Ojos Rojos

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Hay un dicho muy famoso que todas las personas conocen:

"La curiosidad mató al gato"

Pero nunca nadie le toma tanto el peso a esa frase hasta que algo que le ocurre le hace reflexionar.

Eso es exactamente lo que le ocurrió a este hombre.

Quien se dio cuenta a la mala, lo que la curiosidad puede causar.


Marcus decidió salir de viaje con sus amigos para celebrar su graduación de la universidad.

 Se fueron del país con la esperanza de encontrar nuevas aventuras. 

Al llegar, sus amigos lograron conocer a unas personas en el aeropuerto, quienes los invitaron a una fiesta.

Marcus se sentía cansado así que decidió no ir, y se fue camino al hotel.

Al llegar a su destino se dirigió hacia la recepción a pedir un cuarto en donde hospedarse. 

La mujer que atendía le dio su llave y le indicó que estrictamente no se acercara al ultimo piso del hotel.

Ahí solo habrían puertas no enumeradas, aseguradas, cuartos a los que nadie tenía permiso de entrar. 

Le explicó que era un almacén de acceso restringido, y se lo recordó en distintas ocasiones antes de entregarle las llaves y permitirle subir a su piso. 

Él siguió las instrucciones de la recepcionista yendo directo a su habitación; sin embargo, la insistencia de la mujer había despertado su curiosidad. 

Estando en su habitación no podía dejar de pensar en como luciría ese lugar.

El era un adicto a los libros de suspenso y horror, así que lo que la mujer le dijo le llamo bastante la atención, estaba aburrido así que decidió ir a investigar.

Caminó hasta el asensor y marco el ultimo piso, el trayecto se le hizo eterno pues estaba muy ansioso.

Cuando la puerta del asensor se abrió, todo era justo como el lo había imaginado.

Un lugar muy tétrico, sucio, sin luz electrica, totalmente oscuro.

Sacó su celular y con el ilumino su camino.

Inspeccionó todas las puertas de las habitaciones, pero todas parecían bloqueadas por la cantidad de cosas que habían del otro lado.

Pero hubo una puerta que le llamo mucho la atención, estaba bloqueada con tablas y con un enorme cartel que decía, en letras muy grandes, que no entraran a ese lugar.

Trató de girar la perilla. 

Como le dijeron, cerrado. 

Pero su curiosidad era demasiado grande como para volver al asensor, la puerta estaba tan cerrada por alguna razon en particular.

Se agachó y miro a través de la cerradura.

Lo que vio fue una habitación de hotel, no muy diferente a la suya, solo que mucho mas descuidada.

Sin embargo, en una de las esquinas, había una mujer bajo la ventana, la luz de la luna dejaba ver claramente su increíblemente pálida piel.

Estaba recargada en la pared con su cabeza entre sus rodillas, impidiendo ver su rostro o identificar quien podría ser.

Marcus al principio se asustó mucho, la imagen daba mucho miedo al ser la primera impresión.

 La observó por unos minutos; estuvo a punto de tocar, pero decidió no hacerlo. 

La mujer alzó su mirada de súbito y él se retiró de la puerta dando un salto de esos que casi te provocan un paro cardíaco, se asusto mas que nunca en su vida y corrió al asensor lo mas rápido que pudo y rogaba que ella no se hubiera dado cuenta de su presencia.

Pero, estando en el asensor, se hizo una pregunta que era casi obvia.

¿Que hace esa mujer ahí?

Pensó que podría necesitar ayuda o algo por el estilo.

Pero luego se le ocurrió una idea mucho mas oscura.

¿Que tal si era un fantasma?

Esa idea le pareció mas tentadora que la anterior, tomo aire y se armo de valor.

Volvió, temblando del miedo y la excitación.

Llegó a la ultima puerta, se inclinó lentamente hasta la cerradura.

Pero esta vez, sólo veía rojo. 

No podía distinguir nada más que un apagado color rojo, inmóvil. 

Pensó que tal algo se habría caído y estaba tapando la cerradura, algo de ese intenso color rojo que no lo dejaba ver absolutamente nada. 

Probablemente se tapó la rendija con algo rojo, pensó. 

Se sintió decepcionado, pensó que su adicción a las historias de terror le habría jugado una mala pasada, Volvió al asensor, pero mientras caminaba se dio cuenta que había una pequeña cámara de seguridad, encendida, y grabando.  

Se sintió avergonzado y se fue a dormir.

A la mañana siguiente, decidió contarle a la recepcionista. 

Después de todo, lo tenían grabado.

Al principio, la recepcionista se aterró y se enfureció con Marcus, le repetía mucho que no debía acercarse a ese lugar, mientras Marcus solo escuchaba con la cabeza abajo.

Tras un gentil suspiro, la recepcionista se calmó y finalmente dijo 

Bueno, supongo que puedo contarte la historia de lo que pasó en ese cuarto. 

Ahí se hospedaba una pareja de albinos, personas con la piel muy blanca.

Esta pareja peleaba mucho, la mujer nos pidió instalar una cámara de seguridad para denunciar a su marido por maltratos.

Cuando el tipo lo descubrió, asesino ahí a su mujer.

Las personas ya no se quieren hospedar ahí  ya que escuchan llantos terribles por las noches viniendo de ese cuarto, y algunos aseguraron ver a una mujer sentada en un rincón con su cabeza entre sus rodillas.

El tipo golpeó a su mujer hasta morir, la desfiguró completamente dejando todos sus huesos rotos y su cara completamente irreconocible. 

Pero lo mas perturbador del cadáver eran los ojos 

Los cuales eran completamente rojos.

Historias de TerrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora