39. Running

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19 de noviembre, 2012

¡Thomas Brodie Sangster! Ven acá inmediatamente —grité al ver una cabellera rubia tratar de escabullirse de nuestro cuarto.

—¡No quiero ir, Dyl! —respondió haciendo un puchero y mirándome como si fuera maléfica por tratar de llevarlo al doctor.

—Pareces un bebé —reí caminando hacia Thomas para luego besar su puchero—. Es solo un chequeo médico, no es nada, Amor.

—Sabes que odio regresar ahí —suspiró.

—Claro que lo sé —susurré acariciando sus mejillas—. Por eso voy a ir contigo —sonreí tomando una de sus manos y jalándolo hacia la puerta de entrada antes de que se arrepienta y vuelva a salir corriendo.

Thomas había salido del hospital exactamente un mes atrás, y desde entonces habíamos vuelto a vivir juntos y a tratarnos con los mismos apelativos cariñosos, aunque aún no éramos novios de nuevo. Sinceramente no me sentía preparado para comenzar de nuevo con ese título que conllevaba tantas cosas; el rubio me había decepcionado siendo una pareja, y sentía que si no lo éramos, teniendo más libertades, tal vez esta vez no lo haría. Y él tampoco tenía tantas ganas de serlo, o por lo menos no me las mostraba, porque hasta el momento no me había dado ningún indicio de que deberíamos regresar.

Pero, si habíamos hablado del tema: él me dijo su parte de la historia, la cual concordaba con la que Isabella me había contado y me había pedido disculpas más veces de las que podía contar, prometió que jamás me volvería a hacer daño, y le creí.

Por otro lado, había otra cosa de la que no habíamos hablado... su accidente. Una vez cuando aún estaba en el hospital escuché una conversación que tuvo con Kaya que hasta hoy en día no me dejaba dormir bien por las noches.

"Después de estar con el rubio por más de dos días seguidos sin dejar la habitación, Kaya me obligó a aunque sea bajar a la cafetería a tomar un café y luego regresar. Thomas tan solo rió y juro no moverse. No podía soportar más de diez minutos alejado de él, por lo que sin que pasaran más de cinco minutos, ya estaba de vuelta en la habitación. Pero se podía escuchar una conversación a través del pequeño espacio que habían dejado por la puerta entreabierta:

—Thomas... no me mientas. ¿Qué pasó?

—Ya te dije, Kaya. La lluvia no me dejo ver.

—¡Thomas no te atrevas a mentirme!

—¿¡Qué quieres que te diga!? ¿Qué simplemente estaba tan perdido sin él que ya no me importo
nada y pisé el acelerador al máximo? ¿Qué por más estúpido que suene, el dolor en el pecho me decía que no podía vivir sin Dylan y lo tome muy literal? ¿Qué tan solo quería olvidarme de ese beso que vi y escogí la manera más drástica? ¿Eso prefieres saber, Kaya?

—Pisaste el acelerador al máximo —susurró procesando aún sus palabras.

—Si, Kaya. Al estar en medio de la carretera con miles de gotas cayendo del cielo y por mis mejillas, aceleré al máximo y me dejé llevar.

Thomas no lo supo, pero esa noche lo abracé más fuerte de lo usual. Si tan solo hubiese dicho "Te quiero a ti" nada de eso hubiese pasado. Ahora era jodidamente verdad que yo era la razón por la que Tommy estaba en esa camilla de hospital"

—¿Dylan? Llegaremos tarde —señaló Thomas desde la puerta del conductor. Yo aún estaba fuera del carro, no tenía ni idea de en qué momento había llegado a la cochera.

Asentí con la cabeza y me dirigí hacia el asiento de pasajero. Tenía que en algún momento hablar con él sobre lo ocurrido, no podía seguir así.

[...]

Después de la cita en el doctor (donde Thomas había tratado de dar la vuelta unas mínimo mil veces) decidimos ir a tomar un café por ahí. Algo que resultaba bastante cómodo para los dos, ya que podíamos disfrutar de la compañía del otro sin necesidad de hablar sobre el tema que habíamos dejado allí, en silencio, o si quiera mirarnos con culpabilidad. Simplemente somos una típica pareja normal yendo a tomar un café, aunque ni si quiera seamos una pareja.

—¿Para llevar? —pregunté sorprendido al ver cómo Thomas recogía en una bolsita nuestro pedido, era bastante raro en nosotros llevarnos la comida, usualmente nos quedábamos en el local a comer.

—Quiero enseñarte algo —susurró un poco temeroso.

Asentí con la cabeza y unos minutos después nos estábamos dirigiendo hacia el parque, ese parque, pero más específicamente, esa banca.

—¿Thomas qué hacemos aquí? —pregunté sentándome claramente incómodo en el lugar en el que él se había besado con su ex poca más que un mes atrás.

—Dylan, en serio no quería hacerlo. Espero que lo sepas, te adoro con todo mi corazón y me duele haberte hecho tanto daño. Por eso querría tener un mejor recuerdo de este lugar... sé que soy un asco con las palabras y espero que me perdones por hacerlo de una manera —miró hacia otro lado pensando—. ¿Tan poco romántica? —Tomó mis manos y las beso con ternura—. ¿Quieres volver a ser mi novio?

Ay, ay, ay, ay, ay...

—Creo que...  —miré hacia derecha e izquierda buscando escapar de la esperanzada mirada de Thomas—. Uhm... ¿te veo en la noche?—dije antes de salir corriendo de ese lugar.

Mientras mis pies chocaban contra la acera, trataba de ordenar mis pensamientos, estaba completamente de que acababa de arruinar lo poco de relación que me quedaba con Sangster, debí haberme quedado a darle una explicación racional, pero no... el inteligente de Dylan decidió salir corriendo como el cobarde que era.

Al sentir mi celular vibrar en mi bolsillo decidí que ya me había alejado lo suficiente, rezando para que el identificador no mostrara el nombre de Thomas, saqué el aparato y contesté sin asegurarme de que no fuera el rubio.

—¿Te veo en la noche? —habló mi amiga la pelinegra antes de que siquiera pudiera decir un "hola"—. Eres increíble, Dylan.

—Kaya... 

—Lo sé Dyl, lo sé. Pero en serio debes hablar con él sobre todo. Espera...  —se quedó en silencio por unos desesperantes segundos—. ¿Lo amas?

Sin pensarlo dos veces, respondí seguro de lo que sentía: 

—Sí.          

 —Si lo amas, regresarás ahorita mismo a su casa, se sentarán en la terraza y hablarán sobre lo que en serio ocurre. Hablen sobre sus inseguridades, sobre sus miedos, sobre sus decepciones, recuerden cuanto se quieren. Pero hablen realmente, porque sé que no lo hacen desde meses atrás. 

—Muchísimas gracias, Kaya. En serio. 

Colgué el teléfono y por una vez en mi vida, le hice caso a Scodelario. 

  ~~~ 

Soy consciente de que apesta, pero ya va a acabar 

:(

 —Ares. 

In my blood [Dylmas AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora