Capítulo 20

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Nunca te Quiso

VERÓNICA

No puedo creer que mi abuela me esté preguntando esto, si le dije hace unos días que me gusta un chico.

No entiendo sus ganas de que me guste una de las bestias. Aunque si me pongo a pensar...

Abuela, ¿Por eso usted alquiló habitaciones a universitarios? —ahora la sorprendida es ella—¿para conseguirme pareja?

Ahora que pienso mejor, estoy segura de que lo hizo por eso. Porque mi abuela es capaz de cualquier cosa para conseguir lo que quiere.

No, lo hice porque esta casa es muy grande y me gusta escuchar voces, risas —su mirada se vuelve triste—extraño mucho a Albert —me siento mal al verla recordar a mi abuelo. Vuelve a mirarme—pero no has contestado mi pregunta.

Abuela... la verdad no le puedo mentir... —nunca había hablado de chicos con mi abuela, siempre es ella la que entra en el tema y yo lo evito.

No me vas a negar que son lindos —asiento dándole toda la razón.

Es cierto y al principio me gustaron todos —mis mejillas se enrojecieron—pero ahora estoy confundida, abuela.

¿Por qué?

Abuela, he besado a tres de ellos —ella sonríe a más no poder, pensé que me regañaría por andar de besucona—abuela ¿Por qué sonríe? Me debería estar regañando.

—¿Por qué? estás en edad de explorar tus sentimientos y las hormonas pues, ayudan un poco —dijo sin dejar de sonreír, mis mejillas están tan rojas que es ya es inevitable esconderlas.

¡Abuela! —me acuesto en la cama cubriendo mi rostro.

Lo siento, pero oye... —me sacude—tienes a cuatro hermosos chicos viviendo contigo —rio—cualquier chica sería feliz.

Tienes razón —me levanto para salir—pero ellos no gustan de mí, siempre tienen chicas a sus pies y no me hacen caso, al fin un chico me ha invitado a salir y quiero darme la oportunidad con él.

¿El chico que te trajo? —asiento. Ella se acerca acariciando mi cabello con su sonrisa maternal—mira, sal con él y si no funciona pues hay más chicos en el mundo... yo estoy casi segura de que los chicos te quieren, solo deja de ser tan inexpresiva y muestra tus sentimientos.

Pareceré débil abuela —dije en voz baja y ella me abraza.

No lo serás, serás valiente por estar segura de lo que quieres, aunque no salga como tú lo deseas.

Está bien abuela —la beso en la mejilla y me levanto, pensando en lo que me dijo.

Espera... —me giro para mirarla, ella se levanta caminando hacia mi—deja de mirarlos como si te los quisieras comer con los ojos, tranquiliza tus hormonas un poco —mis ojos se quieren salir de orbita.

Me empuja con una sonrisa fuera de su habitación.

¿Es tan notorio?

Y yo creyendo que disimulaba. Que vergüenza espero que nadie más lo haya notado.

Camino hacia mi habitación y justo Saith iba subiendo, chocamos miradas por unos segundos. El sigue su camino hacia su habitación.

¡Oye! —se detuvo mirándome—el profesor de diseño dejó un trabajo en grupo y ¿adivina quién es tu compañera?

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