-¡Hora de levantarse!
Gritó mamá, lo que provoco que Ashley y yo pegáramos un grito y cállesemos de la cama al mismo tiempo.
-Auch – se lamentó Ashley.
-¡AY, que dolor! – grité dramáticamente.
-Que dramáticas.
-¿Qué hora es? – pregunte aún en el suelo.
-Las cinco de la mañana.
-¡¿QUÉ?! – dijimos Ash y yo al unísono.
-Y apúrense el vuelo sale a las seis y media.
-Nojombre, ya nos acomodamos.
-¡Rápido! Las espero en quince minutos.
Mamá salió del cuarto, me levante del piso, busque la ropa que había dejado lista y entre a bañarme.
Al salir noté que Ashley se había quedado dormida.
-¡Ash, despierta!
-Cinco minutos - dijo con la cara entre la almohada.
-Vamos, Ash.
-Está bien – se levantó - ¿Dónde deje la ropa?
-De hecho, ni siquiera buscaste ropa, pero yo lo había previsto, así que te busqué ropa.
Le lancé, una camisa turquesa y unos jean negros.
-Todas mis cosas que quedaron aquí, te corresponden hasta que vuelva.
La palabra "vuelva" sonó vacía para mí, ya que existía una gran probabilidad de que no volviera, al menos no a vivir.
-¿Dejaste libros?
-Sí, al parecer no podía llevarlos todos por que pesaban mucho.
-Ok, seré feliz leyéndolos y releyéndolos.
-¡Báñate ya!
Ella entro en el baño, mientras yo termine de arreglarme, vi mi reflejo en el espejo, no me veía mal, llevaba unos Leggings negros altos y un croc-top blanco y mis Vans negros el pelo lo llevaba en una cola alta, aun así faltaba algo.
Tomé el suéter que me había regalado Ashley el día anterior y lo amarre a mi cintura, listo.
Ash, salió del baño.
-Estoy lista – dijo sonoramente.
La camisa turquesa hacia resaltar el color acaramelado de sus ojos y el moño que se había hecho la hacía parecer desaliñada pero a la ves elegante.
-Te vez guapa – le dije.
-Lo sé, bebé.
Ash, se había quedado en el cuarto poniéndose los zapatos yo decidí adelantarme. Al bajar, Note que papá y la tía estaban acomodando unas cajas en un armario y que sobré la mesa estaban hechas y rellenas las arepas.
-Buen día –dije – Bendición papá, mamá y tía.
-Dios te bendiga – dijeron papá y la tía.
- Dios te bendiga – dijo mamá.
- Bendición papá y mamá – dijo, Ashley bajando las escaleras – hola, señora Celina.
-Dios te bendiga – dijeron papá y mi mamá.
-Hola, querida – dijo mi tía.
-Cómanos que se nos hace tarde – dijo mamá.
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Nephilim Venezolana
Hayran KurguAlana Briceño es una adolescente de trece años que vive en Venezuela y tiene una vida normal, o eso pensó ella; Su madre, de un momento a otro le dice que se tienen que mudar a Nueva York.Allí se entera de un secreto tan enorme como el sentido de la...