Daphne
Era un mar de lágrimas, Miranda intentaba calmarme por todos los medios, pero no lo estaba logrando.
Como Ian era mi doctor, optó por darme unos calmantes ya que no iban a poder tranquilizarme tan fácil.Me desperté estando en el regazo de Miranda, ella estaba acariciando mi cabello.
—Miranda— murmuré.
—Qué bueno que ya despertaste Daph.
— ¿Y Harold?
—Justo Ian está dentro con él....
—Quiero verlo.
—No podrás hasta mañana.
— ¿Ahora por qué?
—Porque le colocaron unos tubos para respirar.
— ¿Tubos?
—Sí, Ian mencionó algo sobre ventilación y cosas raras que no entendí.
—Harold...— sollozaba.
—Paul Murillo está aquí.
— ¿Qué demonios hace aquí? — me alteré.
—Quería hablar contigo sobre todo esto, pero estabas dormida cuando vino.
— ¿Tiene mucho tiempo?
—No realmente, mira ahí viene. — señala a dirección contraria.
—Hola señorita Collins.
— ¿Qué es lo que quiere? — reacciono furiosa.
—Entiendo sus motivos y sé que su estado es de impresión y me pongo en su lugar.
— ¡AL GRANO! ¡GRACIAS A USTED PASÓ LO QUE PASÓ! — estaba muy alterada.
—Lo lamento mucho, pero yo no sabía nada de lo que Alessander estaba planeando con Aarón, por eso le doy libres los próximos días.
— ¿Qué pasará con ellos?
—Ya fueron procesados. Ahora puede descansar y tomarse estos días, es lo menos que puedo hacer por usted.
—Muchas gracias señor.
—No es nada.
Él se despidió de nosotras y también hizo una excepción con Miranda. Mi pobre amiga ya había sufrido demasiado conmigo, y yo traía la mala suerte de caer en el hospital a cada rato.
Me sentía mal por ella, vivía mi dolor en carne propia y eso me ayudaba a no decaerme por completo.
Opinó que fuera con ella a su departamento, pero yo me negué muchas veces. Ian regresó, ya estaba cambiado con ropa cómoda.—Doctor, ayúdeme a convencer a su paciente de que vaya a descansar— dijo Miranda.
—Ande señorita, debe descansar. Le hará daño estar metida aquí todo el tiempo.
—No. ¿Y si él despierta? No seré yo quien le dé la bienvenida.
—Vaya a dormir, es muy difícil que él despierte esta noche— dijo Ian con la voz rota.
—Creo que tiene razón— bajé la mirada.
—Andando, las llevaré a casa.
—Primero iríamos a casa de Daphne para recoger algunas cosas y luego a la mía— se apresura a responder Miranda.
—Pues las llevo no hay problema.
—Sólo a mi casa, después Miranda puede llevarse mi coche a su casa— opiné.
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Buscábamos lo mismo
RomanceCuando Daphne Collins comete un error, emprende una aventura que la lleva a parar hasta España. Pero su entrada a la ciudad no fue tan buena, pues ingresó a un hospital de Madrid después de ser agredida ella y otras personas. Ahí es donde conoce a H...