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Pasaron unos días más, y Aarón fue a buscarme a la secundaria en la salida.

Me dio un poco de pena, ya que mis compañeros gritaban: ¡Daphne tiene novio y es un chico mayor que ella!4
Y unas cuantas tonterías más.

—¿Aarón que haces aquí?—. pregunté escandalizada.

—Vine a traerte, ya salí de la escuela.

—Bueno vámonos de aquí—. lo empujé para salir de ese incómodo lugar.

Me invitó a tomar un helado y accedí.

Hablamos un poco más de nosotros y fue ahí donde él se atrevió a decirme todo lo que sentía por mí.

Me quedé boquiabierta ante su declaración, y acto seguido, me pidió ser su novia. Sinceramente Aarón me gustaba y mucho, pero algo me decía que no lo hiciera. Ignoré mi corazonada y le di el sí.

Él me abrazó y me dio muchas vueltas, reímos un poco y luego me dio un beso en los labios, yo nunca había besado a nadie y en esos momentos me sentí extraña.
Me acompañó a casa y me despidió besando la comisura de mis labios.

Entré a casa y Jafet ya estaba ahí. Me preguntó de Aarón y dijo que podía decirme más de él si yo quería.
Tontamente accedí a su propuesta y él empezó a hablar más abiertamente de su amigo. Después de que él me dijo todo eso, iba a levantarme cuando me haló del brazo haciendo que me sentara.
—¿Qué pasa Jafet?—. le dije indignada.

—Ven, acompáñame a mi habitación tengo algo que te interesará.

Accedí y caminé a su habitación. Cuando entramos él cerró la puerta.

—¿Qué es lo que me mostrarás?

—Oh, nada... es solo que quería hacer esto—. él me aventó a su cama y empezó a quitarse su playera.

—¡Espera Jafet! ¡¿Qué me harás?!—. yo gateaba por su cama tratando escapar pero mis intentos eran inútiles.

Él me dio dos bofetadas y empezó a quitarme la blusa de la escuela. Entendí que él me haría daño, así que intenté evadirlo golpeándolo, arañándolo pero nada daba resultados. Me dio un golpe con el cual me bloqueó por completo, no pude hacer nada más para defenderme. Empecé a sentir que deslizaba su boca por mis pechos hasta bajar a mi abdomen. Lo único que podía hacer era llorar puesto que no tenía fuerzas para defenderme.

Lloraba y lloraba tras cada movimiento de él en mi pequeño y débil cuerpo. Tampoco podía gritar, nada salía de mi garganta. Y cuando gesticulaba dolor o algo así, él volvía a abofetearme.

Cuando terminó de hacerme daño, me dejó en su cama mientras yo trataba de salir de mi trauma. Me dio un último beso cerca de mis pechos y eso hizo que me enfureciera.

—Si te preguntan di que te caíste de las escaleras ¿okey?

Asentí débilmente, me había causado daño y ¿aún así creería que tenía fuerzas para testificar? Aparte me amenazó de que no dijera nada o me iría peor.
Empecé a vestirme y luego salí corriendo de ese lugar, papá iba pasando rumbo a su habitación cuando yo pasé corriendo con las manos en la cara.

Quizás él se dio cuenta de que yo estaba mal y fue a tocar la puerta de mi habitación.

—¿Daphne estás bien?

—Sí papá—. Traté de calmar mis sollozos.

—¿Segura?

—Completamente, solo es estrés—. me enjugaba las lágrimas.

—Okey... si necesitas hablar estaré aquí ¿sí?

—Gracias papi—. Me tiré al suelo y seguí llorando.

Buscábamos lo mismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora