Capítulo 2

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Encuentros Desagradables

VERÓNICA

La verdad, la verdad... no entiendo que locura le entró a mi abuela a la cabeza. Yo siempre supe que está loca, pero no tanto y ahora me lo confirma su acto.

¡¿Desde cuándo la señora que no le gusta personas en su casa, ahora alquila cuartos?! y a jóvenes que ella siempre dice que son irresponsables y sucios.

Creo que la edad le está afectando.

¡Vero! —me llama desde abajo.

—¡Voy! —me quito mis lentes restregándome los ojos.

Me levanto y bajo las escaleras, mi abuela esta con sus lentes viendo una montaña de papeles. Me le acerco y miro las hojas.

Parece ser los perfiles de los futuros inquilinos.

Tira esos papeles a la basura.

Abuela, ¿Cómo que tíralos? ¿Sabes los árboles que matas con tirar estos papeles...?

Tú me estás matando con esa ropa —me mira por arriba de sus lentes—dile a Gia que te lleve de compras con ella, niña.

Abuela, su estilo no me gusta, siempre usa faldas ajustadas que le hacen ver el trasero y se ve incomoda.

Si te probaras una —ruedo los ojos.

Mi abuela es terca a más no poder, no puedo discutir con ella porque siempre gana aunque no tenga la razón, por eso opto por cambiar de tema.

¿A cuántos le alquilaste? —me siento a su lado.

Cuatro... —sigue enfocada en los papeles.

¿Hombres o mujeres?

Hombres.

—¡¿Todos?! —asiente—abuela, ¿no te da miedo? —levanta la mirada enfocándome—y si alguno es un psicópata, pedófilo, asesino...

Ya los entrevisté a todos y no lo creo —sonríe, acariciando mi barbilla—se lo que hago.

Cada vez entiendo menos...

///

Hoy llega Gia y la voy a recoger al aeropuerto junto con Hugo quien llegó ayer.

Hoy se va a juntar el agua y el aceite, el día y la noche, el ying y el yang, el sí y el no, el... ustedes entienden. Siempre se la pasan discutiendo y yo soy la mediadora de ellos. Aunque la mayoría de sus peleas es por mí, yo las causo.

Llegamos al aeropuerto y esperamos con un cartel. Al vernos suelta una carcajada que sorprendió a todos aquí presente.

¿Bienvenida loca maniática? Por eso la gente los miran extraño. —señala mi cartel.

Te extrañé amiga —nos abrazamos efusivamente.

Ella ha sido mi mejor amiga desde la primaria y la quiero como una hermana. Somos tan diferentes, tanto en personalidad, forma de hablar, hasta de vestir, pero nos queremos igual.

Y como siempre me excluyen —bufa molesto.

Huguito honguito —lo abraza efusivamente—vi algo y rápidamente pensé en ti —sus ojos se iluminaron—vamos te lo doy en el carro—entrelaza su brazo con él y empezaron a caminar.

Negué con la cabeza, ¿Cuánto durarán sin pelear esta vez?

A Hugo lo conocimos en primer año de preparatoria, es más tímido que yo, por ende, la que siempre hablaba era Gia, hasta que un día no fue al colegio y por fuerza tuvimos que hablar. Ahí descubrimos que teníamos muchas cosas en común.

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