-Hola- saludé al encontrarme con el rostro de Daphne. Ella apenas me vio, intentó cerrar la puerta en mis narices. -Oye espera- exclamé interponiendo mi cuerpo en el espacio antes de cerrar la puerta.
- ¿Qué demonios quieres?- dijo enfadada.
-Arreglar las cosas- musité. -Además te recuerdo que Riley también es mi hija.
- ¡Genial! ¿no tienes otra excusa Harold Prescott? - gritó.
-Daphne por favor. Ya me he enterado de todo.
-Sí, sí. Sé distinguir dónde sobro ¿sabes?
-Tú no sobras en mi vida.
- ¡Hola! - escuché una vocesita detrás de Daphne, giré la vista y me encontré con una pequeñita de brillantes ojos verdes y con el cabello rubio medio que corría hacia mí. Me dio por inclinarme y extender mis brazos, ella venía decidida a abrazarme.
- ¡Un momento! - Daphne la detuvo del brazo y la cargó. - ¿Lo conoces siquiera? ¿Qué te he dicho de los desconocidos? - le escupió en seco a Riley.
-Daphne...- me puse de pie.
-Mamá- Riley la miró suplicante.
-Él es...
- ¿Papá? - sus ojitos tomaron un brillo peculiar.
-No- dijo al momento que yo dije "sí".
-Lo llamaste Harold Prescott- se excusó ella.
-Eh...- Daphne tartamudeó.
- ¡Maldita sea Daphne! - toda la paciencia que tenía acumulada se esfumó. -Por favor baja a la niña- puse dos dedos en el tabique de mi nariz y ella asintió aún molesta.
Al fin pude tomar a Riley entre mis brazos como no lo hacía hace muchísimo tiempo.
-Yo soy tu papá- jugué con su ondulado cabello.
- ¿De verdad? - gritó emocionada. - ¿Ya terminaste de salvar vidas? - miré a Daphne.
-Por hoy sí mi vida- le di un golpecito a su nariz.
- ¿Vivirás con nosotras? - volví a ver a Daphne.
-Él tiene que trabajar- respondió ella tajante. -vive lejos y no creo que pueda hacerlo.
-Pero yo quiero a papá conmigo- protestó la pequeña mientras me abrazaba.
-Riley- ella volteó a verme. -Tu madre y yo tenemos que arreglar unos problemas.- le digo con un tono cariñoso.
- ¿Ya no se quieren verdad? - hizo un pequeño puchero.
-No es eso mi vida- respondí tomando sus manitas. - ¿Quieres ir con el tío Ian y la tía Miranda? - sabía que ellos estaban ahí pues su auto estaba aparcado fuera.
-No- se cruzó de brazos. -Yo quiero estar contigo.
-Volveré, te lo prometo- alcancé la bolsa donde traía sus regalos. -Anda, vamos a jugar con Victoria- ella se emocionó.
-Anda cariño, Harold tiene razón- dijo Daphne cruzada de brazos.
La cargué y la llevé hasta donde estaban Ian y Miranda. Le comenté fugazmente a Miranda la situación a lo que ella aceptó gustosa.
Regresé con Daphne mientras pensaba cómo diría las cosas y con qué tono de voz.
La puerta de la sala permanecía abierta y ahí estaba ella sentada.
-Cierra la puerta por favor- escupió tajante.
-Necesitamos arreglar esto por el bien de Riley- obedecí a su petición y me senté frente a ella.
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Buscábamos lo mismo
RomanceCuando Daphne Collins comete un error, emprende una aventura que la lleva a parar hasta España. Pero su entrada a la ciudad no fue tan buena, pues ingresó a un hospital de Madrid después de ser agredida ella y otras personas. Ahí es donde conoce a H...