-¡Hola, Cristián!-
Saludó, vestida de gitana, a su amigo que abría la puerta.
-¿Dea?- preguntó confundido -¿Qué haces aquí? Y además, ¿Vestida así?- agregó, asombrado. Miró detrás de ella y se encontró con tres personas que la acompañaban -¡Gaia! ¡Preciosa! ¡Que gusto me da verte!-
Corrió hacia ella y la levantó del suelo, en un gran abrazo. Keilot, los miraba irritado, ¿Desde cuándo su esposa tenía esa clase de confianza con otros hombres?
-¡Hola, Cris! ¿Cómo has estado?-
Ella y el maestro de música, se habían hecho grandes amigos en las últimas semanas.
-Muy bien, gracias. Estás preciosa. Te queda el cambio-
La bajó al suelo y besó sus labios, pero un fuerte empujón, lo apartó de ella.
-¡Oye, amigo! ¿¡Qué creés que estás haciendo!?-
Preguntó el esposo de ella, iracundo. Este último, le regaló una gran sonrisa.
-No te preocupes, cariño- le habló con dulzura -Soy un gran amigo de Gaia. Además, mi esposo está aquí-
El hombre frente a él, no entendía nada.
-¿Esposo?- dijo, confuso.
Lai detrás suyo, apoyó una mano en su hombro y se acercó a su oído para susurrarle algo. Cuando las palabras ingresaron a su sistema, enrojeció cual manzana y su amigo, rió con ganas.
-¡Que gusto me da verte, Cristián! ¿Cómo sigue Lucio de su resfriado?-
Cuestionó, como todo un boticario profesional.
-Muy bien, Lai. Esa salvia que me recomendaste en la botica, realmente, hizo milagros- respondió feliz.
-Me alegro oírlo. Pero no vinimos aquí por eso. Necesitamos hablar contigo- el maestro lo observó extrañado.
-¿De qué se trata?-
Indagó consternado, mirando a sus visitas.
-Disculpa, pero ¿Podríamos pasar? Realmente, es un tema muy delicado, como para hablarlo aquí en la acera-
Preguntó Keilot, cambiando totalmente de actitud.
-Si, claro. Adelante, estaba preparando un poco de té para Lució y para mí-
Ahora, seis personas se encontraban tomando el té y comiendo galletas en una pequeña sala. Mientras los dueños de la casa, escuchaban el terrible suceso de lo que había pasado con las pequeñas hijas de sus amigas.
-Eso es todo, Cris- terminó de narrar Dea. Mientras el maestro y su esposo, lloraban con pañuelos en sus manos -Ahora Lucio y tú, tienen que hacernos un gran favor- los miró a ambos.
-Claro, cariño ¿Qué necesitan?-
Preguntó, tomando las manos de ella y mirando a todos los presentes.
-Necesitamos su auto para llegar a Ciudad Central y de ahí, cruzar en barco hacía Keisalhima-
Él asintío, incorporándose como una bala.
-Lució, cielo. Trae las llaves del auto, que yo prepararé una canasta de alimentos para el viaje. Rápido- indicó aplaudiendo y acercándose a las hermanas -Por supuesto que no les negaré este favor, son mis dos grandes amigas y mucho menos, en una situación como esta- Las abrazó a ambas -Encuentren a sus niñas- susurró en medio de las dos.
-Muchas gracias, Cris. Eres un gran amigo- dijo, besándolo en la mejilla.
-Sabía que podía contar contigo- lo abrazó fuerte su otra amiga y también lo besó -Gracias-
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Simplemente Magia O Puramente Alquimia
FantasyDespués de dos años de enfrentar a Golum y reencontrarse. Las hijas del sol y de la luna, protagonistas de una alquimia llena de magia, tendrán otra historia que contar. #Libro 2 de la trilogía: Sol y Luna