¿No me Golpearás?
Llegamos a las seis y media a la universidad, todos vestidos estilo militar (idea de Gia) en este instante no hay nadie en el campus a excepción de nosotros. Ian, Alan y yo nos encargaremos de entrar y cambiar la ropa de los chicos.
Nos quedamos esperando a que ambos lleguen y para pasar el rato conversamos un poco de todo.
Se hicieron las siete y efectivamente llegaron justo a esa hora. Esperamos un poco más y los tres nos adentramos al gimnasio. Ian se encarga de vigilar la entrada, mientras que Alan y yo buscamos sus casilleros, hay demasiados cabe destacar.
—Ahí vienen —nos apresuramos y entramos en las duchas, la abrimos para disimular.
Imagínense, tres personas en una diminuta ducha y alejándonos del agua para no mojarnos, ¡sí! no es cómodo, aunque creo que ellos lo están disfrutando.
—Esta es la mejor parte de la broma —me susurra Alan al oído, le doy un codazo haciendo que se encorve, empujándome más hacia Ian.
Su sonrisa me eriza y me siento incomoda cerca de él después de ese beso. Tengo miedo de que escuche mis latidos acelerados desde que sus ojos se posaron en los míos.
Los escuchamos entrar y nos quedamos en silencio hasta que abren la llave. En ese momento salimos de la ducha y cambiamos los jabones que una amiga de Alan hizo, antes que sacaran la mano para alcanzarlos.
Buscamos los casilleros y los encontramos al fin, cambiamos la ropa por unos pantalones blancos y pantuflas del mismo color. Dejamos una nota en el casillero de Jhordan, diciendo donde estará su ropa.
Todavía no entiendo porque Gia le quiso hacer la broma a Marcos a último momento, pero dice que después me enteraré.
Salimos como bala disparada de ahí mientras nos reímos de que no nos descubrieron en el acto. Al salir del gimnasio vimos a Gabriel sonriéndonos. Levantamos los pulgares con una sonrisa y el asiente respondiéndonos.
Llegamos al parque del campus central, nos sentamos junto a Gia a esperar a que lleguen.
—Ya salieron —escuchamos a Gabriel decir entre carcajadas, han de verse super graciosos para que él se ría así.
Una vez que llegaron al parque del campus, las carcajadas se empezaron a escuchar. No se imaginan lo gracioso que se ven pintados de azul y con pantalón blanco.
Llegan frente a nosotros tan serios que en su mente tienen mil maneras de como asesinarnos.
—¡Fueron ustedes! —nos acusan de tal desfachatez.
—La verdad si —responde Gia—lindos, pero solo falta una cosa —en ese instante Saith junto a Gabriel le ponen unas gorras blancas y Hugo toma las fotos—ahora si parecen pitufos.
—Pitufi grandioso, están pitufi lindos —agrego con risas y todos se sumaron riendo conmigo.
—¿Qué mierda les pasa? ¡locas! —Marcos está enojado.
—Devuélvannos nuestra ropa —dijo Jhordan más calmado.
No está enojado, más bien parecía avergonzado.
Me quedo mirándolo fijamente, aun no entiendo porque de su expresión, debería estar con esa mirada arrogante con la que me dijo todas esas cosas. No es que se me haya ablandado el corazón, pero siento que se siente mal.
—Esto es para que sepan que no deben meterse con nosotras —el rostro de Gia se transforma, está muy enojada y me sorprende un poco.
—¿De qué hablas Gia? —Marcos está notablemente confundido al igual que todos.
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Casa de Alquiler
Roman pour Adolescents¿Saben qué es convivir con cuatro chicos lindos, sexys y odiosos? ¿No? Pues yo tampoco, pero Verónica si, gracias a su abuela que tuvo la grandiosa idea de alquilar habitaciones a esos chicos por una razón, pero esa razón trae consecuencias y dolore...