Bestias Peludas
¿Por qué tendré tan mala suerte? Ahora resulta que el tipo que me empujó en el aeropuerto vivirá aquí.
¡Gracias abuela! de verdad.
—¿Te quedarás mirando mi hermoso rostro toda la noche? —no deja de sonreír.
Presumido, lo odio.
—¿Y tú te quedarás agarrando mi cintura toda la noche?
Mira hacia abajo y me suelta, vuelve a enfocar su mirada en mí sonriendo.
—No agradeces de que previne que tu lindo trasero tocara el suelo... —noto su sarcasmo—de nada.
—Si que es lindo —me giro y otro de los chicos mira mi trasero de forma extraña.
—¿¿Qué sucede con ustedes? ¡idiotas! —digo enojada.
Entro a mi habitación y suelto un suspiro. Escucho las risas de ambos a través de la puerta.
Va a ser una locura vivir con ellos.
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No me di cuenta cuando me dormí, hasta que los rayos de sol que provienen de la ventana me despiertan. Bajo a desayunar para irme a mi trabajo.
Trabajo en la sala de juegos para niños, en el centro comercial. Es muy divertido si trabajas en el área de dulcería porque puedo comer dulces en cualquier momento.
Al bajar las escaleras veo cuatro cuerpos tirados en el sofá y sin camisa. Se ven tan bien que quedo perdida en sus cuerpos por unos segundos. Levantan la mirada y me sonríen.
—Good morning, lindo trasero —saluda el rubio molesto, tanta belleza desperdiciada en un idiota como él.
—¿Así despiertas todas las mañanas? —el pedante me señala y luego suelta una carcajada.
Bueno, puede que me desperté y todavía sigo dormida porque no me acordé que ahora vivo con cuatro extraños que ya odio a dos de ellos. Y quizás no estoy presentable para la sociedad, pero no me importa, ni que fueran mis novios.
Los ignoro y camino hacia la cocina.
—¿Abuela! —al no verla, salgo nuevamente a la sala—¿han visto a mi abuela?
—Salió —dijo el chico rubio dorado, de cabello largo—te dejó esta nota—me acerco a tomarla y leo.
"Vero, salí a comprar fruta al mercado, te pido esto como favor porque sé cómo eres, pero prepárale de desayunar y no pelees con ellos, por favor."
—Y... ¿Qué vamos a desayunar? —los cuatro me miran con brillos en los ojos.
—Mi abuela quiere matarme —me giro balbuceando y escuchando sus risas.
Subo a mi habitación, ya que creo que pasé demasiada vergüenza. Me ducho y me pongo un conjunto que consiste en un jean acampanado y un polo verde por dentro del pantalón, mis botas chocolates y me amarro el cabello en una coleta alta.
Bajo nuevamente y los encuentro en la misma posición en la cual los dejé. Camino sin mirarlos hacia la cocina.
¿Qué puedo preparar para cuatro bestias? Nunca había cocinado para más de dos personas, siempre somos mi abuela y yo.
Uno de ellos entra a la cocina con una sonrisa. El chico de largo cabello y cuerpo de modelo ¡Dios! ¿Qué haré con tanta belleza en esta casa?
—Hola linda —se apoya del mostrador haciendo que sus músculos se tensen, este chico come gimnasio.
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Casa de Alquiler
Teen Fiction¿Saben qué es convivir con cuatro chicos lindos, sexys y odiosos? ¿No? Pues yo tampoco, pero Verónica si, gracias a su abuela que tuvo la grandiosa idea de alquilar habitaciones a esos chicos por una razón, pero esa razón trae consecuencias y dolore...