capítulo 29

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Estaba frente al espejo usando un vestido de color amarillo, Ashley y mi mamá lo eligieron para mi cita con Galileo, sí amigos, mi mamá, ella se emocionó mucho, esa señora es inestable.
-No lo sé - dije viéndome - yo no usare esto, no es para mí.
-A ver - dijo mi mamá poniéndome un lazo en el cabello - se te ve hermoso, ese muchacho va a quedar con la boca abierta.
-Sin duda - dijo Ashley - tienes que usarlo.
-Negativo el procedimiento - dije quitándome el lazo - yo no quiero dejarlo con la boca abierta, quiero que seamos amigos.
-Ese muchachito está enamorado de ti, con lo que me ha dicho Ashley es más que obvio.
-¿A ti no te gusta ni un poco, Alana? - me dijo Ashley.
Fui hasta el armario y saqué un pantalón.
-No sé - dije sacando una blusa de color crema - ósea él es bonito, y me trata muy bien pero... yo no sé.
-Así era yo con tu papá mi amor - me dijo mi mamá sentándose en la cama - no quiero que vayas muy rápido, pero intenta al menos darle un besito - mi mamá me quiño un ojo.
-¡Sí! - Gritó Ashley - tu primer beso.
-No, no y no - vi a mi mamá escandalizada - me niego.
-¿No has dado tu primer beso? - me preguntó mi mamá.
- No y no pienso besarme con ese chico.
- Yo di mi primer beso a los nueve - dijo mi mamá con una sonrisa - era el niño más lindo de la escuela.
-Ok - revisé la hora y me fui al baño a cambiarme - quien lo diría Rebeca Singer.
-¿Te vas a cambiar? ¿Por qué?
-Este vestido no es adecuado a fin de cuentas, iremos a un café a escuchar poesía no quiero parecer un sol dentro de esa gente melancólica.
Entre al baño y me cambié rápidamente, mientras mi madre y Ashley seguían cotilleando sobre cómo me iría con Galileo.
-Mucho mejor - dije viéndome al espejo - ¿No les parece?
- El vestido era mejor - dijo Ashley.
- Claro como tú no vas a aguantar frío - le dije buscando el suéter que ella me había dado - ¿tengo que recordarte que estamos en Nueva York no en Barinas?
-Tendrías frío pero te verías bien - dijo mi mamá.
Le hice una mueca mientras tomaba una cola para amarrarme el cabello en una cola alta.
En ese momento un mensaje llego a mi teléfono, era de Galileo, me anunciaba que estaba llegando, tome una chaqueta y me la puse sobre él suéter, justo cuando tocaron la puerta principal.
-Yo le abro - mi mamá salió corriendo.
-Espérame - Gritó Ashley detrás de ella.
Mientras ella recibían a Galileo yo tomé una daga y la guarde entre mis botas, me disponía a salir de la habitación cuando escuche la voz del chico, empecé a ponerme nerviosa y las palmas de las manos me sudaban, me sacudí, no puedo actuar así, debo calmarme.
Respire profundo, tome mi teléfono y salí a la sala, donde mi mamá le estaba haciendo muchas preguntas a Galileo.
-Hola Galileo - le sonreí intentando ocultar mis nervios.
-Hola Alana, te vez muy bonita.
-Pica torta - le dije, mi mamá me vio negando - ¿nos vamos?
-Oh sí.
Me dirigí a la puerta, Galileo me siguió.
-Chao mami, chao Ashley.
- Adiós - dijo mi mamá - cuídame a la niña - se dirigió a Galileo.
-Seguro.
Ashley solo hacía simulación de estarse besuqueando, que tonta.
Salimos de casa.
-Oye, tenía pensado que fuésemos a Central Park primero.
-El que me invito a salir fuiste tú, tú te encargas de llevarme.
-me gusta saber que estás dispuesta a todo.
-No es que esté dispuesta a todo - nos apresuramos para subir al autobús que se detenía en la esquina - es que si me pasa algo Jace te haría de todo, y estoy segura de que eso no te gustaría.
-Es verdad - nos sentamos en los últimos asientos - Me pregunto porque me odia tanto.
-No te odia - le aclaré - solo me cuida demasiado.
-Bueno, realmente te vez muy bonita, sé que ya te lo dije pero... creo que necesito volver a hacerlo.
-Ay ya - dije viendo hacía otro lado sintiéndome algo incomoda - tú también estás bonito - fue lo que pude decir y me sentí más incómoda aun.
-Es la primera vez que me haces un cumplido - sonrió mientras sacaba su teléfono para ver la hora - cuéntame de ti, por favor.
-No soy la gran cosa ¿sabes?
-Solo por ser tú, ya eres la gran cosa.
-Adulador - le dije mientras sentía cosquillas en mi estómago por eso ¿Qué me pasa?
-Ok, te diré algo sobre mí ¿Te parece? - Yo asentí - una vez me persiguió un gato.
-¿Qué? - Dije riendo - bueno, supongo que fue aterrador.
-Sin duda, tenía diez años y moría del miedo, lo único que resultaba divertido, era que el gato tenía como seis meses, era muy pequeñito.
Comencé a reír.
-Pues, si te sirve de consuelo, a mí me persiguió una vaca.
-Eso es muchísimo más aterrador.
-Hasta que descubrí que en realidad no me estaba persiguiendo, yo estaba corriendo en la misma dirección que ella, cuando me detuve ella siguió de largo - él y yo reímos - yo pensé que sería mi fin.
-Que bueno que no, porque si no nunca nos hubiésemos conocido.
-Que bueno.
El resto del camino lo pasamos riendo y el contándome cosas de cuando era niño, él era todo un aventurero, había viajado a muchos países. Cuando estuvimos en Central Park, lo primero que hizo fue comprarme una manzana con caramelo.
-Dicen - dijo mientras caminábamos por el lugar, que era totalmente nuevo para mí - que las manzanas de ese puesto, son las mejores de todo Nueva York, por eso te traje hasta acá.
-Gracias - dije sonriendo - nunca nadie se había tomado tanta molestia para darme la mejor manzana con caramelo.
-¿Ni tus antiguos novios? Eso chicos no te merecían.
No pude evitar reír ante eso.
-Nunca he tenido novio - le dije sin más.
-¿De verdad? ¿Cómo es que nunca un chico puso sus ojos en ti?
-Yo que sé - me encogí de hombros.
-¿Te has enamorado alguna vez?
Primero recordé a los millones de chicos ficticios que leí en mis historias, luego recordé a Simon.
-Supongo que no - respondí después de haberme analizado - ¿Y tú? ¿Has tenido novia?
-Sí, una chica, todo fue un juego de niños o eso supongo, aunque de ella no estaba enamorado, si no de quien se volvió la dueña de mi primer beso, era como tres años mayor que yo - él sonrió levemente - ¿Sabes? Resulta raro, pues solo tenía once, no pensé enamorarme a esa edad.
Yo mordí mi manzana y lo escuche atentamente, Galileo era un chico al que me gustaba verlo, de verdad era guapo.
-No quero sonar grosero o entrometido ¿pero qué edad tenía cuando diste tu primer beso?
-Pues en realidad, nunca lo he hecho - dije saboreando mi manzana.
-¿En serio?
-No tengo porque mentirte, sí, sé que es raro, pues Ashley me lo ha dicho varias veces.
-Bueno, el chico que te de tu primer beso será muy afortunado.
-No lo creo.
Galileo revisó su teléfono.
-Ya casi son las seis, vamos al café.
-¿Dónde es? - dije siguiéndolo.
-Es en Gowanus, un lugar acogedor, te gustara.
***
-Busca una mesa - me dijo Galileo cuando entramos al lugar - buscaré café y donas para ambos.
Asentí y fui hasta un sillón que estaba al fondo, este lugar era realmente bonito, y me recordaba a la cafetería de "Friends"
El lugar estaba lleno de chicos, sobre el escenario había un joven de aspecto gótico, del tipo que escucha "My Chemical Romance" y se quiere morir, recitando poesía.
-La muerte parece dulce e impresionante - hablaba - parece hermosa y extraordinaria, no parece mala.
-Aquí tienes - Dijo dejando una taza de café y un plato con donas sobre la mesa.
-Gracias - tomé un sorbo de café.
El chico que estaba recitando se despidió con un gracias, mientras los demás le chasqueaban, si, chasqueaban en vez de aplaudir.
-No los mires raro - dijo Galileo - lo hacen para sonar sutiles.
-Oh - mordí una dona - eso lo explica.
En ese momento subió una chica, con el cabello tan largo que le rozaba los muslos, es probable que sean extensiones, usaba gafas y una boina.
-Te interesara escucharla - dijo Galileo - es para ti.
-Buenas tardes - habló - esté escrito aunque yo lo recite no es mío, es de alguien cercano que lo escribió con todo su corazón, espero que la chica que hoy lo acompaña pueda entenderlo.
>>Hermosa ensoñación, impresionante sueño, del que espero nunca despertar; verte a los ojos me da felicidad, para mi eres una bella obra de arte... de la cual me enamoré.
>>Ahora es cuando quiero decirte, es cuando quiero profesarte mi amor, me arriesgo, me lanzó al fuego, me aventuro a pesar de que esto para mí puede que termine siendo un fracaso, pero no me importa, solo quiero que sepas la forma en que te quiero...
Y no escuche más, un zumbido cubrió mis oídos, ¿Le gusto a Galileo?
Ignore todo y seguí tomando café y comiendo donas, no sabía cómo actuar, Galileo era un chico increíble, y si digo la verdad, también llamaba mi atención de esa forma, pero no puedo aventurarme a esto, enamorarme de él sería exponerlo a la muerte, y no quiero eso para él.
Los chasquidos de la gente me saco de mi mente.
-¿Y bien? - Galileo me vio con un brillo en los ojos que lo hacían ver realmente hermoso.
-¿Te gusto? - fue lo único que pude decir mientras me metía otra dona en la boca.
-Sí Alana, me gustas.
Hice una mueca y metí toda la dona en la boca para evitar decir algo, aunque realmente no tengo algo para decir.
-Eres divertida - él rió - pero dime, ¿Me rechazaras?
-Llévame a casa - le dije.
-Está bien - dijo aún con una leve sonrisa en el rostro.
Se puso de pie y yo lo acompañe, tenía muchas ganas de ir a la casa de mi tía, pues estaba cerca, aunque la situación de ahora no me dejaba muchas opciones.
Caminamos en silenció hasta la parada de autobús, ni él ni yo dijimos nada, pero me di cuenta de que él parecía afligido.
Rechazarlo, no quería hacer eso, porque si lo veía bien, era cierto, Galileo me gusta también, solo que yo he ignorado esto siempre, tampoco me he dado el tiempo para pensar en algo como esto, mi mente ha estado centrada en estudiar, entrenar y estar alerta si intentaban matar a los que amo, pero por alguna razón, que él se me haya declarado y de la forma en que lo hizo, hace que quiera abrazarlo y amarlo.
He hecho muchas tonterías en mi vida, pero rechazar a Galileo no será una de ellas. Lo vi al rostro y dudé, ¿De verdad me gusta? Creo que sí, pero el hecho de que yo le dé un sí al chico, es ponerlo como blanco para la bruja.
-No - le dije cuando estábamos en el autobús.
-¿No? - me preguntó.
-Me preguntaste si te rechazaría, ahora te respondo, no, no lo haré - él sonrió aliviado - pero tampoco te prometo nada, yo no sé nada de estas cosas.
-¿Yo te gusto? - Me pregunto con aura inocente.
-Jace nos mataría - fue lo único que pude decir, no estaba escuchándolo, solo estaba pensando en todo lo que una relación amorosa entre Galileo y yo desencadenaría - y ella también - pensé en la Sra. Dark.
-No me importa - dijo - acepto lo que sea si es por ti.
-Estás enamorado, pero yo... yo no sé, Galileo, eres mi amigo, te quiero mucho.
-Lo entiendo -dijo sonriendo aun - me alegra saber que me quieres.
No puedo dejar que te ocurra algo, pensé viéndolo fijamente, si algo entre nosotros ocurre, serás el blanco para la Sra. Dark, prefiero que ella no te vea.
-Algún día tal vez...
-No lo entiendes - le dije - es peligroso.
-Sin duda tu hermano es peligroso.
-Es más que mi hermano.
-¿Qué es entonces?
-¿Qué quieres lograr con esta declaración de amor? - le dije de forma directa.
-Saber si te gusto también, si algún día podría llamarte mi novia.
El autobús se acercaba a mi parada, Galileo debería seguir de largo.
-Nos vemos mañana en el colegio - presione el botón de parada y el autobús freno - cuídate - le besé la mejilla y baje.
Camine a paso apurado hasta mi casa, la calle estaba vacía.
Entre al lugar y Ashley estaba en la sala con una taza de palomitas de maíz, mi mamá corrió desde la cocina.
-¿Qué tal te fue? - dijeron a coro.
-Le gusto a Galileo.
Fue lo único que dije y me fui a mi habitación, mientras ellas chillaban y por lo visto pagaban apuestas que se habían hecho.

***
Quería decirles que la historia ha está terminada, solo queda subirla, gracias por esperar tanto, se les quiere.

-Srta. Umbrella ☂️🌻

Nephilim VenezolanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora