El amor no es siempre de sangre. /2ªTemporada 'No es más que un Apocalipsis'

(17) Es tan fácil perder gente.

Limpié una lágrima que caía de mi mejilla, sin querer manché una hoja del diario, lo leí entero, no se cuanto tiempo pasó...

Beth no merecía esto, merecía una increíble vida, pues era una chica buena, responsable, con grán corazón.
Creo que ella fué una de las personas más importantes para mí.

Suspiré hondo, guardé de nuevo el pequeño diario de Beth, escuché una puerta y entró Carl.
Miró mi rostro y frunció el ceño.

-¿Que te ocurre? -Dijo acercándose a mí con preocupación.

No dije nada, agaché mi cabeza y le abracé con fuerza aferrandome a él, el me envolvió en sus brazos.

-Hecho de menos a gente... Gente que ahora no está... -Dije triste.
-Lo se... No se puede remediar, es tán fácil perder gente... -Dijo acariciando mi cabello con suavidad.
-Odio este mundo.
-Todos lo odiamos.

Estaba junto a Carl abrazada cuando alguien entró a la habitación.

-Lo siento parejita, ¿interrumpo? -Dijo Daryl gracioso.

Ambos reímos.

-Solo venía porque iba a salir de caza, ¿os apuntais? -Nos informó.
-¡Claro! -Dije sonriente.

Miré a Carl esperando su respuesta.

-Yo me quedaré a ayudar a mi padre, esta mañana dijo que necesitaba mi ayuda. -Me dijo. -Ten cuidado y pasalo bien. -Dijo acariciando con dulzura mi mejilla.
-Te amo. -Le dije con una tierna sonrisa.
-Te amo. -Dijo de igual forma.

Besé rápidamente sus labios y salí de la habitación junto a mis armas.
Llegué junto a Daryl y nos aproximamos camino a la puerta de Alexandría.

-Te amo. -Dijo con voz estúpida y burlona.
-¡Hey! -Dije dándole un fuerte codazo. -¿Me meto en lo que tienes tú con Carol? -Dije.
-¿El que? ¡No tenemos nada! -Dijo indiferente.
-Si, lo que tu digas. -Dije burlona.

Reímos pero nos quedamos en silencio, el rostro de Daryl se puso serio.

-Esto... Me he enterado de lo de tu padre, lo siento mucho. -Dijo cabizbajo.
-Gracias... -Dije seria, al volver a recordar aquello.

Iba a seguir caminando cuando Daryl me paró y me dió un abrazo.
Yo le devolví el abrazo con una sonrisa.

-No se me dan bien estas cosas pero, estaré si lo necesitas. -Dijo.

En partes me hizo gracia su comentario, sé que aunque sea de carácter duro tiene un increíble corazón, y por eso lo quería tanto.
Yo le volví a abrazar con una sonrisa.

-Muchas gracias mi arquero favorito. -Dije sonriente.

El puso su ballesta entre sus manos con cara de orgullo haciéndome reír.
Salimos de Alexandría y comenzamos a caminar.
Estuvimos caminando lo suficiente como para alejarnos de Alexandría, Daryl comenzó a buscar pistas o huellas de algún animal.

-Shh, he oído algo. -Dijo.

Me quedé completamente en silencio y ahí también pude yo oir algo, provenía de uno de ellos árboles.
Dirigimos nuestra vista a los árboles y las hojas se comenzaron a mover, Daryl apuntó con su ballesta, esperó y cuando aquel animal salió disparó.

-¡Genial! Una ardilla. -Dijo tomando su flecha y guardando la ardilla.
-Ughh. -Dije con cara de asco. -No pienso comerme eso. -Terminé de decir.
-Pues tú te lo pierdes. -Dijo riendo.

No me comería una ardilla ni nada por el estilo, prefiero algún fruto, aunque de todas maneras en Alexandría tenemos comida de sobra pero, Daryl y su pasión por cazar.

Me pasé bastante tiempo con Daryl, llegamos a lo que parecía una ciudad, ví una tienda antigua de golosina y tube esperanzas en que dentro hubiera alguna en buen estado.
Comencé a rebuscar, no había nada de comida, y lo poco que había caducado.
Abrí un estante, me sobresalté cuando un caminante se lanzó sobre mí.
Intenté alejarlo con mis manos pero antes de que pudiera hacer nada una flecha atravesó su cabeza.
Miré en la puerta donde estaba Daryl con su ballesta, le agradecí y me levanté retirando el caminante de encima mío.

Dentro del estante en el que estaba el camiannte había una caja pequeña.

-¡Chocolatinas! -Dije casi gritando.

Efectivamente habían chocolatinas, felizmente tomé 2 y las demás las guardé en mi mochila.

-Ten. -Dije lanzándole una a Daryl quien la recibió con gusto.
-¿Porque os gustan tanto estas cosas? -Preguntó.
-¿A ti no? -Le dije.

El se encogió de hombros.

-Si, pero no tengo una obsesión como tú. -Dijo riendo.

Le lancé una mirada asesina y reí.
Comí mi chocolatina con gusto al igual que Daryl y comenzamos a caminar de vuelta a Alexandría.