In my blood [Dylmas AU]

16. What the hell?!

Thomas me miró con los ojos muy abiertos, lentamente fue frunciendo el ceño y apretando los puños, probablemente recordando lo que le había contados sobre mi progenitor horas atrás.

—¿Qué haces aquí? —preguntó mi padre, John O'Brien fingiendo una sonrisa. El heredero de la empresa con la que trabajaba "Sangster & Lee" estaba presente, tenía que mantener la compostura.

No respondí. Fue como si acabara de realizar que mi padre estaba presente. El hombre que no había visto hace tantos años estaba parado en frente mío, el hombre que tanto me odiaba y viceversa.

Estaba en estado de shook, no podía moverme ni responder o si quiera expirar.
Sentí como unas manos rodearon mi cintura e inmediatamente suspiré, Thomas había logrado calmarse lo suficiente para no lanzarse encima de él. Quería esconderme en el pecho del rubio y olvidarme de lo que ocurría en el exterior, quería que me rodeara con sus brazos protegiéndome de todos los monstruos que me acechaban —como el hombre parado al frente nuestro— y quería que hacerlo para siempre. Pero sabía que no era posible, por lo menos no ahora.

—Buenas noches. —dijo Thomas tendiéndole la mano educadamente, me estaba salvando de responderle—. Soy Thomas Brodie Sangster, el heredero de la empresa.

—John O'Brien, socio de tus padres. —correspondió al saludo y me perforó con la mirada. Quería huir de ese lugar—. ¿De dónde se conocen?

—Su hijo y yo estamos saliendo como pareja —dijo Thomas conectando su mirada con la mía—. No se preocupe, no dejaré que nadie que le haga daño.
Cualquiera que hubiese escuchado la voz del británico, lo hubiese tomado como una amenaza. Y John O'Brien no era la excepción.

—Me alegro. —respondió el hombre, claramente captando la indirecta—. Hijo —me atreví a mirarlo, y de nuevo me sentí como un pequeño niño asustado—, ¿Podemos hablar en privado?

Thomas me miró alarmado y frunció el ceño, claramente no estaba contento con la petición.

—Disculpe, pero Dylan se siente mal y necesita aire fresco. —dijo rápidamente el rubio—. ¿Verdad, amor?

Asentí con la cabeza evitando la mirada de mi padre y un segundo después, Thomas me estaba sacando de ese lugar.

[...]

Caminamos sin decir una palabra hasta que llegamos a un lugar del jardín un poco alejado de personas. Nos quedamos en silencio por unos minutos hasta que Thomas rompió el silencio:

—Lo siento, Dyl. —me miró apenado—. Esto es mi culpa, si no te hubiese invitado a esta estúpida cena, no lo hubieses encontrado. —habló rápidamente—. Quería golpear su maldita cara cada vez más, con cada segundo que pasaba. Lo odio por lo que te hizo —levanté mi mirada y me encontré con la del rubio—. No me mires así, Dyl.

—¿Cómo? —pregunté extrañado.

—Con ojos de cachorrito. —dijo para luego abrazarme. Sus brazos me apretaron fuertemente y descanse mi cabeza en el espacio entre su cuello y su hombro, mientras él me besaba la cabeza ya que era más alto—. En serio, lo siento —susurró en mi oído.

—¿Cómo tengo ojos de cachorrito si soy un gatito? —bromeé tratando de aligerar el ambiente. Mi supuesto novio río—. Estoy bien, Thomas —dije sinceramente.

Sorprendentemente, después de recuperarme del shook de encontrarme con mi progenitor, me sentía mucho mejor de lo que pensaba que iba a estar.
Pensé que querría huir, pero al estar con Thomas esa sensación desaparecía.

—Dylan, si quieres irte nos vamos ahora mismo —dijo separándose de mi y agarrando mi mentón para que lo vea a los ojos.

—No quiero irme Tommy. —dije haciendo un pequeño puchero—. Tengo a mi ángel guardián conmigo.