Harold
Estaba tan enojado conmigo mismo, soy un gran idiota que no sabe contenerse, ahora entiendo porqué siempre me quedo solo. Al menos sabía que estaba bien y con su padre, eso me tranquilizaba un poco.
Me llamaron de la empresa, Nicolás estaba preocupado.
—Hola Nico— lo saludé al descolgar el teléfono.
—Harold...— su respiración se escuchaba agitada.
—¿Qué pasa? ¿debo preocuparme?
—Mucho... es sobre Alessander y la empresa.
—¿Qué ha ocurrido?— me preocupo también.
—Él vino a "hacerse cargo" unos días pero hundió la empresa y bien, necesitamos de tu presencia o este negocio se viene abajo.
—Me importa muy poco la empresa sabes Nico...
—¡Harold! ¡es tu maldita empresa! Y tus padres no estarían conformes con que dejaras que se hunda más. No podrás vivir con una millonaria deuda, sólo tú puedes salvar este lugar.
—Tranquilízate, tienes razón. Salgo para allá.
—¿Dónde demonios estás? ¡Llevo días marcándote y hasta ahora te dignas a contestarme!
—Ya Nicolás, hablaremos en cuanto esté allá, hasta entonces.
Colgué con mi primo y empecé a hacer maletas, al fin y al cabo estaría ocupado y podría olvidarme de la discusión estúpida con Daphne, de todos modos ella me odiaba en estos momentos.
El avión a Madrid salió casi al anochecer, estaba conforme pues el viaje había valido la pena pues aunque sea unos momentos vi feliz a Daphne, adiós Londres.
Sólo esperaba que no hicieran que me enojara tan rápido sólo pisando suelo español.Al fin llegué y fui a casa a dejar parte de mi carga, sólo tomé lo indispensable y no cambié mi ropa de viaje. Nicolás dijo que era importante y entre más rápido mejor.
Cuando entré al edificio se sentía un ambiente tenso, sólo quería saber qué demonios había hecho Alessander.
—¡Hasta que llegas!— vaya manera de recibirme la de mi primo.
—Hola Nicolás.
—Tienes que venir ahora mismo a la oficina, andando.
—Vamos.
Fuimos a la oficina y prendí el ordenador, todo era un completo desastre, sabía muy poco de administración y por eso se me complicaba muchísimo saber qué rayos significaban todas esas líneas y números.
—Estamos en la quiebra total— dijo Nicolás aventando una carpeta a la altura de mis manos y yo la tomé. 《todo está hecho mierda》dije dentro de mí.
—Ya veré cómo arreglo esto— cerré la carpeta y me levanté de la silla, iba a hablar con mi madre al respecto, rogaba que aún se acordara de los roles de la empresa y todo eso.
Eran mis vacaciones, pero todo parecía indicar que me las pasaría metido en una oficina administrativa arreglando el jueguito de Alessander.Comprendí que el muy estúpido se metió en problemas legales por lavado de dinero, sólo quería encontrarlo y ahorcarlo por hacer tonterías de esa magnitud.
Llegué a la casa y fui a hablar con mamá.
— ¿Cómo fue posible que Alessander hiciera eso? — dice escandalizada.—tontamente lo dejaron entrar por ser mi hermano. ¡Es que es un idiota!
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Buscábamos lo mismo
RomanceCuando Daphne Collins comete un error, emprende una aventura que la lleva a parar hasta España. Pero su entrada a la ciudad no fue tan buena, pues ingresó a un hospital de Madrid después de ser agredida ella y otras personas. Ahí es donde conoce a H...