34. I deserve it

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  Canción: IDFC –BLACKBEAR  

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—¡Dylan! —Gritó Kaya tratando de despertarme del trance en el que encontraba. Levanté la mirada hacia ella y sonreí tratando de transmitir en esta calma. Ella se veía muy mal, y no quería añadirme a su lista de preocupaciones. Tenía grandes ojeras bajo los ojos, usaba la misma ropa que ayer, su hermosa cabellera negra estaba amarrada en un moño desordenado y sus orbes azules destellaban de tristeza.

Yo no debía verme mucho mejor, estaba en este hospital hacía tres días y tan solo me movía de la silla al costado de la cama de Tommy para ir al baño. Los demás visitantes debían obligarme a comer, porque de no ser por ellos, me moriría de hambre sin si quiera darme cuenta de ello. Deje de sentir una vez que ingrese por la puerta del hospital, ni si quiera podía llorar, solo miraba hacia el piso la mayoría del tiempo, incapaz de mirar a Sangster en ese estado.

—Estoy bien, K. Tan solo necesito que despierte y todo estará perfecto.

—Dyl-

—¡Si Kaya! —La interrumpí alzando la voz sin si quiera darme cuenta de ello—. Soy consciente que hay una posibilidad que no lo haga, pero eso no va a suceder, así que solo debemos esperar. ¿Está bien?

Odiaba haberla herido, pero no podía controlarme, desde que mi cerebro pudo procesar el hecho de que el amor de mi vida estaba echado en una camilla conectado a miles de cables, no podía controlar mis acciones o pensamientos. Tanto así que Ki había logrado que los enfermeros y doctores no me digan su estado o los daños que tenía, ya que con esa información sería capaz de hacer una investigación de miles de páginas sobre todo lo que le podría pasar a mi Tommy. Lo único que me dijeron fue que se encontraba en un coma —no me mencionaron el grado de este— y que no sabían exactamente cuánto tardaría en despertar.

Kaya me despertó de mis pensamientos con un grito:

—¡Sabes algo, Dylan! No eres el único que sufre acá. Te recuerdo que conozco a Thomas el triple de tiempo que tú, ¡he estado con él en mis peores y mejores momentos! Sé que su vínculo era más especial, pero él es mi hermano mayor, ¡él es mi Tommy! —me miró con los ojos llenos de lágrimas. Y al ver que ni si quiera un músculo de mi cuerpo reaccionaba a sus palabras, salió rápidamente de la habitación—. Voy por un café —dijo antes de cerrar la puerta con un escándalo, estaba molesta.

—Lo siento —murmuré una vez que la puerta se cerró.

Sostenía la mano de Thomas como si se me fuera la vida en ello, lo cual no era del todo falso: no podía vivir sin él. El color de su piel me preocupaba, al igual que la frialdad de su cuerpo, pero yo sabía que mi bebé mejoraría, él me prometió siempre estar ahí para mí y no me iba a fallar. ¿Cierto?

—¿Amor? —por primera vez desde que llegué, miré bien a Thomas.

Estaba peor de lo que imaginaba, en estos momentos detestaba estudiar medicina, con cada segundo que pasaba, mi mente se imaginaba otra fractura o consecuencia que podría tener el rubio con ver su estado. Cerré los ojos fuertemente y traté de concentrarme en otra cosa que no sea su cuerpo lleno de morados y vendas, especialmente ignorando la culpa que sentía por estas: Si no fuera por mí, él no estaría allí. Si tan solo me hubiese ido con él, si tan solo le hubiese dicho la verdad, si tan solo le hubiese dicho te amo...

—Tommy, por favor perdóname. Fui tan pero tan estúpido por como actué. Debí ser maduro y enfrentarlo. Pero no... decidí huir como cobarde y refugiarme en el alcohol y cigarrillos.

Ahora que lo pensaba, sonaba como uno de esos tontos protagonistas de novelas que perdían al amor de sus vidas por una tontería. Me enoje conmigo mismo, yo no había perdido a Thomas, él estaba ahí a mi costado.

—Debí contestar las miles de llamadas, los mensajes diarios, ¡joder, nunca te cansaste de enviarlos a pesar que no contestaba! —Pero me acordé de lo sucedido y me paré bruscamente de la silla, estaba molesto—. Aun así, merezco que me entiendas, me ilusionaste con que me amabas, con que en realidad podríamos tener algo a futuro y luego... rompiste mi corazón en mil pedazos sin si quiera pensar en las consecuencias. ¿Sabes cuánto me costó superarlo? Tanto así que aún no lo he hecho. Todos los días me despertaba por las mañanas buscando refugiarme en tus brazos, y luego, cuando me daba cuenta que ya no estabas ahí conmigo, me preguntaba la razón por la cual no fui suficiente, la razón por la cual no te quedaste conmigo. Te veía en cada rincón de la ciudad: en las parejas felices, en la cara de pena de Luke y Jacob cuando me veían, en mi salón de clases cuando miraba a Kaya, en la mesa junto a la ventana de mi trabajo, donde te sentabas a leer tus libros esperando a que acabara mi turno, en el maldito sillón de la sala, cuando me llamaste "gatito" por primera vez. En el cuadro que tengo de los dos sonriendo en la sala, ¡porque si!, cambié el de Sean por uno de nosotros —reí irónicamente—, ahora entiendo porque lo tenía, para un amable recordatorio diario de que jamás nadie me querrá con tanta intensidad como yo lo hago ¡Soy un idiota por estar acá contigo a pesar de todo lo que me hiciste!, ¡soy un tonto por ti! —Y entonces lo comprendí—. Soy un tonto porque te amo. —volví a sentarme en el sillón, cansado de gritarle a un Thomas que no me respondía, cansado de todo—. N-no me puedes d-dejar, no me puedes hacer eso. ¡Eso es lo único que te pido a cambio de mi perdón! No me abandones, Tommy. Por favor, no.

Si la puerta se hubiese abierto dos segundos después, la persona detrás de esta me hubiese encontrado con un río de lágrimas, pero gracias al cielo, eso no ocurrió.

Una vez que vi a la chica rubia que entro, automáticamente busqué consuelo en la mano de Thomas como hacía desde los pasados días, cada vez que sentía algún tipo de miedo, me aferraba a él de alguna manera, dándome fuerza para soportar como todas las personas lo veían con pena.

—Hola Dylan —habló Bella—. Tenemos que hablar.

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Volví jeje

¿Qué les pareció? ¿Qué creen que dirá Isabella?

 —Ares.

In my blood [Dylmas AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora