13. Fears

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Me encontraba ante la gran mansión de los Sangster a las afueras de la ciudad, aún estábamos en el carro después de unas horas de viaje.

A pesar de haber partido al mismo tiempo que Ki —que también iba con Kaya— llegamos antes que ellos, y según el último mensaje que el asiático me había enviado, llegarian en una hora más porque a Kaya le dio hambre y hicieron una parada para comer.

Bajé del automóvil y miré asombrado a mi alrededor, por un segundo pensé que estaba en un palacio. Era realmente gigante, había como mínimo una hectárea de jardines, y otra para la casa, estaba cubierta de nieve y se veía realmente precioso. Thomas me miraba sonriente mientras yo miraban asombrado a mi alrededor, estaba anonadado por la grandeza que transmitía el lugar.

Llegaron unas cuantas personas de adentro de la casa, y se encargaron de nuestra maletas. Thomas se acercó a mi con las manos en los bolsillos de los pantalones.

—No tengo palabras. —dije sinceramente.

El río y a pesar de estar en un lugar que emanaba belleza, su risa me pareció lo más espléndido que podía encontrar en kilómetros.

—¿Listo para fingir ser mi novio, Dyl? —preguntó con una sonrisa traviesa. Acto seguido tomó mi mano y me guió hacia la entrada, dándole la llave del carro a un hombre que lo miraba expectante. Rodé los ojos y caminé junto a él.

Di tan solo unos pasos cuando me di cuenta del horrible aspecto que tenía el cielo, estaba lleno de nubes negras, tanto que parecía que iba a haber una gran tormenta eléctrica —cosa que ocurría raramente en Toronto—, tomé una gran bocanada de aire con pensamiento de el fenómeno meteorológico al que le tenia un miedo desde pequeño.

—Dylan —el británico paro de caminar poniéndose al frente mío con una mirada de preocupación—. ¿Que te ocurre? ¿Estás bien?

Acaricio mi mejilla suavemente para luego tomar mis manos con suma delicadeza.

—No es nada —dije restándole importancia—. No me gustan las tormentas.

Miró hacia el cielo y frunció en ceño, era muy raro que hubiera una tormenta eléctrica en invierno. Sus ojos volvieron a conectarse con los míos, y pude ver como notaba mi ansiedad. Su expresión se tranquilizó y me miró con ternura.

—Podemos estar el resto del día en la cama viendo una serie —empezó a hacer pequeñas caricias en forma circular en mis manos, que todavía no había soltado—. Como hacemos siempre.

Recordé la anterior noche, me había quedado a dormir en el apartamento de Thomas porque decidimos salir de Toronto temprano. Lo cual no ocurrió, pues salimos a las tres de la tarde —planeábamos salir a las diez de la mañana— gracias a que Ki tuvo una emergencia y no podíamos partir sin él.

Asentí con la cabeza. El me regalo una media sonrisa y rodeó mi cintura con sus brazos, yo hice lo mismo con su cuello y descanse mi cabeza en el espacio entre este y sus hombros.

—Dylan, por favor. —se separó un poco de mi para mirarme a los ojos—. Si te sientes mal, dímelo para que te pueda ayudar.

Incapaz de decir una palabra, oculté mi cara en su cuello y me dediqué a aspirar el olor que este me proveía, vainilla.

—Te contaré después. —dije totalmente seguro de mi decisión, Thomas se ha convertido en la persona más importante de mi vida y se que puedo confiarle cualquier cosa—. Vamos adentro, tus padres nos están esperando.

Suspiró rendido y me guió hacia adentro de la casa. La puerta estaba abierta, y habían unas cuantas personas esperándonos al frente de esta.

—¡Bienvenidos! —dijeron sincronizados—. Los señores Sangster y Lee los esperan en el jardín.

In my blood [Dylmas AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora