irme de ese lugar, no encajaba para nada y no tenía la intención de hacerlo. Necesitaba salir de ahí, y necesitaba hacerlo lo más rápido posible.

—¡Dylan! —gritó Kaya cuando me solté de su agarre y empecé a correr fuera de la casa. Luego pensaría en las consecuencias.

[...]

No estoy seguro de cuánto corrí. Sentía como mis pulmones rogaban por aire y como mi teléfono vibraba en mi bolsillo, no había parado de hacerlo desde que salí de la fiesta.

Miré a mi alrededor y suspiré. Estaba en un lindo vecindario con casas aparentemente caras, nunca en mi vida había pisado este lugar.

Me quede parado un momento tratando de calmar mis respiraciones y agradecí a los dioses cuando vi un taxi pasar a mi costado. Le pedí que parara y le di la dirección de mi apartamento. Me senté en el asiento de copiloto y noté que tenía más de cien mensajes de Thomas —quien al parecer había dejado de ignorarme—, doce llamadas perdidas de Ki y demasiados mensajes de Kaya. Decidí responderle a la última, suponiendo que estaba con los demás.

K
"Estoy bien. Estoy en un taxi yendo a mi casa. Hablamos mañana xx"

Después de enviarlo, apagué mi celular, lidiaría con Kaya después.

[...]

Después de un viaje de quince minutos en taxi, sonreí al llegar a mi casa. Pagué al conductor y no me sorprendí al ver el carro de Kaya y el de Ki en la entrada. Los dueños de los automóviles y Thomas estaban mirando preocupados al rededor.

—¡Dylan! —gritó Kaya al verme. Empezó a correr hacia mi y me abrazo cuando llegó a mi costado—. ¡Lo siento, lo siento, lo siento, no sabes cuánto lo siento!

—Tranquila —dije tratando de calmarla.

—Soy la peor amiga del mundo —dijo ella separándose un poco para verme, noté que sus ojos estaban cristalizados y se me rompió el corazón.

—No pasa nada, no sabías —dije volviendo a abrazarla.

—Por favor, perdóname —dijo sollozando.

—Vamos adentro, así todos nos calmamos ¿esta bien? —propuse sin dejar de abrazar a la pelinegra. Miré a Ki y a Thomas que se habían acercado hacia nosotros buscando su aprobación. Ellos asintieron con la cabeza y suspiré al ver que también estaban preocupados. Ahora si que la había cagado.

¡Felicidades Dylan! Tus primeros amigos en años y en tan solo un mes lo arruinaste.

In my blood [Dylmas AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora