Encuentro cercano

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Era su cuarto día viajando sin parar hacía la tierra de los titanes

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Era su cuarto día viajando sin parar hacía la tierra de los titanes. Tenían un muy buen tiempo, considerando que el viaje a Keisalhima en barco es de siete días.

El paisaje era muy cambiante, variaba de verde y frondoso a árido e inhóspito, en tan sólo unos kilómetros.

Ahora, se encontraban andando por el camino hacia una ciudad cercana, como consecuencia de un terrible infortunio que tuvieron con el auto.

-¡No puedo creer! ¡Que hayas estrellado el auto en tu primer clase de manejo, Lai! ¡Realmente, eres increíble!-

Se quejó la alquimista a unos cuantos pasos de distancia de él. Podían apreciarse los primeros indicios de civilización en el horizonte, rodeado de extensas murallas.

-¡Deja de fastidiarme, Gaia! ¡Me distraje por unos instante  al ver pasar a esas personas volando sobre nosotros! ¡Parecían pájaros saltando de un lugar a otro en el aire!- se excusó.

-¡Seguramente, fue una de tus estúpidas visiones! ¡No puedo creerlo!- dijo escéptica -¡Personas voladoras! ¿En qué estabas pensando, Lai?- cuestionó enojada.

-¡Mis visiones no son estúpidas! ¡Yo sé perfectamente que es lo que vieron mis ojos!- se defendió irritado -Además, si tanto te molesta ir caminando hacia esa ciudad. Hubieras arreglado el auto con tus propias manos, ¿O acaso se te olvidó que eres una alquimista?- respondió furioso.

-¡Intercambio equivalente! ¡Estúpido!- se volteó hacia él, para mirarlo a lo cara -¡Necesito algo de igual valor para intercambio! ¡No puedo transmutar a partir de la nada! ¡Te recuerdo que el auto quedó destrozado por-tu-culpa!-

Aseguró, picandole el pecho en las tres últimas palabras. Keilot los separó antes de que llegaran a mayores.

-Gaia, ya es suficiente. Estás demasiado irritada, últimamente. Creo que el viaje, está afectando tus emociones- defendió a su amigo -No fue la intención de Lai destrozar el auto, fue un accidente- se interpuso entre ambos -Y por suerte, ninguno de nosotros resultó herido-

Su cuñada, no se quedó atrás. No podía tolerar la imprudencia que cometieron esos dos hombres al volante. Además, fingir que no fue la gran cosa. Podrían haber muerto.

-¡No lo defiendas, Keilot! ¡Te recuerdo que tú fuiste el que le entregó el mando del auto a Lai! ¡Así que esto, también es tu culpa!- defendió a su hermana de los dos -Por tu imprudencia, sucedió esto. Es bien sabido por todos nosotros, que él, no sabe conducir- lo miró rabiosa.

-¡Cierra la boca, Dea! ¿Qué querías que hiciera? ¿Qué me detuviera o que despertará a alguna de ustedes?- respondió al borde de la irá -La última vez que las despertamos para que alguna de ustedes condujera, casi nos arrojan del auto y nos dejan al borde del camino- se defendió -¡No, gracias! ¡Prefiero morir en un accidente, en vez de soportar a alguna de ustedes!- las señaló a ambas de una en otra.

Simplemente Magia O Puramente AlquimiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora