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Harold.

Entré en el hospital y ya había un paciente en quirófano, que estaba muy grave.
Fui a los vestidores a cambiarme como rayo y bajé para ayudar al paciente.

Era un jovencito herido de un accidente de tráfico.
Primeramente detuvieron su sangrado y posteriormente lo metimos a quirófano pues había sido un accidente grave y tenía lesiones en el cráneo. Fue un trabajo difícil pero pudimos salvarlo después de horas de trabajo intenso.

Me senté en una banca fuera de los vestidores y pasé una de mis manos por mi cabello, haberle dicho todo a Daphne era lo correcto y me sentía con un peso menos encima.

Sabía que ella estaba herida física y psicológicamente, por eso me ofrecí a ayudarla, y lo primero era que volviera a ver a su querido padre y ponerme en contacto con su madre si tenía suerte.

Mis vacaciones se aproximaban y sólo era cuestión de días, 4 para ser exactos.

Me puse en contacto con un agente de viajes y solicité dos boletos a Londres.

El amable agente también me ofreció un buen hotel con todos los servicios y yo acepté gustoso. No sé qué estaba provocando Daphne dentro de mí, y si tenía la oportunidad iba a protegerla y ayudarla, no soportaría volver a perder a alguien que amo si está en mi mano ayudarle.

Ya tenía todo planeado y nada iba a estropearme los planes perfectos con Daphne.
Le llamé y le pedí que viniera al hospital para darle la noticia.

Ella llegó por el atardecer, iba vestida como ayer: falda y traje de vestir. Se veía muy hermosa. Depositó un beso en mi frente y se sentó.

-¿Ya me dirás de qué se trata?- se le veía ansiosa.

-Pues...- me agaché un poco y tomé los boletos para dárselos en un sobre.

-¿Qué es?— frunce el entrecejo.

-Ábrelo- junté las manos sobre el escritorio y vi sus gesticulaciones cuando leyó el destino.

—No puedo creer que hayas hecho esto— me abraza—pero no puedo aceptar. Debió haberte costado mucho dinero y no me consultaste nada.

—por favor Daphne, por primera vez en tu vida déjate consentir. Lo hice porque te quiero y deseo verte bien.

—No, no puedo porque además tengo que trabajar. No puedo darme ciertos lujos. Ve tú y disfruta de esa linda ciudad.

—si no vas tú, yo tampoco. ¿Qué caso tiene?

—es que dudo que me den permiso, gastaste y te voy a quedar mal — pongo un dedo en sus labios para callarla.

—intenta pedir permiso en tu trabajo y si te lo dan nos vamos. De lo contrario te espero. Es más importante que veas a tu padre.

Suspira y me mira.
—tienes razón, hablaré con Paul.

—genial— sonrío. —me encantará viajar contigo.

—también a mí, muchas gracias por hacer esto. Eres el mejor. — besa mis mejillas y me abraza. Sabía que estaba muy feliz y que era lo que estaba esperando durante años.

Sinceramente yo estaba tan satisfecho que la sonrisa no se borraba de mi cara.

Ella se retiró y continué haciendo unas historias clínicas.

- ¿y ahora tú qué te traes? - Ian me cuestionó.

-nada... Es solo que soy muy feliz- sonrío embobado.

-cuéntame.

-voy a ir a Londres con Daphne durante estas vacaciones.

- ¿qué? ¿Hablas en serio?

Buscábamos lo mismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora