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Daphne...

Papá nos permitió pasar y dijo que iría a ver algo y en eso me acerqué a mi acompañante.

-Vamos dentro- lo tomé de la mano y empezó a sudar frío, me preocupé un poco pues quien sabe qué estaba pasando por su cabeza en esos momentos, le acerqué una silla para que se sentara y pudiera calmarse.

Papá salió con Luciana en una silla de ruedas, estaba un poco diferente a como la recordaba.

-¿Recuerdas a Luciana?- la señala.

-Oh, por supuesto, la mujer que jamás me quiso- puse en blanco los ojos y me crucé de brazos.

-Daphne- interrumpió Harold -No hables así delante de ella, ha sufrido un derrame cerebral por lo que muestran sus ojos y puede oírte claro y fuerte pero no puede responder como debe, tus palabras pueden hacerle daño.

-Pero Harold...- iba a protestar pero papá interrumpió.

-¿Usted es médico joven?- lo vio de pies a cabeza.

-Así es señor, soy cirujano- sonrió.

-Oh, es una maravilla que sea amigo de mi hija.

-Es una maravillosa compañera- volteó a verme y yo sentí ardor en la cara.

-Bien, bien... pero ¿por qué le pasó esto?- cambié radicalmente de tema pues me estaba sintiendo un poco incómoda.

-Por... la muerte de Jafet- sentí un retortijón en el estómago, yo era la culpable y creo que Harold notó mi incomodidad.

-Creo que debo irme, espero poder verlo después señor Collins- él extendió su mano en señal de despedida y yo asentí cuando me dijo que nos veríamos en el hotel.

-Papá... hay algo que debo confesar- pude hablar después de que Harold se fue.

-¿Qué es Daphne?- mi papá puso cara de susto.

-Yo... bueno... Jafet abusaba de mí desde los 14 años- tomé una bocanada de aire y unas lágrimas se me escurrieron al recordar aquello, no podía ni ver a mi padre a los ojos -Y esa noche cuando desaparecí... fue porque... yo maté a Jafet en señal de venganza.

-¿Qué estás diciendo? ¡dime que es mentira!- mi papá me tomó de los hombros y vi que Luciana tenía los ojos tan abiertos que pensé que en cualquier momento se le saldrían de órbita -Daphne... ¿por qué no me lo dijiste?

-Porque...- rompí a llorar con ganas -Porque me sentía tan mal, sucia... indigna, ese maldito acabó con mi niñez... ¡lo odio!- abracé a papá.

-Hija pensé que confiabas en mí, ¿cómo ibas a ocultarme algo así?

-Me amenazó con matarnos si decía algo... lo hice por que estaba harta, no tenía opción. ¡Perdóname por favor! ¡perdóname por ser una asesina!- me hinqué y empecé a suplicarle.

-Daphne- se hincó junto a mí -Cada noche me acostaba pensando en ti, jamás te olvidé y tenía la esperanza de volver a verte y pensaba en si cómo estabas- lloró amargamente -Creí que ya estabas muerta.

-Te entiendo papá, me imagino tu angustia... y creo todo aquello, pero mírame sigo viva y ya me convertí en toda una abogada titulada- seguimos llorando juntos, papá no me echó en cara nada y me comprendió.

Me quedé a comer con ellos, ayudándole a papá a darle de comer a Luciana.
- ¿me quieres contar por qué terminaron en esta vecindad? - le pregunto a mi padre una vez que estamos sentados solos.

-por lo caros que fueron los tratamientos de Luciana. Tuvimos que vender la casa.

-lamento haber provocado todo esto. - bajo la mirada.

Buscábamos lo mismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora