Recuerdos

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-¿Cómo pudo haber enfermado tan rápido?-

Preguntó la hechicera, acariciando el cabello de su hermana que dormía en su regazo.

-No lo sé- contestó mirando a su esposa por el retrovisor -Hace unos días estaba bien-

Gaia había enfermado después de salir del Distrito de Shiganshina. Llevaban un día y medio de viaje, después desembarcar hacia la ciudad de Trost. La última parada, antes del paso penínsular hacía Keisalhima. El viaje fue tranquilo y sin preocupaciones, ningún titán apareció en su camino.

-Nuestra idea no era detenernos en Trost. Pero cuando lleguemos a la ciudad, podremos comprar medicinas o llevarla a algún hospital para que la atiendan- sugirió, mirando el mapa en sus manos.

-No tenemos dinero, Lai- aseguró preocupada -Gastamos lo último que teníamos, en combustible de reserva para el auto- indicó, en el mismo tono que antes.

-No sé que haremos- habló desesperado el conductor del vehículo -No podemos darle de tomar cualquier cosa. Es alérgica a casi todo y además, no sabemos que tipo de enfermedad se trata-

-No creo que sea nada grave, Keilot. Estoy segura que es sólo una gripe. Antes de partir hacia Trost, me comentó que tenía mucho frío-

-¿Y no te pareció extraño?- preguntó a su cuñada -Ella nunca tiene frío-

-Es cierto, lleva puesta esa capa desde que salimos de allí-

Lai volteó y miró a la joven enferma.

-No le di importancia. Yo siempre tengo frío. No me imaginé que en ella fuera algo anormal- respondió, tocando la frente de su hermana -La fiebre ha bajado un poco-

-Al menos, eso es algo bueno- suspiró un poco más tranquilo.

-Ivi- susurro ella, entre delirios -Te extraño, mi bebita- sollozó en el regazo de su hermana.

-¡No puedo soportarlo más!-

Apretó el acelerador y cruzaron los pocos kilómetros que quedaban a la ciudad, en cuestión de minutos.

Estaban desesperados buscando por todos lados un hospital para que la atendieran. La fiebre había vuelto y sus delirios, eran muy fuertes.

-¡IVI!- gritaba dentro del auto con los ojos cerrados -¡SUELTA A MI BEBÉ! ¡MALDITO!- lloraba y gritaba, mientras su hermana la abrazaba -¡EYRA! ¡LA TÍA Y MAMÁ TE SALVARAN! ¡NO TENGAS MIEDO!-

Jaulita estaba como loco. No sabía donde ir. No sabía que hacer.

-Lai, ayúdame- rogó a su amigo -Por favor, encuentra el hospital-

El llanto y el delirio de su esposa, estaban acabando con sus nervios. Lai cerró sus ojos y se concentró un instante, forzando una visión en su mente.

-Es por allá- señaló a una intersección -En esa esquina, dobla a la derecha y sigue dos calles más-

Así lo hicieron, llegaron al hospital es cuestión de minutos.

-¡AYÚDENME! ¡POR FAVOR!-

Ingresó al hospital, pidiendo ayuda con su esposa en brazos, seguido de cerca por los hechiceros.

-¡Enfermera! ¡Venga rápido!- se acercó a ellos un doctor -¿Qué es lo que tiene?- preguntó, mirando a la joven.

-No lo sé- contestó él -Hace unos días estaba bien. Pero ahora, tiene fiebre alta y delirios muy fuertes-

El doctor, los miró preocupado.

-Tenemos que llevarla a emergencias. Rápido-

La enfermera y él, colocaron a la alquimista en una camilla y la trasladaron a otro pabellón del hospital.

Simplemente Magia O Puramente AlquimiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora