Capítulo 35

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Solo Ella y Yo

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VERÓNICA

Llenaron la mesa de comida como para un ejército, comen demasiado. Un señor que me imagino es el padre de Saith por el parecido, llega a casa dejando la maleta a un lado y sentándose en la mesa, creo que sin darse cuenta de mi presencia o simplemente me ignoró.

Después de unos minutos me mira y frunce el ceño.

Oh disculpa, no te vi... tengo tanta hambre que no reacciono a nada —sonrío.

No se preocupe señor —me mira fijamente durante unos segundos.

Eres la novia de Sagar ¿cierto? —apoya sus codos encima de la mesa entrelazando sus dedos—es algo torpe, pero debes comprenderlo es buena persona —sonrío.

No señor, no soy su novia... —se sorprende—me llamo Verónica Montero —me presento—soy... amiga de Saith, señor.

Oh disculpa, es que mi hijo trae a muchas chicas aquí que no suelo diferenciarlas y para no meter la pata siempre digo eso —sonríe incomodo—me llamó Román, por cierto, estoy muy feliz de conocer a la novia de Saith —sonrío avergonzada.

Señor no soy su novia —apuro a decir.

Mira linda, a mi hijo le gustas ¿sabes por qué? —niego incomoda—porque es primera vez que Saith trae a una chica a casa a diferencia de Sagar, claro —sonríe—ni a Rachel conocíamos —se sorprende—digo...

Sé quién es Rachel, señor —noto el aliviado en su mirada.

Entonces eres muy especial para él si te contó sobre ella —me sonríe de una manera amigable, noto lo mucho que se parecen los tres.

Los tres tienen el cabello negro, ojos claros y sus facciones finas, una sonrisa que hace que se forme unas pequeñas arrugas a los lados, pero se ve bien. A diferencia de los hijos, el señor es regordete, pero es la misma cara de sus hijos.

Fue como copia y pega.

La señora Andrea entra al comedor con una jarra de limonada y los chicos con más bandeja de comida. A mí me gusta comer, pero siento que es excesivo la comida.

Todos se sientan sonriendo y se agarran de las manos.

Señor gracias por la comida que tenemos en nuestra mesa y que vamos a comer el día de hoy, gracias por permitir que Saith vuelva a casa con salud...

Y gracias por permitir que conociera a una chica señor, porque estaba a punto de declararlo gay —los padres lo regañaron con la mirada mientras yo aguantaba la risa.

Siempre de simpático —dice Saith fulminándolo con la mirada, el chico solo sonríe guiñándome un ojo.

La comida estaba deliciosa, yo creí que iba a sobrar por la cantidad, pero me equivoqué los hombres comen por tres y la señora no se queda atrás. Yo me llené rápido creo que fue por ver tanta comida.

Nos sentamos en la sala a conversar y la señora es muy agradable. Me contó muchas anécdotas de Saith que me causaron risas y a él vergüenza.

Un rato después los padres se despidieron y se fueron dejándonos a nosotros tres, me estoy preparando para reírme con cualquier cosa que diga Sagar.

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