Capítulo 8

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Mi amigo el grillo

Hola preciosa... —rápidamente reconozco esa voz—¿necesitas compañía?

Giro mi cabeza para enfocarlo, sus grandes ojos se desorbitan al saber que soy yo, la preciosa.

—¿Ve-Verónica! —sonríe—¡estas hermosa! —me repasa todo el cuerpo con la mirada, me siento un poco incomoda.

Si eh... gracias, pero ¿podrías quitar tu mano de mi cintura? —se separa, avergonzado.

El resto de las bestias se acercan con curiosidad, cuando supieron que era yo, la expresión fue igual que la de Alan.

El más sorprendido fue Ian, que cuando su mirada chocó con la mía, sus ojos se abrieron con sorpresa. ¿tan bien me veo con esta ropa? a lo mejor es porque nunca me han visto vestida así y les sorprende.

No los culpo, si hasta a mí me sorprendió.

Hola chicos —los saludo.

No pude evitar sonrojarme con sus miradas que se hacen cada vez más intensa.

Estás muy linda Vero —dice Gabriel, sonrojado.

Gracias, tú también —sonreímos—ustedes también, chicos.

Si te vistieras así más a menudo ya tendrías novio —el comentario innecesario de la noche.

¡¿Por qué?! ¡¿Por qué Dios?! ¿Por qué tuve que conocer a este ser tan despreciable?

—¡Déjame en paz! —niega con la cabeza sonriendo.

Eres mi entretenimiento  —se acerca a mi susurrándome al oído—estás muy hermosa—se aleja dejándome confundida y sorprendida a la vez.

Seguido Alan desaparece tan pronto ve a unas chicas pasar, llevándose a Gabriel. Algo extraño porque se la han pasado peleando. 

Ian no deja de mirarme, llevo mi cabello detrás de mi oreja incomoda por su mirada.

—¿Por qué me miras así? —sonríe avergonzado pasando su mano por el cabello.

Eres muy linda Vero, ¿no te lo han dicho? —estos chicos hacen que me sonroje con cualquier cosa.

Yo sé que soy linda —comento llevando mi cabello con la mano hacia atrás como toda una diva. Ambos reímos alivianando la incomodidad—gracias.

Seguimos conversando de todo un poco, a pesar del ruido y de las chicas que se le acercan a hablarle, una que otra me mira como para que me fuera, pero no le daría el gusto de besuquearse con mi bestia.

¡¿Yo dije eso?!

Hola Verónica —escucho a mis espaldas, volteo y es Jhordan—¡wao! estas muy... linda —dice tímido.

Jhordan hola —nos saludamos con un beso en la mejilla—gracias por el cumplido.

¿Quieres salir un rato? —asiento.

Empezamos a caminar cuando siento que toman mi mano, me giro y noto que Ian está serio.

¿Me dejarás solo para irte con él? —frunzo el ceño.

Tienes a tu rubia que no ha dejado de mirarme mal, además yo te veo muy cómodo —me separo de su agarre y me voy con Jhordan.

Caminamos hacia el patio trasero, al fondo se ve un gran bosque, hay una gran piscina rodeada de sillas y personas bailando y bebiendo, otros bueno... ustedes saben.

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