15. Fancy

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—¡Kaya, por favor ayúdame! —envié un tercer mensaje de voz a la pelinegra que no se dignaba a contestarme el teléfono cuando más la necesitaba. Estaba a punto de darme un colapso.

Ya me había cambiado de ropa y estaba listo para la cena, pero aún así necesitaba saber si estaba completamente "bien" para la ocasión, las familias más ricas y poderosas del país estaban invitados. Tenía que causar una buena impresión.

Me miré al espejo e hice una mueca, el traje no me convencía. A pesar de haber costado mis ahorros de tres meses, no me quedaba bien, o por lo menos eso me decía el chico que me devolvía la mirada en el pedazo de vidrio. Necesitaba a Kaya urgentemente.

Empecé a dar vueltas por la habitación.
Thomas había tenido que bajar antes, y a pesar de haberme ofrecido bajar con él, me había negado. Necesitaba tomarme un tiempo para calmar mis nervios, seguía teniendo esa mala sensación. El rubio se disculpó muchísimas veces por no estar conmigo y prometió compensármelo no separándose de mi una vez que bajara y me encontrara con él. Sonreí al recordar que tenía fingir ser su "novio".

Unos golpes en la puerta interrumpieron mis pensamientos, rápidamente fui y la abrí, dejando entrar a la ojiazul.

Me quedé con la boca abierta al verla, y ella imitó mi acción.

—¡Dios Kaya! —ella río—. Estás bellísima. —dije sinceramente, estaba usando un vestido largo de color rojo, y su peinado y maquillaje hacían resaltar el color de sus ojos como nunca.

—Mírate a ti, Dyl. —dijo abriendo mucho los ojos y señalándome con sus dos manos—. No sé cómo Thomas se resistió. —fruncí el ceño sorprendido, simplemente estaba usando un conjunto elegante de color azul oscuro, muy típico en los hombres, que ni quiera me queda bien. Decidí no decirle eso a la ojiazul, me regañaría y no estaba de humor—. ¿Él te ayudo a elegirlo?

—Si, prácticamente me rogó que comprara este. —reí.

—Ya veo porque. —la miré extrañado y me guiñó un ojo—. Hablando de tu esposo —rodé los ojos—. ¿Dónde está?

—No me vio hoy, tuvo que bajar antes. —dije con una sonrisa de lado. No podía esperar para ver al rubio en traje por segunda vez en la noche.

—¿Para que necesitabas mi ayuda?

—¿Estoy bien? —pregunté mordiéndome el labio inferior, clara señal de mis nervios.

—Estás perfecto, Dylan. —sonreí sinceramente—. Vas a matar al rubio.

—¿Bajamos? —pregunté ignorando lo último que me dijo.

Asintió y salimos de la habitación sin decir ni una palabra, al contrario del resto del camino hacia las escaleras, no paraba de darme cumplidos sobre lo bien que me veía.

—Espera. —paró rápidamente de caminar. La miré extrañado—. ¿Cómo estás con Thomas?

—¿A qué te refieres?

Me miró como si la respuesta fuera lo más obvio del mundo y, realmente lo era.
Después de contarle a Kaya y a Ki mis sentimientos hacia su mejor amigo, cada vez que se les presentaba la oportunidad, se dedicaban a interrogarme sobre cómo estábamos y cada vez me confundía más por las actitudes que el rubio tenía conmigo, y que no compartía con nadie más.
No sabía si era por todos los malos recuerdos que le había compartido, y porque él había puesto su hombro y me había consolado cuando más necesitaba llorar o porque tenia un sentimientos más grande que amistad hacia mi.
"Podrían ser los dos" dijo una voz en mi cabeza, llena de fe. Me acorde de la caja de Pandora, la mujer la cerró antes de dejar escapar al peor mal de la humanidad, el único incurable, la esperanza.

In my blood [Dylmas AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora