Capítulo 21

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No Soy Rubio

Chicas, estamos en un salón —Saith se interpone entre nosotras, pero lo empujo.

Que yo sepa, tú eras la que estaba tras Marcos y él ni te prestaba atención, así que no vengas a decirle perra a mi amiga, primero mírate el rabo, ¡Abre piernas!

Se nota lo molesta que estoy cuando le dije su apodo, quiere hacerse la digna y todos la conocen por ese apodo, le hace alusión a lo que verdaderamente es.

Levanta la mano para pegarme, pero la detengo con todas las ganas de pegarle, la suelto porque no me voy a rebajarme.

Eres una envidiosa igual que ella —hay gente que no aprende, de verdad—¿Crees que Saith se fijaría en ti? ¿Ahora qué hiciste el gran favor a nuestros ojos de vestirte mejor? —ríe sínicamente—sigue soñando muñeca.

Por más que fuera una idiota, tenía razón no soy la chica sexy y hermosa que todos desean, él es un chico que sale con personas así y yo simplemente no lo soy. Si me dolió su comentario.

Saith, ¿Te espero a la salida donde acordamos? —miro aturdida a Saith que no sabe dónde mirar por la vergüenza.

Y yo me sentía cada vez más enojada y lastimada.

¿Por eso no querías hacer el trabajo hoy? —ella suelta una carcajada.

¿Crees que va a dejarme para ir a hacer un simple trabajo contigo? Sueña cariño, sueña —me toca un mechón de cabello—no eres nadie.

Las lágrimas empezaron a correr, frente a la mirada de ellos y todo el salón. No me quedé más tiempo viendo cómo se burlan y hablan de mí.

Espera Vero... —lo escucho llamarme, pero Laila lo detuvo.

Déjala.

Corro y corro lejos, no puedo detenerme, no al menos que mis lágrimas se detengan y no lo hacen.

Me duele, me duele saber que a él no le importa, que prefiere irse a revolcar con chicas en vez de estar conmigo para hacer una simple tarea.

Me gusta Saith, pero ¿Por qué rayos me gusta él? Si es un idiota al que le gusta siempre molestarme y echarme en cara cuantas chicas enamora. Al final me duele todo eso que me hace sin intención de herirme.

Sin darme cuenta llego a la parada de autobuses, pero sigo caminando sin rumbo. Ya no tengo el valor para regresar después de haber huido como una idiota.

Sigo caminando hasta llegar a un parque, no hay muchas personas y agradecía eso, tiro mi mochila a un lado y me siento. Nuevamente lloro.

Lo que menos quiero es verme débil frente a las personas y justo eso sucedió hoy. Estoy harta de él y de los demás, desde que llegaron no han hecho más que hacerme daño y no me lo merezco. Yo no les he hecho nada.

Siempre el bueno es el que sufre.

¿Verónica! —busco con la mirada a quien me llama divisando a Tred a unos pasos de mí. Seco mis lágrimas rápidamente y me levanto sonriendo.

Hola Tred.

¿Estabas llorando? —se acerca secando una última lágrima que se me escapó—¿Qué sucede? ¿Quieres contarme? —niego.

Temo hablar y que vuelva a llorar, no quiero llorar nuevamente frente a alguien. Se acerca rodeándome con sus brazos y acariciando mi cabello, una que otra lágrima se me escapa, pero no rompí a llorar.

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