Oscuridad, ese es su primer recuerdo. Estaba oscuro, hacía frío y se encontraba herido. Pero al abrir sus ojos, vió la luna, era tan gran grande y era tan brillante, que parecía, ahuyentar la oscuridad y cuando lo hizo, ya volvió a sentir dolor y comenzó a caminar entre la nieve, sin un rumbo fijo por una infinidad de horas, hasta que un grupo de soldados, lo encontró.
¿Por qué estaba en ese lugar? ¿Y qué era lo que tenía que hacer? Eso jamás lo ha sabido y parte de él se pregunta si lo sabrá. Su nombre, es Sebastián Jenner o como lo conocían en la tropa, el Soldado del Invierno. Pero eso fue hace mucho, pero mucho tiempo atrás.
-¡Otra vez!- despertó exaltado después de ese sueño -¿Quién soy?- se preguntó, tocando su cabeza -Hace tres años que llegué aquí y no sé quién soy- susurró -¿Por qué nadie me busca? ¿Qué clase de hombre fui, para que nadie se preocupe por mi?- pensó en silencio frotando su rostro.
Dirigió su vista a un lado y el cuerpo desnudó de una mujer de largo cabello negro, estaba junto a él. La observó por unos instantes, sin ningún tipo de emoción y se incorporó, para vestirse y salir de allí en completo silencio. Caminó indefinidamente por esos largos pasillos del cuartel, para calmar su insomnio y que el sueño llegara. Pero en vez de eso, se cruzó con Marck Corven, su único amigo allí.
-Te estaba buscando, Sebastián- lo miró sin ánimos -¿Dónde estabas?-
-No te interesa- no le iba a comentar que estuvo con la Reina de Hielo -¿Qué quieres?- preguntó malhumorado.
-El comandante nos mandó a hacer guardia civil a una fiesta en el centro...- comentó, aburrido y cansado -Hace tres años hubo un incidente y quieren evitar problemas-
Le entregó un antifaz verde que combinaba con sus ojos.
-No voy a ponerme eso...- negó rotundo.
-Tendrás que hacerlo, no tienen que saber que somos soldados- indicó firme -Según parece, es un encuentro de máscaras para festejar a la diosa de la luna o algo así-
-Bien...- suspiró -Pero me lo pondré al llegar...-
Ambos caminaron en dirección a la salida, para dirigirse a la plaza central.
-¿¡Por qué vinimos aquí!?- se quejó cansada haciendo un mohín con sus labios -¡Dea, te estoy hablando!-
Reclamó a su hermana que la ignoraba, mientras hablaba con el padre de su hija.
-¡Gaia, desde que salimos de Amestris, estás quejándote!- reclamó en el mismo tono que ella -Es el cumpleaños de la Dama del Caos y aquí, en la capital de Keisalhima es su festividad, por eso vinimos-
Estaba hermosa con ese antifaz granate sobre sus ojos y un bellísimo vestido negro, que desmostraba a simple vista, el inmenso poder que habitaba en su interior.
-Eso ya lo sé- acomodó el antifaz negro sobre sus ojos -Pero yo no soy una hechicera, soy una alquimista-
Se señaló completa, muy molesta, al recordar ese título que tanto detestaba, desde hacía tres años. Aún así, a pesar de su malestar e incomodidad, ella portaba unos shorts de cuero, botas de combate y una camisa, todo en tonos negros. Como accesorios, un chaleco marrón, junto con un sombrero y cinturón a juego. Estaba muy bonita y única en ese lugar, como siempre.
-Hermanita...- se acercó a ella -No puedes estar de duelo toda la vida- ella bajó la mirada -Él no volverá y no puedes condenarte a vivir entre esas cuatro paredes y el trabajo-
-Ella tiene razón, Gaia- Lai abrazó a la hechicera por los hombros -Divertirte por unas horas, no te hará ningún daño. Además, si lo que te preocupa son Ivi y Eyra- lo miró -Tus padres, las están cuidando bien- afirmó, calmándola.
ESTÁS LEYENDO
Simplemente Magia O Puramente Alquimia
FantasíaDespués de dos años de enfrentar a Golum y reencontrarse. Las hijas del sol y de la luna, protagonistas de una alquimia llena de magia, tendrán otra historia que contar. #Libro 2 de la trilogía: Sol y Luna