(44) Sálvala, que tu muerte merezca la pena.

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Me di media vuelta dispuesta para irme, sola no podía contra aquello, cuando por un momento ví delante de mí a gente, pero no a cualquiera sino a vente que no estaban con vida, Beth, Glenn, Shasha, Tyreese, Abraham, mamá, papá....

-A veces debemos sacrificarnos por el bien de otras personas. -Dijo Shasha.
-Morir por salvar a otra persona es valentía. -Dijo Tyreese.
-No mueras como cobarde, pudiendolo hacer como un héroe. -Dijo Abraham.
-Tu eres fuerte, puedes hacerlo. -Dijo Glenn.
-¿Y si esa chica fuera yo? -Dijo Beth, con su dulce voz.
-Tu no eres así, hija. -Me reprimió mi madre.
-Sálvala. -Dijo mi padre.

Con rabia me limpié lágrimas del rostro y me di la vuelta, corrí hacia el edificio adentrándome entre todos esos caminantes, acabando con ellos antes de que me mordieran, y no volvía atrás, luchaba y era fuerte...

-Esa es mi pequeña, así es como debes hacerlo.

Solté un grito y llegué hacia la puerta del edificio, cerré con dificultad para que no entraran más caminantes, dentro de la casa apenas habían.

Maté a todos los que ví, me quedé en silencio y pude volver a escuchar la voz de aquella niña.
Venía de una planta más arriba, encontré las escaleras, y subí rápidamente, empecé a notar el humo, el cual provenía de una habitación, me acerqué a ella, como era de esperar ahí estaba aquella niña, su cabello era corto y rizado color rojizo como el fuego, y ojos verdoso oscuro, estaba aterrada, un caminante se aproximaba a ella y no podía salir pues estaba acorralada por el fuego.

Tomé mi arco y saqué una flecha, una llama me tapaba el campo de visión, decidí jugármela así que concentrada apunté, disparé, la flecha atravesó la llama de fuego haciendo que ésta estuviera ahora bañada en llamas, después, atravesó la cabeza del caminante.

Intenté acercarme a la niña con cuidado, me quejé al notar que un trozo de madera ardiendo cayó al lado de mí rozando mi brazo, éste me ardía como el infierno.
Por fin llegué hasta ella.

-¿Quien eres? ¿Y mi mamá? -Dijo aterrada.
-Ven, voy a sacarte de aquí. -Le dije.
-Pero, ¿donde esta mi mama? -Volvió a decir, sus ojos desprendían lágrimas y en su mirada se notaba el miedo.
-¿Esta en la casa? -Le pregunté.
-No, salió, y después vinieron los monstruos. -Me dijo.
-Esta bien, voy a ayudarte a encontrar a tu mamá, pero debemos salir de aquí ¿si? -Dije ofreciéndole mi mano.

Ella con miedo la tomó, comenzamos a caminar por la casa, bajamos las escaleras rápidamente, divisé a un caminante y acabé con él.

-Ahora necesito que corramos, cuando abra esta puerta sal a correr detrás de mí lo más rápido que puedas, tienes que lograrlo para poder estar con tu mamá ¿entendido? -Le expliqué.

Ella asintió.

Conté hasta 3 antes de abrir de una vez la puerta, corrí con aquella niña, acababa con todos los caminantes de allí, uno, dos, tres, cuatro, cinco caminantes.....

Me comenzaba a cansar, la sangre comenzaba a cubrir todo mi rostro y cuerpo, notaba como mis energías se agotaban pero sabía que debía seguir, 36, 37, 38...

Cuando llegué al final llevé a aquella niña a salvo, iba a seguir con ella pero algo me tomó del pié haciéndome caer, ésto provocó que me diera un fuerte golpe en la cabeza.
Venían más caminantes y la niña no podía defenserse así que la única forma de que ella sobreviviera era huir de ahí.

-¡Corre! Encuentra a tu mamá. -Le dije a la niña.

Ella no hizo nada, me miró triste y con la mirada inocente rota.

-¡Hazlo! -Grité, ella asustada lo hizo, me miró por última vez con lágrimas en los ojos y comenzó a correr alejándose de este maltido lugar.

Miré hacia el caminante que sostenía mi pié, inserté mi katana en su cráneo.
Mi respiración estaba muy agitada, apenas tenía fuerzas, intenté levantarme pero dos caminantes se lanzaron sobre mí, intentaba alejarlos pero no podía, comencé a perder las esperanzas, mis energías se agotaban, no puedo luchar más, lo siento Carl...

Dejé de hacer fuerza inútil y cerré mis ojos esperando lo que ya sabía que pasaría, pero, los abrí de nuevo al notar que el peso de los caminantes sobre mí desapareció, intenté abrir los ojos y con mi vista nublosa pude divisar algo, algo que reconocería en cualquier lado, como si esto lo hubiera vivido antes.

*Flashback*

Intenté ver a la persona pero solo pude ver sus ojos, unos ojos color azul intenso.

Con esa imagen en mi cabeza todo se tornó negro.

*Fin del Flashback*

Sí, eran esos ojos de nuevo, era él, mi salvador, aunque quizás ya había muerto y solo estaba delirando, o en el cielo...
Intenté mantenerme consciente pero débil y sin fuerzas caí rendida, todo se volvió a tornar negro....

El amor no es siempre de sangre. /2ªTemporada 'No es más que un Apocalipsis'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora