Capítulo 31

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¡No la Toques!

IAN

Esto cada vez está más complicado. No quiero ser el malo de la película, pero si Saith no lo enfrenta voy a tener que ser yo quien le diga la verdad a Verónica.

Me he dado cuenta de que Verónica sufre sola, no le gusta demostrar cuando la lastiman y lo ha estado escondiendo bien cuando está con nosotros, pero cuando está sola se nota su sufrimiento.

Me duele saber que yo no le gusto, pero lo que menos quiero es que sufra y por culpa de la idiotez de Saith.

Saith —entro sin tocar, él está revisando su celular como siempre que entro a su habitación—necesito hablar contigo.

Cierro la puerta detrás mío y me siento en la silla mirándolo.

¿Qué sucede Ian? tu seriedad me perturba —sonríe y se acomoda para mirarme bien—habla.

¿Por qué no le dices la verdad a Verónica? —la sonrisa se esfumó del rostro—no te das cuenta de que la estás lastimando y no vengas a decirme que no te importa porque sé muy bien que estás enamorado de ella —baja la mirada.

Es mejor que me odie Ian —vuelve a mirarme—cuando acabe el semestre volveré a Chicago, las cosas se están complicando y no quiero irme con ella enamorada de mí.

Ella te querrá igual con tu problema o sin el —me levanto—estoy cansado y no quiero verla destruirse por tu culpa —lo miro con seriedad—si tú no se lo dices, se lo diré yo.

Por favor Ian, no se lo digas —agarra su cabello con frustración—no quiero lastimarla así, sé que si se lo digo no querré irme y sabes que debo irme... no quiero que me extrañé y piense en esperarme porque no volveré.

Ni siquiera sabes si realmente es tuyo, Saith —lo miro un poco preocupado.

Es probable que, si lo sea Ian, era mi novia en ese entonces... no le digas a Verónica por favor, prefiero a que me odie y así me olvidé.

Suspiro.

Pongo mi mano en su hombro.

Es mejor que sepa la verdad, aunque duela... ahora bajemos a pasar un tiempo de calidad entre amigos —asiente y se pone la camiseta.

Si me detengo a observar bien las miradas entre ellos son demasiada obvias, más por parte de Saith.

Aunque me duela, debo apoyar a mi hermano y le prometí que no diría nada, pero no sé si resista verla llorar por su estupidez.

Chicos me iré a dormir  —se levanta de las piernas de Alan—hasta mañana —sonríe.

Me sorprende tanto la habilidad que tiene Verónica para ocultar las cosas, si ella no me lo dice, jamás me hubiera enterado.

Una vez que se fue Verónica, los cuatro nos fuimos al patio trasero.

Saith, ¿nos podrías decir qué sucede? —Alan lo encara con seriedad—no me gusta esta situación y menos enterarme por otra persona que tratas así a Verónica, la quiero mucho y no me importa que seas mi hermano, no permitiré que la hagas sufrir.

Bien, pero no quiero que por nada del mundo se lo digan a ella —ambos asienten y el suspira antes de empezar.

VERÓNICA

Todos nos reunimos en el parque central, unos a dormir y otros a molestar a los que intentan dormir. Por si lo preguntan, yo soy la que intenta dormir.

Vero se sociable —me sacude Gia.

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