Me senté a su lado, aún conservaba ese feo tubo y seguía conectado a varios aparatos. Estaba esperando ansiosa el momento en que abriría los ojos otra vez.
El doctor Mendler entró en la habitación.—Señorita Collins— llamó mi atención. —No sé cómo hizo para no gritar e irse encima de Prescott cuando ya no dábamos esperanzas— sonrió, me había descubierto.
—Perdone por meterme así en un quirófano— digo un tanto avergonzada.
—No importa, me conmueve su cariño sincero hacia él.
—Haría cualquier locura por él— acaricié su frente. — ¿Qué le pasó?
—Al momento de abrir los ojos y volver, sufrió un infarto. Creímos que no saldría de eso pues su estado es crítico y peor con el infarto, pero vimos que fue valiente, peleó y sigue con usted.
—Gracias por todo doctor— se me escaparon lágrimas de alegría.
—No es nada, casos como estos no se ven diario— Sonreí y fui a darle un abrazo a ese doctor, estaría eternamente agradecida por su trabajo.
— ¿Cuánto tiempo estará así?
—Sólo serán horas, para eso Williams ya estará aquí.
—Oh dios... gracias otra vez doctor.
—De nada señorita.
El doctor salió dejándome sola con Harold.
— ¿Oíste? Ya casi despiertas... no puedo esperar pero tampoco hay que apresurarte. Te encanta hacerte el interesante— golpeo su nariz. —una vez que salgas de aquí todo va a mejorar ya verás. Quiero conocerte más y mucho mejor. Por el momento tómate el tiempo que necesites para reponerte.
Ian
Después de que ocurrió todo con Harold, no me contuve más y fui a una habitación de descanso para llorar.
Estaba conmocionado, me sentía triste y desesperado. No quería que nada le pasara a mi amigo y creí que me iban a mantener al margen de su situación, pero no fue así.
No es tan sencillo atender a alguien a quien consideras tu familia, porque eso era Harold para mí.
Pero todo esto me había dejado una huella muy grande y terrible.Suspiré y me sequé las lágrimas pues tenía otros pacientes que atender y no podía perder el tiempo aquí.
Caminé por el pasillo hasta encontrarme con una enfermera que siempre estaba conmigo cuando entraba a quirófano.
—doctor Williams, que bueno que lo encuentro. Le toca entrar a quirófano para una reconstrucción de cadera — me avisa.
—gracias, voy de inmediato— le dedico una sonrisa y dirijo mi paso hacia los vestidores.
Me pongo la pijama y mi gorro. Empiezo a caminar a paso lento hacia el quirófano mientras ataba mi gorro y pensaba una y otra vez en lo que había ocurrido con mi amigo horas atrás.
Me lavé y entré a la sala.
Tomé mi posición en la mesa y empecé con el primer corte.
— ¿y cómo está el doctor Prescott? — me pregunta un residente que estaría conmigo.
—estable — respondo en seco.
—fue épico verlo recibiendo descargas, por lo regular él las da y ahora le tocó recibirlas— ve a una enfermera y toma un tono un tanto burlón.
— ¿te parece gracioso?— le sostengo la mirada y él se pone serio. — ¿te parece gracioso que tu colega esté al borde de la muerte? ¿Crees que no hay gente aquí afuera que lo queremos? ¿Crees que es divertido recibir descargas para que tu corazón vuelva a latir y no te tengan que declarar? No, estás muy equivocado. Y si te gusta bromear sobre las desgracias ajenas, con la pena te tengo que decir que ser doctor no es precisamente tu vocación. Un médico tiene que sentir el dolor de su paciente en carne propia, y más si es una persona allegada a ti. ¿Crees que no afecta ver eso? ¿Ver cómo un día está bien, hablando contigo y al otro está en una cama de hospital esperando a vivir o morir? ¿Crees que no me afectó ser quien estuviera ahí para todo lo que necesitara?— mi voz se quiebra.
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Buscábamos lo mismo
RomanceCuando Daphne Collins comete un error, emprende una aventura que la lleva a parar hasta España. Pero su entrada a la ciudad no fue tan buena, pues ingresó a un hospital de Madrid después de ser agredida ella y otras personas. Ahí es donde conoce a H...