La niña de la foto

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Hay que tener cuidado con los objetos que encuentras en las calles.

Algunos son solo basura, o cosas que caen de las mochilas o bolsos de las personas. Pero siempre es extraño encontrar ciertos objetos en perfecto estado, es casi increíble.

Espero que esta historia sirva de lección de que, todo lo que encuentres y consideres como "perdido", lo esta por alguna razón, y no todo es lo que parece.


Un niño pequeño tenía clases de matemática, él es muy inteligente, muy listo, buen estudiante.

Un poco tímido quizás, pero de naturaleza liviana y cordial, alguien que a pesar de su temprana madures y de su brillante intelecto, pasa desapercibido.

Faltaban solo minutos para salir de clases, estaba aburrido en la clase ya que la profesora no estaba diciendo nada que el ya no supiera, y en esa distracción se pone a mirar por la ventana.

En ese momento, algo llama su atención, ahí afuera cerca de un árbol.

Un papel.

La clase termina, el niño toma sus cosas y baja muy rápido con la esperanza de que nadie mas encuentre ese objeto tan misterioso que el vio. Al salir, consigue su cometido y recoge este papel.

Dicho papel resultó ser una fotografía doblada a la mitad.

Al abrirla, dentro de la fotografía le devuelve la mirada la niña mas bella que el jamas haya visto, de su edad aproximandamente, pelo largo, unos ojos bellisimos, haciendo el signo de la paz con su mano derecha.

El chico empieza a hacerse preguntas razonables.

Su mente ya no esta ocupada por Pokémon, ni por la Xbox, ni por Playstation, ni Internet.

La niña de la foto es dueña de todos sus pensamientos.

Tanto es así que al día siguiente, con la foto en mano, y con la esperanza de que por algo fue que la encontró fuera del colegio, comienza a preguntarle a sus compañeros de clase.

¿Has visto a esta niña?

Todos le respondieron que no, llevado por la desesperación incluso le pregunto a los profesores.

Sin embargo todos le dicen que no. El muchacho se encuentra devastado ante el hecho de que haber encontrado esa foto de una niña de su edad en el colegio no fue mas que una coincidencia.

Pero esa noche, y habiendo invertido muchas horas del día pensando en esta chiquilla, el se despierta en la madrugada gracias a unas risitas, unas risitas de niña. El muchacho se encuentra muy atemorizado, obviamente.

Tan es así que se queda arropado hasta la boca y no se levanta.

Al levantarse por la mañana tiene muchas cosas en que pensar.

Es imposible no relacionar una cosa con la otra, ¿verdad?

Lo que ocurrió esa noche y la niña de la foto.

¿Será una coincidencia?, no lo creo.

Las risitas eran de niña.

La obsesión lo puede mas que cualquier otra cosa.

Con la foto en mano va donde su hermana y le pregunta si ha visto a esa niña, a lo que ella responde que no. El niño entonces va y toca la puerta de la casa de los vecinos, sin ninguna respuesta positiva.

La búsqueda se vuelve cada vez mas patética, porque es improbable.

Pero esta obsesionado, y esta enamorado de la niña de la foto.

Fue un día muy triste para el, así que se va a la cama.

Y nuevamente en la madrugada lo vuelve a despertar la risita de la niña.

El vuelve a pensar, ¿será ella?

Esta aterrorizado, pero un poquito menos que la noche anterior.

Y es entonces aquí cuando, en esa encrucijada humana, el miedo se enfrenta a la obsesión.

Y la obsesión gana.

El niño se levanta de la cama y se asoma por la ventana, puesto que a pesar de que no sabe de donde provienen las risitas esta seguro de algo, son de afuera. Se asoma a ver y escucha las risitas un poco mas fuerte, así que decide jugársela ante lo desconocido.

Toma la foto de la niña y baja por las escaleras sin hacer ruido para no despertar a los padres, abre la puerta de la casa y sale. Hace frío, y vuelve a escuchar las risitas un poco mas fuerte, lo que lo obliga a caminar un poco mas para ver si logra ver de donde vienen.

Escucha las risitas mucho mas fuerte, obligando a salir de su jardín y caminar hasta la calle.

Y en la calle los faros de un auto le alumbran la cara y lo atropellan.

Muere al instante, su cuerpo rueda por el parabrisas y cae aparatosamente en un charco de sangre que cada vez se hace mas grande. El conductor, que se había quedado dormido, frena de golpe y se baja del auto con el corazón en la garganta, se arrodilla ante el chico y toma la mano de el para tomarle el pulso, esperando una respuesta de vida.

En su desesperación, lo único que reacciona a hacer es mirar la fotografía que el chico llevaba en su mano.

Y este señor observa a una niña bellisima

 Que esta levantando tres dedos con su mano izquierda...

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